La Secundaria Técnica 120 obtuvo un premio internacional con el cual producirán gas metano y energía eléctrica con la luz del sol
Aún no cumplen 15 años pero ya transformaron su escuela. De hecho, a toda su comunidad. El trabajo y persistencia de nueve estudiantes le dieron a la Secundaria Técnica 120 el título de la escuela más sustentable de América y, con ello, un premio internacional de 100 mil dólares con los que pondrán en marcha la generación de energía eléctrica con luz solar, así como la producción de gas metano.
Con una parte de ese dinero, en julio próximo el plantel de la comunidad Guarda Parres, ubicado dentro de la Ciudad de México, pero a 15 minutos del estado de Morelos, estrenará 64 celdas fotovoltaicas para generar energía eléctrica. Instalará lámparas ahorradoras de luz, colocará tazas de baño ecológicas y ampliará el sistema de captación de agua de lluvia con un almacenamiento superior a los 200 mil litros.
De ser una escuela que enfrentaba la ausencia de sus alumnos por la falta de agua para los sanitarios durante la época de estiaje, hoy el proyecto de esos nueve estudiantes para aprovechar el agua de lluvia, y que nació en 2011, ha convertido a esa secundaria en un ejemplo que ahora se replica en el centro de salud, en la escuela primaria y en el plantel de preescolar de la misma comunidad.
En enero de 2013, los nueve estudiantes de esa secundaria recibieron la sorpresa de ser los ganadores del concurso internacional Sayed Future Energy Prize, organizado por el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Sheikh Zayed bin Sultan al Nahyan, en el que escuelas de cuatro continentes del mundo presentaron propuestas para enfrentar los retos del cambio climático y ofrecer alternativas de desarrollo con prácticas sustentables en sus planteles.
Los alumnos de la secundaria 120 se inscribieron al concurso, en el que demostraron la transformación que logró el plantel con el sistema de almacenamiento de agua de lluvia y presentaron dos propuestas sustentables, aprovechando los recursos de su propia comunidad: generar energía eléctrica con la luz del sol y usar el excremento de los animales de la localidad para producir biogás.
La secundaria mexicana pasó las cuatro etapas en las que participaron 88 países y en la fase final le ganó a una universidad de Nueva York, obteniendo el triunfo para el continente americano.
Ese premio internacional le permitirá en este 2013 a la Secundaria Técnica 120 contar con una inversión de 100 mil dólares (alrededor de un millón 300 mil pesos mexicanos) para hacer realidad dos proyectos, de los cuales, el de generación de energía eléctrica con la luz del sol empezará a funcionar en julio.
“Estamos buscando una empresa que tenga el conocimiento, experiencia y que ofrezca la asesoría gratuita para la instalación de las celdas fotovoltaicas, para que los alumnos sepan cómo darles mantenimiento”, explicó el director de la escuela, Alfredo Téllez Alvarado.
El proyecto contempla la instalación de 64 paneles solares con un tamaño de un metro de largo por 30 centímetros de ancho, los cuales serán colocados en la azotea de la oficina central del plantel y generarán un promedio de 30 kilowatts por hora, cantidad que será enviada a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa que distribuye ese servicio en todo el país.
De ese modo, la aportación sustentable de la secundaria 120 contribuirá con la empresa mexicana que ofrece la energía eléctrica en el territorio nacional.
“Estamos buscando proteger el medio ambiente y justamente estos paneles fotovoltaicos van a estar interconectados a la CFE, ya que el uso de pilas genera mayor contaminación, además de que requieren mayor mantenimiento y con el tiempo generaría un gasto muy alto, y por eso decidimos interconectarnos a la Comisión Federal de Electricidad, porque si queremos ser sustentable, hay que adecuar opciones que mantengan ese principio”, puntualizó el director del plantel.
Por su parte, el ingeniero Félix Enrique Maldonado Gámez, director de los proyectos ganadores del concurso Zayed de la Secundaria Técnica 120, destacó que esos trabajos son un claro ejemplo de que la labor en equipo, entre profesores, papás y alumnos, puede darle un giro de 180 grados a una escuela, además de que la visión sustentable de los estudiantes sobre el aprovechamiento de los recursos de la comunidad ya se ha multiplicado en otros edificios públicos.
“A partir de la idea de los nueve alumnos que quisieron resolver un problema de la carencia de agua, hoy se multiplica en el centro de salud, en la primaria y en el kínder de la comunidad y se instalará en otras escuelas de los siete pueblos de la región, lo cual demuestra que esos adolescentes están transformando su comunidad y han logrado sensibilizar a las autoridades para multiplicar la sustentabilidad en otros planteles”, resaltó el profesor Maldonado Gámez.
