Desde que Andrés Manuel López Obrador inició su campaña a la presidencia 2018-2025, lanzó su propuesta de la construcción de una refinería en Tabasco.
Sin embargo, no tomó en cuenta que primero debía hacer una investigación completa para verificar cuál sería el impacto ambiental de la refinería dentro de la zona y continuó con su planeación.
Por ello, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) multó con 13 millones 900 mil pesos a la empresa SCCA por la deforestación en el predio, y a pesar de ello AMLO dijo que esa obra seguirá adelante porque se requiere alcanzar su compromiso de dejar de importar gasolina del extranjero.
De acuerdo con un análisis de Reuters, la biodiversidad que permanece en este lugar podría complicar el proyecto.
La agencia explica que la construcción de una refinería en tiempo récord en tierras en las que hace poco había manglares, gatos salvajes y boas constrictoras obstaculizan el proyecto.
Cabe mencionar que el regulador ambiental de la industria petrolera, la ASEA, dictaminó recientemente que el contratista que deforestó el predio no tenía los permisos adecuados para hacerlo.
Los permisos, podrían retrasar el proyecto de la refinería por meses o incluso años, justo cuando el gobierno está tratando de aumentar la producción de petróleo, modernizar seis refinerías de Pemex.
Según Gustavo Alanis, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), un importante organización de defensa del ambiente, aseguró que Pemex se meterá en problemas legales si sigue actuando apresuradamente con la refinería de Dos Bocas.
“Si avanzan rápido sin contemplar las leyes que tienen que cumplir, ellos se van a convertir en su propio enemigo”, dijo.
Según la misma agencia, el gobierno ha dicho que planea licitar la construcción de la refinería de 8 mil millones de dólares en marzo y terminarla en tres años.
Especies en peligro
Desde 1970, Pemex se estableció en la localidad de Paraíso con el objetivo de establecer un puerto petrolero debido al hallazgo del inmenso yacimiento Cantarell en el Golfo de México.
En esa época el lugar estaba rodeado de ranchos productores de coco y cítricos que fueron expropiados para construir el puerto.
Pero Pemex no utilizó el predio y los habitantes ocuparon el lugar para seguir con su cosecha. Años después, la zona fue abandonada y la vegetación creció y empezó a regresar la fauna.
Entre ellos se encontraban varios tipos chorlos, garzas y una de halcón, así como un par de especies de iguanas y culebras clasificadas como amenazadas, además del chorlo chiflador en peligro de extinción.
Según ASEA, en el lugar donde se construiría la refinería se hallaron huellas del yaguarundí, una especie de puma, junto con varias aves.
Tanta era la vida silvestre que algunos funcionarios dijeron que es necesario que la zona se declarara como reserva privada. Sin embargo, con el tiempo esto ha cambiado: Un estudio realizado por un instituto gubernamental hace varios años concluyó que Paraíso era un lugar de riesgo para una refinería debido a la biodiversidad que alberga.
En diciembre AMLO visitó el lugar para anunciar la construcción de la refinería, y poco a poco el terreno fue invadido por maquinaria pesada e incluso habían reemplazado a la espesa alfombra de árboles que cubría el terreno.
Días después, la vegetación fue removida, fueron identificadas en el terreno cuatro especies amenazadas o protegidas, incluyendo un tipo de puercoespín, una boa constrictor y una iguana rara.
En Paraíso, pescadores de ostión temen que la refinería empeore las condiciones de la laguna de Mecoacán, apenas a unos pocos kilómetros de distancia y que ha sido su medio de subsistencia por generaciones.
“Lo que nosotros queremos es que la laguna no se dañe”, dijo Manuel de la Cruz, líder de una federación pesquera en Paraíso y quien pesca desde que tenía ocho años de edad. El pescador dijo que entregó un documento a AMLO cuando visitó Paraíso en diciembre diciéndole que los pescadores ya no quieren seguir recibiendo “migajas” del gobierno.