Él jamás imaginó ser el primero de 27 jóvenes inmigrantes latinos indocumentados, adoptados por Fabián Arias para que vivieran legalmente en Estados Unidos.
Era el año 2007 y Hermes, un joven gay de 17 años frecuentaba la iglesia luterana en Nueva York, le preguntó un día a Fabián Arias, un cura argentino de la iglesia: ¡No quiere ser mi guardián?, a lo que Arias, respondió con un “sí, claro”.
Después de que mataran a su hermano, por ser homosexual, igual que él, el joven había emigrado de México sin papeles para vivir en Estados Unidos.
Para que pudiera regularizar esta situación, él estaba consciente de que alguien debería asumir su tutela legal para poder vivir en EE.UU.
Así que Arias, de 53 años ayudó a Hermes y a otros 27 jóvenes más para poder vivir en ese país con papeles legales.
«El tema es ayudarlos con sus papeles, porque vienen a trabajar y ayudar a sus familias», afirma Arias a BBC.
Fabián, el cura, se involucró en la iglesia luterana de San Pedro en 2001, tras trabajar como docente de filosofía en colegios católicos de Buenos Aires y viajar a EE.UU. en un año sabático.
Un obispo le propuso ordenarlo como sacerdote, obtuvo una visa como religioso, la residencia y el año pasado se convirtió en ciudadano estadounidense.
En su iglesia, se reúne con grupos religiosos de Estados Unidos, organizados contra las deportaciones de los inmigrantes.
Ese lugar, es parte del Nuevo Movimiento Santuario y abre sus puertas sin discriminación por raza, idioma género u orientación sexual.
«Fabián Arias se hizo mi guardián, se hizo cargo de mí, es como mi papá», dice Michael, un joven ecuatoriano de 20 años que integra ese grupo. «Yo le digo papá, porque es como mi papá que no tuve».
Tutela legal de los jóvenes
Cada joven que fue adoptado cuenta con papeles legales de Estados Unidos y de acuerdo con BBC, les ha permitido aprovechar, por ejemplo, una ventana legal que EE.UU. que abrió en el pasado para conceder estatus de inmigrante especial juvenil a extranjeros menores de 21 años que sufrieron de abuso, abandono o negligencia.
Michael llegó en 2014, con visa de turista, dijo que tenía problemas familiares debido a que tenía una fuerte depresión, cuando entró en contacto con la iglesia de Fabián, pudo obtener su tutela ante un tribunal y actualmente una corte está por autorizar sus papeles para la obtención de la residencia.
Arias ha dicho que la obtención de la tutela no es fácil, pero que si el tribunal de la familia lo concede, el menor queda encaminado para solicitar la visa juvenil o el asilo.
«Para los jueces hay un cupo (de tutelas por adulto) en el sentido de que yo no puedo tener seis chicos viviendo en casa. ¿Cómo los cuido?», dice. «Pero en la práctica los chicos viven solos».
La mayoría de los jóvenes que ayudó en los últimos diez años ya son mayores de 21, por lo que ya no tiene su tutela pero ahora ya son residentes o ciudadanos de Estados Unidos. Algunos ya se casaron y hasta tienen hijos.
Por su parte, Arias niega que los jóvenes que ampara estén obligados a ser parte de su iglesia, aunque muchos terminan siéndolo.
