Han pasado casi 70 años desde que las mujeres en nuestro país lograron conseguir ser parte activa de la política, y aunque algunas han ocupado cargos importantes y han tenido destacadas carreras dentro de los gabinetes gubernamentales, hasta el momento ninguna ha conseguido ser presidenta en México.
Este tema se ha avivado con las recientes declaraciones de la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien durante una visita de apoyo al candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas, ha vuelto a asegurar que el país está listo para ser dirigido por una mujer.
Pero… ¿cuál es el verdadero panorama de las mujeres en México? Y sobre todo: ¿Está el país lo suficientemente avanzado en inclusión como para tener una mujer presidenta?
La situación de la mujer en nuestro país
De acuerdo con un artículo de Forbes, México se ha colocado como uno de los peores países para ser mujer, esto se debe a los altos índices de violencia, inseguridad e inequidad de género, el país cayó al puesto 60 de 80 en el ranking de los Mejores países para ser mujer del US News & World Report de 2019.
Esto significa que países como Kazakhstan (#59), Turquía (#52), Israel (#43) y Arabia Saudita (#41) superan a México en cuestiones como derechos humanos, igualdad de género, igualdad de ingresos, progreso y seguridad.
Por si fuera poco, la violencia de género ha sido uno de los protagonistas en nuestro país, y en 2021 sumó 3 mil 462 mujeres asesinadas de enero a noviembre; de esa cifra, un total de 992 mexicanas fueron víctimas de feminicidio.
Además, de acuerdo con el reporte 2021 de Diversidad de género en Consejo de Administración en México, que realizó 50/50 Women on Board, la participación de las mujeres avanzó solo 1.1 puntos porcentuales en 2020, pasando de 8.7% a 9.6%
Estas cifras dibujan un panorama sobre la situación de la mujer en un país en donde únicamente han existido seis candidatas a presidenta en México:
- Rosario Ibarra de Piedra (1982 y 1988).
- Cecilia Soto y Marcela Lombardo (1994).
- Patricia Mercado (2006).
- Josefina Vázquez Mota (2012).
- Margarita Zavala (2018).
Ninguna de ellas logró acceder al puesto, lo cual no es del todo una sorpresa, ya que la misoginia —aversión a las mujeres o falta de confianza en ellas— continúa permeando en nuestro país, así como la carencia de oportunidades para ellas.
¿En dónde están las mujeres al poder?
Cabe señalar que la exclusión de las mujeres presidentas no es un cuestión particular de México —incluso las grandes potencias como Estados Unidos nunca han tenido una líder— y como lo indica la Organización de las Naciones Unidas (ONU):
Solo un 6% de países tienen a una mujer como jefe de Estado y apenas un 7% presidiendo un Gobierno En total, de 193 países, solo 22 mujeres ocupan una de esas dos funciones, dos más que el año pasado.
ONU.
Por regiones, Europa, especialmente la del norte, es la que más mujeres tiene en altos cargos en todo el mundo. En cuanto a los Parlamentos, la mayor representación parlamentaria femenina global corresponde a Nicaragua. Ante ello, Martin Chungong, Secretario General de la Unión afirma:
Depende de todos nosotros, tanto hombres como mujeres, continuar presionando para lograr una mayor representación de las mujeres en la política. Tenemos las herramientas para lograr que suceda. Lo que necesitamos ahora es voluntad política.
Martin Chungong, Secretario General de la Unión.
Aún con esta baja frecuencia del poder de las mujeres, ellas han demostrado ser grandes mandatarias, con más resiliencia, empatía y firmeza para afrontar los retos inesperados, como la reciente pandemia por COVID-19. Además de enfocar sus agendas principalmente en la resolución de problemas sociales, medioambientales, de educación y de trabajo.
Las mujeres líderes han tenido una particular disciplina, sensibilidad y capacidad de respuesta frente a esta pandemia, y por ello, han podido desarrollar mejores políticas para ahora y para el futuro.
Gabriela Cuevas, diputada federal mexicana y actual presidenta de la Unión Interparlamentaria.
Esta muestra de capacidad de dirección y de preparación deja claro que las mujeres tienen las condiciones para ejecutar estrategias gubernamentales de éxito y de ser grandes administradores y gestoras públicas; sin embargo, en el ámbito político también se encuentran estrategias particulares de las mujeres en el poder.
