El cambio climático es un fenómeno global que afecta a todas las personas, pero sus consecuencias no se distribuyen de manera equitativa. Algunas comunidades y regiones son más vulnerables y están expuestas a un mayor riesgo debido al cambio climático, mientras que otras pueden tener recursos y capacidades para mitigar sus impactos, según Sustainable Brands (SB).
En este contexto, resulta fundamental abordar efectivamente el cambio climático y lograr un cambio real y sostenible, que las empresas consideren las desigualdades existentes en sus estrategias de sostenibilidad y no exacerben la injusticia social y económica de las naciones en desarrollo.
¿Qué es una estrategia de sustentabilidad?
Por estrategia de sustentabilidad se entiende un enfoque planificado y sistemático adoptado por una organización para integrar los factores ambientales, sociales y económicos en todas sus operaciones y decisiones comerciales.
Dicho de otra forma, la estrategia de sostenibilidad brinda una hoja de ruta para el desarrollo sostenible al ayudar a las empresas a tener un impacto positivo y duradero en la economía, la sociedad y el medio ambiente, pero que también garantice la resiliencia empresarial y el éxito comercial a largo plazo.
Sin embargo, para un desarrollo sostenible genuino, que garantice la construcción de sociedades justas e igualitarias, las empresas deben considerar y tener en cuenta las desigualdades existentes y garantizar que sus estrategias no contribuyan a exacerbar estas disparidades.
Abordar la desigualdad: Un imperativo empresarial
A medida que la realidad y el desafío de la desigualdad se vuelven más evidentes y difíciles de ignorar, las empresas están reconociendo el riesgo urgente y sistémico que esto representa. La desigualdad no solo tiene implicaciones sociales y políticas, sino que también afecta negativamente a los negocios.
El informe lanzado por la Comisión Empresarial para Abordar la Desigualdad (BCTI), en el cual participaron más de 30 corporaciones importantes, destaca cómo el aumento de la desigualdad contribuye a diversos problemas que impactan a las empresas. Algunos incluyen:
- Un entorno operativo comercial cada vez más volátil: La desigualdad puede generar tensiones sociales y políticas que se traducen en una mayor inestabilidad y volatilidad en los mercados. Esto puede dificultar la planificación y ejecución de las operaciones comerciales de las empresas.
- Inseguridad en la cadena de suministro: La desigualdad puede dar lugar a tensiones sociales y económicas que afectan la estabilidad de las cadenas de suministro. Esto puede generar incertidumbre y riesgos para las empresas en términos de disponibilidad de materias primas, costos y relaciones con los proveedores.
- Erosión de la productividad y la innovación: La desigualdad puede limitar el acceso a oportunidades educativas y de desarrollo, lo que a su vez reduce la capacidad de las personas para contribuir al crecimiento económico y a la innovación. Esto puede afectar negativamente la productividad y la capacidad de las empresas para mantenerse competitivas.
- Riesgos regulatorios y de cumplimiento: La creciente desigualdad puede generar tensiones sociales que se traducen en un aumento de la demanda de regulaciones y políticas para abordar la desigualdad. Estos cambios regulatorios pueden tener implicaciones significativas para las empresas, como cambios en los impuestos, leyes laborales y regulaciones medioambientales.
- Riesgo reputacional: La desigualdad creciente es un tema cada vez más importante para los consumidores, inversores y la sociedad en general. Las empresas que no aborden de manera adecuada la desigualdad corren el riesgo de enfrentar daños a su reputación y pérdida de confianza por parte de los clientes y otras partes interesadas.
Desigualdad y cambio climático
No es sorprendente entonces que el desempeño corporativo en asuntos relacionados con la desigualdad se reconozca cada vez más como una prioridad para los inversionistas, ya que crea un ‘riesgo sistémico’ para toda su cartera.
Ante esta situación, se está desarrollando un nuevo marco para la divulgación de información financiera sobre los riesgos sociales y relacionados con la desigualdad, similar a los marcos TCFD y TNFD para el clima y la naturaleza.
El objetivo de este marco es establecer pautas y estándares para que las empresas informen de manera transparente y coherente sobre cómo abordan estos riesgos en sus operaciones y estrategias. Este enfoque holístico del impacto es clave para reducir las desigualdades y crear un cambio sostenible significativo.
Desigualdad y cambio climático: 2 caras de la misma moneda
Además del costo comercial y económico y las vastas consecuencias humanitarias, la desigualdad también socava la capacidad del mundo para abordar amenazas globales existenciales como el cambio climático.
A medida que los países ricos subcontratan industrias y mano de obra a las naciones en desarrollo, las emisiones aumentan, ya que estas naciones generalmente no han regulado sus industrias a través de políticas climáticas globales o no se han modernizado para volverse más sostenibles.
Además, la pobreza en los países en desarrollo a menudo obliga a las comunidades a ejercer más presión sobre el medio ambiente, lo que puede conducir a prácticas agrícolas insostenibles, deforestación y sobreexplotación de los recursos naturales.
Entonces, la desigualdad empeora el cambio climático, que al mismo tiempo alimenta la desigualdad. Por ejemplo, los países más pobres carecen de los recursos para recuperarse de los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático. Del mismo modo, el acceso a recursos como agua potable, alimentos y vivienda adecuada se reduce a medida que empeora el clima, lo que exacerba aún más la inseguridad y la desigualdad.
Sustentabilidad no debe exacerbar desigualdades
Muchas comunidades perderán más que otras, lo que agravará las desigualdades sociales y sistémicas profundamente arraigadas. A pesar de esto, son estas mismas personas las que sentirán los efectos del cambio climático de manera más aguda y a menudo quedan fuera de la conversación cuando se trata de soluciones comerciales.
Esta peligrosa discrepancia puede limitar las perspectivas sobre el tema climático y el éxito y la relevancia de las soluciones propuestas. Es crucial que abordemos las necesidades de los más afectados por el cambio climático e incorporemos sus voces y conocimientos en la toma de decisiones.
Pero deberían serlo. La consideración de sus desafíos y puntos de vista no solo es justa, sino que también puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso cuando se trata de establecer prioridades de sostenibilidad a corto y largo plazo.
El camino a seguir
El cambio climático afecta a todos, pero de formas muy desiguales. Para abordar esto e impulsar un cambio real y sostenible, las empresas deben asegurarse de que sus estrategias de sostenibilidad no exacerben aún más las desigualdades existentes.
Esto no sucederá de la noche a la mañana, pero comienza con una mayor comprensión de quiénes son los titulares de derechos y las partes interesadas afectadas, y cómo podría afectarles la contribución de su empresa al cambio climático.
En el contexto empresarial, la sustentabilidad no debe exacerbar desigualdades y por ello las empresas deben evaluar y divulgar tanto los riesgos sociales como los relacionados con la desigualdad que pueden afectar su desempeño financiero, así como los impactos que sus operaciones y decisiones pueden tener en la sociedad y las desigualdades existentes. Este enfoque holístico del impacto será clave para reducir las desigualdades y crear un cambio sostenible significativo.