Aclamadas como una forma de ayudar a sacar a los marginados de la pobreza, las microfinanzas han caído bajo la sombra del descrédito debido a su comercialización masiva.
Las historias de vidas que cambiaron para bien, gracias a un micropréstamo de 27 dólares y las imágenes de mujeres sonrientes con telares han sido remplazadas por dramáticas noticias sobre prestatarios orillados a cometer suicidio.
En el mejor de los casos, las microfinanzas parecen haber fallado en su meta más noble: la reducción de la pobreza. En el peor, algunos prestamistas están contribuyendo a un ciclo de endeudamiento y abuso, igual a la usura que buscaban remplazar.
Los detractores dicen que la industria ha ido creciendo demasiado rápido para su propio bien, con mucha rapacidad y con muy poca reglamentación.
La controversia ha golpeado fuerte el corazón de las microfinanzas en el sur de Asia. Mientras India prepara la formulación de cargos en 51 casos de suicidio presuntamente conectados con instituciones de microfinanzas coercitivas, en Bangladesh, el fundador de las microfinanzas y ganador del Premio Nobel, Muhamad Yunus, pelea en los tribunales por recuperar su puesto como director del Grameen Bank.
Al fundar el Grameen Bank en 1983, Yunus fue pionero en el concepto de reducir la pobreza al hacer préstamos pequeños a los pobres.
El sueño de Yunus era crear el primer banco capaz de asegurar a gran escala la educación, salud, pensión de las personas más pobres, siendo completamente autofinanciable, libre de impuestos y subsidios.
Gracias a su éxito, el Banco Grameen, cuyo modelo fue seguido en todos los continentes, aplicó una política económica y social encaminada a la construcción del hábitat rural y de escuelas.
Los defensores de las microfinanzas afirman que han tenido grandes logros a pesar de la reciente mala publicidad debido a la controversia. Alegan que el ofrecer créditos a la gente más pobre ha fomentado la creación de pequeñas empresas, ayudado a su vez a promover la igualdad de género, elevado los ingresos y mejorado el acceso a la alimentación y educación de los más necesitados del país.
Las microfinanzas han tenido un gran éxito para distribuir una gran cantidad de dinero a prestatarios, lo que en el proceso desmanteló varias redes clientelares.
En 2009 más de 128 millones de las familias más pobres del mundo recibieron microcréditos, cuando en 1997 habían sido 7.6 millones, de acuerdo con un reporte de la Campaña de la Cumbre de Microcrédito difundido ayer.
Algunos dicen que ese notable crecimiento provocó reacciones negativas de intereses políticos.
«Los pobres son un grupo electoral que los políticos ven como suyo», dijo Alok Prasad, director ejecutivo de la Red de Instituciones de Microfinanzas, cuyos 46 miembros representan alrededor de 85 por ciento del microcrédito en la India.
En Bangladesh, la decisión del Gobierno de despedir a Yunus es vista por muchos como una represalia por haber intentado formar su propio partido político en 2007.
Fuente: Reforma.com, Internacional.
Publicada: 8 de marzo de 2011.