No consumir alimentos procesados y no tener adicciones resulta en que en las urbanas la mortalidad por cáncer mamario sea de 30%, y en indígenas de entre 5 y 10%.
Un estudio del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) evidencia que, gracias a su estilo de vida, las mujeres que viven en zonas indígenas registran pocos casos de cáncer de mama.
“Los estilos de vida sanos, en especial en el contexto de la alimentación y las adicciones, constituyen una diferencia muy importante entre el desarrollo o no de enfermedades tan severas como el cáncer de mama”, explicó la investigadora Ruth De Celis Carrillo.
La especialista del IMSS en Jalisco reiteró que lo anterior se evidencia principalmente entre mujeres de comunidades indígenas, según revela el estudio en mención.
Señaló que en el país existen varios estudios al respecto, a los que se suman diversos escrutinios realizados en el propio CIBO.
Añadió que se ha encontrado que el hecho de no consumir alimentos procesados y no tener adicciones como tabaquismo y alcoholismo guardan una relación muy estrecha en pobres o nulos índices de cáncer de mama en mujeres de comunidades indígenas.
La investigadora destacó que mientras que en zonas urbanas la mortalidad por cáncer mamario es del 30%, en las áreas indígenas el porcentaje apenas alcanza entre un cinco y un 10 por ciento.
“Es aquí donde se establece la relación causa-efecto en torno a los estilos de vida en el desarrollo de enfermedades como la ya mencionada y otras más”, indicó.
Detalló que por un lado están los usos y costumbres de dichas comunidades que, entre otras cosas, los llevan a consumir productos que ellos mismos recolectan, pero por otro lado está el aspecto económico.
“No tienen dinero para comprar cigarros o alcohol” de ahí que estas adicciones tengan índices muy bajos entre ellos y los que sí fuman o toman, es porque viven muy cerca a localidades urbanas, acotó.
En cuanto a la alimentación, afirmó que lo que consumen en las zonas indígenas es más natural, es decir, carente de procesos químicos e igual se remite al factor económico.
“Por falta de dinero no usan pesticidas u otros agroquímicos”, reduciendo así el riesgo a presentar alguna forma de cáncer, incluido el mamario, puntualizó.
Expuso que otro punto importante en el ámbito de la alimentación es la inclusión de alimentos para los que “como mexicanos no estamos diseñados” y mencionó en particular el trigo, “hay mejores cereales como la avena, el centeno o el amaranto; como mexicanos genéticamente tenemos mejor absorción de éstos”.
Añadió que con estos hallazgos en la población indígena es evidente que procurando una alimentación menos procesada y evitando en contraparte las adicciones es mucho lo que puede hacerse en materia preventiva en el terreno de afecciones crónicas como las aquí mencionadas.
Fuente: Mundo Ejecutivo Express