El ex presidente salvadoreño Francisco Flores, acusado de apropiarse de unos 15 millones de dólares donados por Taiwán, fue trasladado este viernes a prisión después de que la Justicia le revocara el arresto domiciliario.
Fuertemente custodiado por agentes de élite de la Policía, el ex mandatario fue sacado de su casa en una exclusiva zona residencial en el sector oeste de San Salvador y trasladado en un carro policial hacia la División Antinarcóticos (DAN), en la zona este de la capital, donde ha sido acondicionada una celda para su encierro.
«Se ha ordenado el traslado a prisión del ex presidente y en este caso es la Policía la que lo lleva a una celda en las instalaciones de la DAN», señaló a la prensa el subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto.
La televisión local mostró imágenes de Flores cuando, con rostro compungido y esposado, dejó su casa vestido con una camisa blanca y una chaqueta negra y era llevado del brazo por Cotto, que lo acompañó hasta la sede policial donde guardará prisión.
«Es una celda normal, sin nada especial y en donde el ex presidente estará solo», explicó Cotto.
El jueves, la Cámara Primera de lo Penal revocó la resolución del juez primero de Instrucción, Levis Orellana, que el pasado 5 de setiembre dictó arresto domiciliario al ex gobernante, mientras se desarrolla el proceso por las acusaciones que afronta.
Sin embargo, tanto la Fiscalía como una organización civil contra la corrupción apelaron el arresto ante la cámara penal.
El pasado 5 de setiembre, Flores se presentó por sorpresa y de forma voluntaria ante el Tribunal Primero de Instrucción por los delitos de corrupción que le imputa la Fiscalía.
El ex presidente es acusado de peculado y enriquecimiento ilícito, entre otros delitos, por la presunta apropiación de 15 millones de dólares donados por Taiwán durante su administración (1999-2004).
Flores fue investigado tanto por el Congreso como por la Fiscalía a raíz de una denuncia formulada en 2013 por el entonces presidente Mauricio Funes (2009-2014).
Fuente: La Jornada