El costo de no tener este activo puede ser alto, podemos perder el esfuerzo de toda una vida, perder nuestro patrimonio y el de nuestra familia.
Uno de los temas que cada día resulta indispensable resaltar en las empresas, es el de la ética empresarial, entendiéndose como tal, al conjunto de principios y normas bajo las cuales se rigen las actividades que desempeña una empresa. Permítanme referirme a este valioso concepto, como la conciencia que ayuda a distinguir entre los actos que son honestos o no y que generan responsabilidades y beneficios para todos los involucrados con éste ente empresarial.
¿Cuándo o cómo ostentamos esa conciencia? Por ejemplo al producir o comercializar un bien o servicio de alta calidad que satisfaga una necesidad en el mercado, y sin pretender obtener ganancias exorbitantes. Esto nos coloca frente a nuestros clientes, proveedores y empleados como una empresa responsable y justa…en una empresa ¡ética!
Otro ejemplo podría ser dar un trato digno a los empleados, a través de escuchar sus ideas, necesidades e inquietudes, invitándolos a ser productivos y ofrecerles la mejor remuneración posible asociada a su productividad y a la situación financiera de la empresa. Recordemos la Regla de Oro “trata a los demás como quieras que te traten a ti”.
Un último ejemplo que quisiera mencionarles, es presentar la información financiera mostrando los resultados reales por la gestión realizada. Esto brinda la oportunidad de tomar oportunamente las decisiones que fueren necesarias para todos los usuarios de dicha información.
Podríamos conceptualizar la ética empresarial como un activo intangible que producirá beneficios económicos y sociales en el futuro y por largo plazo para todos los que participan en y alrededor de la empresa.
El costo de no tener este activo puede ser alto, podemos perder el esfuerzo de toda una vida, perder nuestro patrimonio y el de nuestra familia, así como perjudicar al de las familias para las cuales representa una fuente de ingresos y desarrollo profesional.
Una empresa sin ética empresarial, es decir, sin principios y normas de comportamiento, está condenada, tarde o temprano, al fracaso y posteriormente a desaparecer, no sin antes provocarnos fuertes dolores de cabeza y problemas financieros que no podamos resolver. ¿Estaré exagerando?
Aunque suene muy romántico quiero concretar en éste último párrafo lo que para mí significa:
La ética empresarial es el alma de la empresa, lo que la inspira a ser creativa, que guía sus actos y provoca el deseo de ser reconocida y anhelada por inversionistas, empleados y clientes.
No es una moda en el ambiente empresarial, es realmente una joya que merece portarse día a día con orgullo y decisión.
Fuentes: Forbes.