Nadie lo duda. Así como acusan a Walmart por dar sobornos a autoridades mexicanas para abrir tiendas, hay muchas empresas, “si no es que todas”, que enfrentan el dilema de desembolsar dinero en una u otra parte de la tramitología requerida por los diferentes niveles de gobierno, de acuerdo con especialistas en Ética Empresarial y Responsabilidad Social Corporativa.
México es considerado un entorno de alta corrupción, lo que significa que este fenómeno ha permeado las transacciones de compra-venta y que existe tolerancia de la sociedad hacia prácticas de este tipo”, explicó Marco Iván Escotto Arroyo, especialista en Ética Empresarial del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).
Que la corrupción sea práctica común no halaga en absoluto, aunque tampoco sorprende. De acuerdo con el “Reporte Global de Competitividad 2011-2012” del Foro Económico Mundial, México ocupa la posición 91 entre 142 países en pagos irregulares y sobornos.
La falta de reglas claras, agregó Escotto Arroyo, obedece en gran medida a que las autoridades federales -como la Secretaría de la Función Pública, la Secretaría de Economía y la Procuraduría General de la República- no tienen muchos elementos para intervenir en la tramitología a niveles municipal o estatal, mientras que las empresas tienen que negociar cuestiones concernientes a sus operaciones con autoridades de los diferentes niveles de gobierno.
VISIÓN DE CORTO PLAZO
El problema alcanza dimensiones mayores porque pocas son las corporaciones que están preparadas para responder de manera asertiva a estos dilemas.
La ética es parte medular de la responsabilidad social de una empresa, debería ser lo primero, pero en la práctica la mayoría descuida esta parte por enfocarse en otras estrategias que funcionan muy bien en términos de mercadotecnia, como el cuidado al medio ambiente, las iniciativas en favor de la comunidad o la mera filantropía”, consideró Gwenaëlle Gerard, directora general de la consultoría ResponSable.
Este modo de actuar, consideró, es cortoplacista pues pasa por alto todo lo que se pone en juego al desatender la ética corporativa. Y es que -ya se vio- un escándalo que ponga en entredicho la ética de la empresa no sólo echa por la borda los esfuerzos en materia de responsabilidad social y mengua la reputación corporativa, sino que desploma las ventas, aleja a los inversionistas y detona una serie de reclamos y demandas que pueden terminar en fallos judiciales contraproducentes a la empresa.
¿No realizar una donación, dejar de reforestar un bosque o no apoyar la escuela de cierta comunidad tendrá las mismas consecuencias?”, cuestionó Gerard.
PROTÉJASE AL MÁXIMO DE UN ESCÁNDALO
BLINDE SU NEGOCIO CONTRA LA CORRUPCIÓN
En este entorno de business is business no queda más que estar preparado. Especialistas en Ética Empresarial y Responsabilidad Social Corporativa consultados consideraron que lo mejor que pueden hacer las empresas es dar a la ética su nivel de prioridad y desarrollar esquemas que permitan protegerse al máximo de un escándalo y sus consecuencias. Algunas prácticas para tomar en cuenta son las siguientes:
Tone from the top. La convicción de la alta dirección en un desempeño ético es esencial. La cabeza de la empresa tiene que estar plenamente convencida, no sólo de dientes para afuera, de que este comportamiento es lo que más conviene para la supervivencia del negocio y reduce la posibilidad de riesgos. Sólo con este convencimiento, la ética permeará y será respetada en todos los niveles y las áreas de la empresa.
Contratación que cuide aspectos éticos. Los encargados de evaluar al nuevo personal deben revisar no sólo la trayectoria profesional o los aspectos técnicos que requiere el cargo, sino también el desempeño ético a través de test especializados o de preguntas puntuales sobre situaciones de conflicto en trabajos anteriores.
Políticas de compliance. Toda empresa debe tener reglas explícitas de lo que no se vale hacer; por ejemplo: en esta empresa no se pueden dar sobornos. Deben ser pocas reglas pero identificadas por todos.
Capacitación en dilemas éticos. Ante la alta posibilidad de que un mando dentro de la organización se verá obligado, en ocasiones, a tomar decisiones en mayor o menor medida respetuosas para la sociedad, hay que capacitar en dilemas éticos, como qué hacer si una autoridad pide dinero, así se tienen más elementos para reaccionar cuando se presente una situación así.
Canal de denuncia y consulta. Las decisiones polémicas dentro de una organización no deben ser resueltas por una sola persona, sino que deben existir canales para que cualquier empleado pueda consultar qué hacer en determinados casos o bien denunciar situaciones irregulares. Incluso a nivel directivo se debe contar con un canal que evite que una sola persona decida qué hacer en casos de conflicto.
El medio no justifica el fin. Así como se evalúan los resultados en las empresas, debe valorarse de manera periódica cómo se obtuvieron éstos y diseñar incentivos que reconozcan no sólo los logros obtenidos, sino la manera en que se consiguen.
ISO 26000. Esta norma ISO –no certificable- permite detectar las áreas de oportunidad que tiene una empresa en materia de RSE. La sola revisión de la guía permite diagnosticar en dónde se encuentra la empresa y hacia dónde debe trabajar. Considerada la norma guía en RSE más completa a nivel internacional, proporciona 800 recomendaciones a las que pueden alinearse las corporaciones.
Fuente: eleconomista.com.mx
Por: Alejandra Aguilar
Publicada: 30 de abril de 2012