Hablemos de mujerismo…
Si bien es un hecho que mandatarias en Europa como: Ana Brnabić en Serbia; Ingrida Šimonytė en Lituania; Kaja Kallas en Estonia; y en América: Mia Mottley en Barbados y Castro en Honduras han buscado desempeñar uno de los mejores papeles en cuanto a sus cargos, la realidad es que de acuerdo con expertos, en esta búsqueda del poder también se podría caer en el «Mujerismo».
Esta teoría es una forma de definir el papel de las mujeres en la sociedad, pero desde el punto de vista de los hombre, y su definición como tal es creer que las mujeres son mejor que los hombres sólo por una razón de género:
«Es una postura donde se presume que las condiciones naturales, como el ser madre o tener un parto las hace más fuertes o mejores», explica a BBC Mundo Argentina Casanova, fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género de Campeche.
En ello ha hecho hincapié Marta Lamas, antropóloga mexicana y catedrática de ciencia política del Instituto Tecnológico Autónomo de México y profesora/investigadora de la UNAM. De acuerdo con ella, en cuestiones políticas, las mujeres candidatas suelen apelar al mujerismo para que ellas tomen ventajas en su estrategia de llegar al poder.
Para ejemplificar este caso, Lamas toma de referente la estrategia que tomó Margarita Zavala, candidata en 2018. En su discurso durante la campaña afirmó: «Tendré el mejor proyecto en favor de las mujeres”, se designó como la «única» alternativa que «estará a su lado», y abusó de la fórmula: «Mujer, yo como tú…»
Según Lamas, cuando una política usa esa mensaje se asume como representante de todas las mujeres; de clases sociales, condiciones étnicas, orientación sexual, edad e ideologías muy distintas. Y eso es un error.
Ante ello, hay que tomar en cuenta que el feminismo y mujerismo son dos cosas muy diferentes:
Mientras que el feminismo plantea que la diferencia sexual no debería traducirse en desigualdad —económica, política o social—, el mujerismo cree que todas las mujeres tienen una esencia inherente que las hace más buenas, más solidarias, menos corruptas.
Marta Lamas, antropóloga mexicana y catedrática de ciencia política del Instituto Tecnológico Autónomo de México y profesora/investigadora de la UNAM.
Ante ello, Lamas comparte que aunque hay que luchar para que cada vez haya más mujeres en los espacios de toma de decisión, es importante combatir el mujerismo en la política: la creencia de que solo por ser mujer una política es mejor alternativa que los hombres.
Por ende, ¿está México avanzado en inclusión como para tener una mujer presidenta?
Lejos… muy lejos de la igualdad de género e inclusión
Hasta el momento, la cruda realidad —independientemente de temas políticos— la realidad es que ningún país en el mundo ha alcanzado la igualdad de género y México no es la excepción.
Como se afirma en el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, la desigualdad de género es un factor que obstaculiza el desarrollo humano; por ejemplo, los países con altos niveles de desigualdad entre mujeres y hombres también se caracterizan por tener bajos índices de desarrollo humano. Y viceversa: cuanto más alto es el nivel de igualdad de género mayor es el PIB per cápita.
De hecho, la emergencia sanitaria impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral, lo que también sucedió en el resto del mundo. Ante ello, António Guterres, Secretario general de las Organización de las Naciones Unidas, comparte:
El progreso hacia la igualdad de poder y de derechos para las mujeres sigue siendo difícil de alcanzar. Ningún país ha logrado la igualdad de género y la crisis de COVID-19 amenaza con erosionar los limitados logros que se han logrado.
António Guterres, Secretario general de las Organización de las Naciones Unidas.
Si bien esta situación es global, la realidad es que también genera impactos en la vida política de las mujeres, quienes hasta el momento no han logrado avanzar en igualdad, por lo que difícilmente tendrán las oportunidades para desempeñarse como mandatarias de un país, sobre todo en uno como en nuestro, en donde en temas de inclusión aún queda mucho por hacer.
Yo estoy convencido de que NO necesitamos que México esté avanzado en inclusión como para poder tener una mujer presidenta. Es al revés, necesitamos una mujer presidenta para acelerar el proceso de inclusión en México.