La delegación china enfrentará la cumbre climática de Cancún con la consigna de que los países desarrollados, en especial Estados Unidos, son los que tienen que tomar la iniciativa y hacer mayores sacrificios para luchar contra el cambio climático.
«Debido a los niveles históricamente elevados de emisiones y de emisiones importantes per cápita en los países desarrollados, éstos deben desempeñar un papel motor en las acciones de atenuación del calentamiento climático», aseguró a los medios en Beijing Xie Zenhua, principal responsable chino en la materia.
Ambientalistas y expertos chinos que trabajan para instituciones ligadas al Gobierno dijeron a REFORMA que las perspectivas de que China asuma compromisos vinculantes para reducir sus emisiones de CO2 son inciertas.
«El problema no es lo que China está dispuesta a hacer, sino lo que Estados Unidos le pide a China que haga. Si piden a China que haga más esfuerzos que los países desarrollados, no habrá compromiso», opinó Zhou Dadi, presidente del Instituto de Investigación Energética del Centro para Acuerdos Ambientales de China, quien aclaró que no habla en nombre de su Gobierno, sino como observador académico.
China, segunda economía mundial y primer consumidor de energía del planeta, es también el principal emisor mundial de gases de efecto invernadero, considerados responsables del cambio climático.
Juntos, China y Estados Unidos emiten más de la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y se prevé que sus delegaciones protagonicen, una vez más, las negociaciones de la COP16 en Cancún, que inician la próxima semana.
«Estamos dispuestos a discutir en el marco internacional, pero la posibilidad de que Estados Unidos abra una negociación con China bajo el auspicio de Naciones Unidas no es prometedora», añadió Zhou, insistiendo en que es Washington, y no Beijing, quien tiene en su mano la solución de los problemas ambientales.
«Estamos siempre dispuestos a cooperar, pero se nos tienen que pedir cosas razonables», dijo el experto.
China es el país más contaminante del mundo, pero también el más poblado del planeta. Su Gobierno ha realizado grandes esfuerzos e inversiones millonarias en los últimos años para hacer más sostenible su economía.
Lo que Beijing no parece dispuesto a aceptar es un tratado vinculante que le obligue reducir su volumen total de emisiones de gases contaminantes, algo, según dicen, técnicamente inviable con una economía que crece tan deprisa como la suya.
A cambio, China propuso el año pasado reducir entre un 40 y un 45 por ciento su «intensidad energética» antes de 2020, un tipo de medición que liga las emisiones contaminantes al Producto Interior Bruto (PIB).
Esto no se traducirá, calcularon los expertos entonces, en una reducción neta de las emisiones, ya que se espera que la economía china crezca por encima del 6 por ciento anual hasta 2020.
En definitiva, China se ha comprometido con el mundo a crecer de una manera más sostenible, pero no renuncia a aumentar el CO2 que manda a la atmósfera, que actualmente es una quinta parte del total planetario.
«(Lo que nuestro Gobierno puede hacer) son actos voluntarios basados en los planes domésticos de desarrollo sostenible. Todas esas acciones no pueden estar ligadas a un protocolo internacional porque son promesas voluntarias, no vinculantes», aclaró Pan Jia Hua, director del Centro de Investigación Sostenible de la Academia de Ciencias Sociales China.
Reclama Beijing transferencia tecnológica
En cada cumbre ambiental, China reclama su derecho a continuar su fase de expansión económica y modernización.
Beijing considera que son los países industrializados los que tienen que dar el ejemplo en el cuidado ambiental, ya que tienen una responsabilidad histórica.
«(Los países ricos) tienen además el deber de financiar y transferir tecnología a los países en desarrollo para que estos puedan erradicar la pobreza, al tiempo que toman medidas proactivas para adaptarse y mitigar el cambio climático», expresaron las autoridades del país en su última hoja de ruta climática.
Beijing también argumenta que, a nivel individual, los chinos siguen contaminando mucho menos de la media mundial.
Y es que China produce 23 por ciento de los gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera, pero ocupa el puesto 90 en cuanto a emisiones per cápita, una clasificación que sigue encabezando Estados Unidos con enorme diferencia.
China no ha oficializado su postura sobre la conservación de bosques, un punto de la agenda impulsado por México.
Fuente: Reforma.com
Publicada: 26 de Noviembre 2010