No ha pasado un año desde que Evo Morales anunció con bombo y platillo el lanzamiento de una bebida cien por cien boliviana, hecha con ingredientes autóctonos: La Coca-Colla.
El proyecto tenía un doble objetivo. De una parte, legitimar el consumo de la hoja de coca, en este caso como ingrediente de la nueva gaseosa. De la otra, hacerle la competencia a uno de los mayores símbolos del capitalismo norteamericano.
La idea era matar varios pájaros de un tiro, pues aparte de lo dicho, la producción de la Coca Colla altiplánica daría trabajo a centenares de personas y su exportación a los países limítrofes -ansiosos por consumir una bebida con sello sudamericano- redundaría en pingües para el estado boliviano.
En la ceremonia de botadura, el presidente destacó el ingenio de los publicistas de su país por el juego de palabras que alude a los collas, como también se conoce a los aymaras, el pueblo originario del que proviene Morales.
Pero hete aquí que los consumidores locales no demostraron ningún entusiasmo por la nueva bebida nacional y siguieron consumiendo tan tranquilos, el mismo brebaje de siempre.
A tal extremo que cuando la Embotelladora Boliviana S.A anunció que la Coca-Cola costaría 50 centavos más, Evo Morales reaccionó como si se tratase de un aumento sideral en el precio del pan o de otro producto de primera necesidad.
La cuestión es que el jefe del Gobierno envió a Oscar Cámara, director ejecutivo de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Empresas (AFCSE) a realizar una auditoria «rigurosa, con lupa» a las finanzas de la embotelladora que representa en Bolivia, a la gigante norteamericana.
«Vamos a auditar todos sus estados financieros, sus inversiones, sus memorias…Yo sé que voy a tener problemas con EMBOL porque no estoy hablando de la tienda de la esquina sino de una empresa transnacional», comentó Cámara este lunes por la mañana, antes de salir rumbo a la sede administrativa de la firma en cuestión.
Estudiarán sanciones
Y para que los ejecutivos supieran lo que les espera, advirtió como quien lanza un declaración de guerra: «Si corresponde sancionar económicamente, lo haremos. Y si corresponde sancionar administrativamente con la cancelación de la matrícula comercial, lo haremos sin que nos tiemble la mano». Fin del mensaje.
La prensa boliviana informa que EMBOL decidió aumentar entre un 8% y un 12% el coste de sus productos a raíz del incremento en el precio del azúcar y de las botellas de plástico. Evo Morales consideró inválido ese argumento no obstante a que él autorizó un incremento del 23% en el precio del azúcar que se distribuye por medio de la estatal Empresa de Apoyo a la Producción Alimentaria (EMAPA).
El inquilino de Palacio Quemado acusa a EMBOL de aprovecharse de la escasez del endulzante para justificar los aumentos, pese a que acumuló un millón de quintales de un producto que recibe subvención del estado.
Desde que Evo Morales quiso aumentar en hasta un 82% el precio de los combustibles -una medida que dejó sin efecto, por los disturbios que estallaron en el país- los precios oscilan de acuerdo con la localización de los operativos que realiza Oscar Cámara.
Cuando la batida es en La Paz los precios se disparan en Santa Cruz en una ronda continúa que vuelve locos a los consumidores. La visita del sheriff de la AFCSE a la planta donde se produce la Coca-Cola, tal y como se plantea, debiera servir de aviso, o de escarmiento, a los especuladores.
Fuente: Elmundo.es