Cada día es más claro que para mantener una economía sustentable, la rentabilidad por sí misma no lo es todo. La generación de valor económico agregado, es decir, la suma de riqueza neta y el impacto real que esto tiene en la empresa y en la sociedad, tiene un efecto inmediato en la transformación del entorno.
La responsabilidad social de la empresa rebasa la idea de estar alineado con una tendencia global. La genuina preocupación por los factores endógenos y exógenos que inciden en la organización es más que una buena idea, ya que éstas generalmente trascienden los límites que se le asignan.
No sólo se trata de ayudar a paliar los desequilibrios económicos ni de implantar políticas de ahorro para bajar los costos. Si bien éstos son pasos importantes, no son suficientes.
Para que las organizaciones sobrevivan en el largo plazo, es indispensable contribuir con el entorno para que la sociedad mantenga niveles reales de progreso y este círculo virtuoso sea el sostén de la creación de riqueza.
Además del enfoque en cuidar el medio ambiente y aprovechar las materias primas no renovables, es indispensable garantizar que los líderes empresariales sean personas íntegras, capaces de brindar oportunidades para el desarrollo personal, profesional y económico.
EL ELEMENTO DIFERENCIADOR
En todo el mundo las escuelas de negocios juegan un papel primordial en el entramado social, ya que preparan a los líderes que encabezarán las corporaciones, así como a los propietarios de pequeñas y medianas empresas que predominan en número.
Por tanto, la introducción de valores en la formación de líderes tendría que ser la principal tarea de estas instituciones, pues los aspectos técnicos y el pensamiento estratégico ya forman parte de la currícula de escuelas especializadas.
Sin embargo, la técnica no puede suplir las características que nos hacen más humanos, el factor verdaderamente transformador de la realidad social. Dejar a la deriva la formación de la persona en cuanto responsable de su entorno es soslayar la principal función de una escuela de negocios.
Claudicar de esta responsabilidad es una de las más graves omisiones que se han cometido en años recientes y prueba de ello es que la crisis económica global se suma a una crisis axiológica.
Para que las nuevas generaciones tengan mayores oportunidades y un mejor nivel de vida, será necesario que las empresas estén enfocadas no sólo a la rentabilidad, sino también en materia de responsabilidad ética y social.
CONGRUENCIA, LA BASE DE LA EDUCACIÓN
Si bien existen ejemplos negativos, la mayor parte de los empresarios y líderes globales que ha pasado por escuelas de negocios tienen una genuina preocupación por el futuro.
En más de 33 años como profesor del IPADE, de donde han egresado más de 30 mil líderes, he sido testigo de cómo la formación en valores genera valor agregado. Esta institución fue creada para desarrollar habilidades directivas, pero sobre todo para ayudar a las personas en su formación ética y de preocupación por otras personas, lo que tiene mayor trascendencia.
Para las escuelas de negocios es importante contribuir a que las personas fortalezcan su autodominio e invitarlas a reflexionar sobre las consecuencias de sus decisiones. Por ello es imprescindible equilibrar el business is business preguntándonos ¿qué hay que buscar detrás del éxito económico? ¿Para quién y para qué es tal éxito?
Por otro lado, la generación de empleos es crucial para la economía y, ante situaciones como el movimiento de los indignados, habría que tomar en cuenta el aspecto ético del problema. Pensar solamente en términos de ganancia sin cuidar los empleos es perjudicial para el bienestar social.
El mundo actual está cada vez más interconectado y las redes de apoyo no sólo se dan a nivel social o empresarial. Las escuelas de negocios cuentan con sus propios mecanismos, por ejemplo, la Global Business School Network (GBSN), organismo que agrupa a instituciones de más de 20 países y que difunde la cultura empresarial de la responsabilidad.
En 2011, México fue la sede de la VI Conferencia Anual de GBSN, en donde se estableció que la interacción de los estudiantes del Máster en Dirección de Empresas (MBA) con sus pares en otros continentes es una forma de compartir valores universales.
Los líderes del mundo se preguntan cómo hacer frente al reto de hacer subsistir a sus pueblos mediante negocios productivos y respetuosos del entorno que ofrezcan oportunidades e innovación para todos.
La respuesta está en la fuerza y conciencia de los responsables de conducir las empresas, en su visión y capacidad de ir más allá de lo inmediato para crear un futuro compartido. En ello es donde las escuelas de negocios tenemos una gran responsabilidad y en lo que deberemos trabajar en adelante.
Fuente: Reforma.com
Por: Alfonso Bolio Arciniega, director general del IPADE, en diciembre pasado fue elegido como rector general del Sistema UP/IPADE
Publicada: 11 de enero de 2012.