A un año de las presidenciales, la Administración de Barack Obama se ha visto salpicada por dos escándalos ambientales que podrían perjudicar la imagen del Mandatario.
En primera instancia está el caso Solyndra, fabricante de equipos para aprovechar la energía solar al que el Departamento de Energía concedió un préstamo de 535 millones de dólares y ahora se encuentra en bancarrota.
El mes pasado se difundieron documentos oficiales que revelan presiones del Gobierno para la concesión de ese crédito a pesar de que expertos recomendaron no hacerlo.
Ayer, además, se conoció que un asesor de alto nivel de Obama aconsejó a éste suspender la visita que hizo en 2010 a la sede de Solyndra, ante un posible colapso financiero de la compañía.
Por otro lado, está el caso de TransCanada, compañía que construye un oleoducto entre Estados Unidos y Canadá. E-mails difundidos ayer revelan que poco antes de que la empresa fuera elegida para desarrollar el proyecto, cabilderos pagados por ésta mantenían una estrecha relación con el Departamento de Estado.
Según ecologistas, esto evidencia «complicidad» entre TransCanada y los encargados de evaluar el impacto ambiental del oleoducto.
Fuente: Reforma, Internacional, p. 17.
Publicada: 4 de octubre de 2011.