Hace poco más de dos años ese plantel era de los menos demandados de la región; hoy, sin embargo, es de los más “peleados” (con más solicitudes de niños que terminan la primaria y quieren ingresar al plantel). Mientras en 2010 esa secundaria apenas tenía 250 alumnos en su matrícula, para el ciclo escolar 2012-2013 subió a 310 estudiantes.
En menos de un año y seis meses, la Secundaria Técnica 120 ha sido ganadora de cuatro premios vinculados a la sustentabilidad; el más reciente, el otorgado por los Emiratos Árabes Unidos.
En 2011, obtuvieron el primer lugar en el Concurso “De la secu a la Antártica”, con el proyecto de captación de agua pluvial en su plantel. El premio fue un viaje al polo sur del 27 de diciembre de 2011 al 7 de enero de 2012. Después fueron galardonados con los premios Escuela Líder Ambiental, Expo Ciencia Nacional y Amanda Rimoch, este último les otorgó 100 mil pesos, con lo que ampliaron el sistema de captación de agua de lluvia y construyeron su invernadero, que en septiembre de 2012 dio su primera cosecha.
El secreto de todos esos reconocimientos, comentó Félix Maldonado, es la organización que se generó entre maestros, alumnos y padres de familia para gestionar asesoría en proyectos sustentables que pudieran mejorar las condiciones físicas del plantel y al mismo tiempo beneficiar con acciones prácticas a la gente de Parres, donde viven cerca de 10 mil habitantes.
El profesor Maldonado llegó como director del plantel en 2010; hace siete meses dejó el puesto para dedicarse a impulsar proyectos sustentables en secundarias de la Ciudad de México, por lo que sigue dirigiendo los trabajos de los estudiantes de la secundaria 120.
Recordó que a su llegada, los alumnos le dijeron que padecían de escasez del agua y de ahí surgió la idea de que los grupos de la misma secundaria presentaran proyectos para obtenerla de otra manera y no tener que cerrar los baños por la falta de ese líquido.
El sistema de captación de agua de lluvia fue el proyecto ganador y el entonces director de la secundaria pidió apoyo a las autoridades locales. “Ahí, la Dirección General de Ecología nos dio asesoría técnica sobre viabilidad, materiales y costos”, contó el ex director de esta secundaria.
Trampolín de transformación
El maestro Maldonado puntualizó que el objetivo de la sustentabilidad en las secundarias, además de que promueve entre los estudiantes el aprovechamiento de las energías renovables, es que “la escuela sea el trampolín para transformar a la comunidad. Ahora vemos que la secundaria es ejemplo para hacer lo mismo en el centro de salud, la primaria, el kínder y próximamente en 40 hogares de la localidad, donde instalarán sus sistemas de captación pluvial”, resaltó.
El agua llegó para evitar el ausentismo escolar
Estudios en México indican que la escasez de agua en una escuela tiene serias repercusiones en el desempeño académico de sus alumnos. Néstor Reyes Carbajal es testigo de que la falta de ese líquido en la Secundaria Técnica 120 causó graves enfermedades estomacales, ausentismo y bajas calificaciones entre los estudiantes.
A más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, en una zona limítrofe entre la Ciudad de México y Morelos, el agua sólo podía llegar al plantel a través de pipas a un costo casi de 600 pesos. En la Secundaria se necesitaban dos de esos tanques por semana para que los estudiantes y profesores pudieran mantener aseadas las tazas de baño.
Hoy, ese problema es parte del anecdotario, porque los techos del mismo plantel sirvieron para captar agua de lluvia y llevarla a tres cisternas en las que ahora almacenan hasta 50 mil litros para usarla en baños, laboratorios y hasta en bebederos.
Néstor es uno de los dos estudiantes responsables de la operación de este sistema de captación de agua pluvial. Orgulloso de su labor, explicó que los malestares y el ausentismo quedaron en el pasado.
“Ahora podemos captar hasta 36 mil litros en la cisterna tipo biobolsa y 14 mil litros en dos cisternas de cemento, además de que tenemos proyectado colocar otras dos cisternas para almacenar 150 mil litros adicionales”, comentó el estudiante que viajó a los Emiratos Árabes Unidos para recibir el Sayed Future Energy Prize.
Fuente: Excelsior