Cuando una empresa en México busca mejorar su imagen, o simplemente demostrar mejores prácticas, lo más probable es que recurra al Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) que otorga el distintivo Empresa Socialmente Responsable (ESR).
Sin embargo, diversos especialistas consideran que a este distintivo le hace falta una metodología más rigurosa y mecanismos de evaluación menos discrecionales, así como una presencia más enfática cuando surgen temas de corrupción, falta de ética y malas prácticas entre compañías que tienen el reconocimiento.
Actualmente para tener el distintivo, solo se necesita una autoevaluación, el pago de una cuota anual y otro tipo de “aportaciones”.
“La responsabilidad social empresarial no debe ser algo abstracto, sino que tienen que haber parámetros en los que a través de los códigos de ética se gestione la compañía. Estos debieran ser medibles para saber de qué manera opera la compañía al momento de conseguir sus objetivos”, dijo Klaus Gérman Phinder, director general de la consultora Acción Social Empresarial (ACCSE).
Sin embargo, a pesar de tomar en cuenta normas internacionales y nacionales de trabajo, medio ambiente y derechos humanos, los criterios de evaluación que aplica el Cemefi a las empresas se limitan al conocimiento de las políticas que tiene, más allá de sus acciones.
Es así que existen empresas como Walmart, que durante 12 años ha portado el distintivo que otorga el organismo a las firmas socialmente responsables, aunque recientemente está siendo investigada por un caso de soborno. Vale señalar que luego de darse a conocer este caso hace unas semanas, el Cemefi tardó varios días en dar una postura.
Comparativo global
Los cuestionamientos hacia el rigor del organismo al momento de evaluar la entrega del distintivo se acentúan cuando se compara su diagnóstico con lineamientos internacionales, como el denominado GRI.
“El Global Reporting Iniciative (GRI) es el más reconocido de los estándares internacionales en materia de responsabilidad social, y aunque el propio Cemefi lo cita como referente en sus cuestionarios de autoevaluación, sus preguntas cerradas hacen del ESR un resultado subjetivo”, señala Mauricio González Lara, autor del libro Responsabiliad Social Empresarial.
En este sentido, al comprar los cuestionarios que se aplican en ambas iniciativas, Excélsior constató que mientras el Cemefi en su reactivo número 13, sobre las estrategias de la compañía, pregunta: “¿La empresa identifica y monitorea los temas sociales, éticos y ambientales relevantes para sus operaciones y reputación y determina objetivos específicos?”; el GRI, en su apartado 1.1, cuestiona: “Panorama de los principales desafíos y metas de la organización para el próximo año y objetivos para los siguientes 3-5 años.”
“En cuestiones de responsabilidad social empresarial en México, aún estamos en pañales”, dijo en entrevista Milagros Aguilar, catedrática de la Universidad Panamericana.
Estas evidencias, coinciden especialistas, hacen notar la necesidad de establecer parámetros más rigurosos en el otorgamiento del ESR y dar seguimiento a las empresas.
Malas preguntas
Si bien es cierto que es difícil medir que tan socialmente responsable es una empresa, especialistas en la materia señalan que las preguntas cerradas que establece el Cemefi en el diagnóstico para obtener el distintivo ESR, derivan en una auditoría propia que se limita a la revisión del código de ética y a las políticas de las compañías.
“Debiera mediar una auditoría que no nada más atienda lo que les está diciendo la empresa en su autoevaluación, porque ahí todos son buenos. Se trata de conocer el verdadero actuar de la compañía, qué es lo que aporta y cómo se maneja”, resaltó Leopoldo Díaz Toledo, especialista en ESR de la Universidad La Salle.
Dijo que si las preguntas fueran más abiertas, como las del Global Reporting Iniciative, el espectro para evaluar a una firma sería más amplio.
Castigos severos
Hay casos de lavado de dinero, sobornos o problemas de fraude al interior de varias compañías que ostentan este distintivo, que a veces son castigadas económicamente. La sanción correspondió a una violación de la ley y no a la falta de ética de la empresa.
“Las sanciones deben ser ejemplares si se pretende que las corporaciones puedan conservar credibilidad frente a los consumidores”, agregó González Lara.
Lados B del organismo
Fuentes cercanas a empresas que han conseguido el distintivo ESR, por parte de la Cemefi, revelaron a Excélsior que las compañías que contratan a consultoras certificadas por el organismo para resolver su autoevaluación, consiguen su un mejor puntaje o su “premio”, poniendo en desventaja a las firmas con menos recursos.
Asimismo, refirieron que para poder acceder a las herramientas que les permitan adoptar una mejor gestión empresarial responsable, deben primero haberse inscrito al Cemefi a través de una cuota anual y haber tomado los cursos que brinda el organismo.
Por otra parte, se quejaron de que una vez que obtuvieron el ESR, el propio concepto de la responsabilidad social empresarial se desvirtúa desde el interior del organismo, cuando algunos funcionarios solicitan “cooperar” de forma extraordinaria y a título personal con regalías vinculadas a productos o servicios que ofrecen las empresas.
“Se incurren en prácticas poco éticas con exigencias personales de algunos de sus miembros”, señalaron.
En este sentido, Daniel Aguiñaga, socio de Gobierno Corporativo y líder de la práctica de Sustentabilidad de Deloitte, señaló que para evitar que las empresas caigan en prácticas poco éticas, es necesario reforzar la inclusión de mecanismos que promuevan la transparencia, tanto al interior como al exterior, a través de auditorías externas.
Agregó que para profesionalizar la responsabilidad social en México, deben crearse más organismos en la materia, que den competencia al Centro Mexicano para la Filantropía, para que existan opciones al distintivo ESR.
Fuente: dineroenimagen.com
Por: Carolina Reyes
Publicada: 03 de Septiembre
[…] Recientemente el periódico Excélsior ha publicado un par de notas respecto del Distintivo ESR, la primera intitulada “El doble Discurso de las Empresas” y la segunda, “Certificado In-creíble”. […]
Primero deseo externar mi decepción porque siempre había admirado a los medios impresos por sus estrictos controles de estilo y redacción; en este artículo encuentro muchos errores ortográficos.
Segundo, creo que las citas de los «entrevistados» son retomadas y acomodadas estratégicamente en el artículo sin que las preguntas se hayan hecho en el contexto en el que ahora se enmarca este escrito como producto final. Ojalá la autora pueda disipar esta duda.
Tercero, se sataniza al CEMEFI por los errores que las empresas están cometiendo bajo la bandera ESR. No es discutible que éstas deban renunciar a dicha distinción, porque si al menos existiera un granito de dignidad, lo harían por propia cuenta. El CEMEFI es un organismo que fomenta la RSE y no así la que hace cumplir las leyes, para eso están las autoridades.
Finalmente, me atrevo a sugerir que para escribir sobre temas que impliquen una especialización y dominio avanzado de conceptos como lo es la Responsabilidad Social Corporativa, habrá que estudiar y empaparse al menos de las bases teóricas y no hacer un «collage» de comentarios de verdaderos expertos.
Creo que ya ha llegado el momento que en México nos ocupemos de tener una norma certificable por tercera parte, como se hace en otros países, es increíble que las empresas que necesitan certificarse como requerimiento de sus clientes, tengan qué hacerlo con normas extranjeras, porque nosotros no hemos querido «limitar» a las empresas que ya tienen un distintivo y que bajo el pretexto de barreras al comercio, han obstaculizado que el IMNC publique una norma voluntaria, auditable y homologada con los lineamientos del ISO26000, como ya lo hicieron España, Francia, Suiza, por decir algunos.