Con el número 4 en obesidad mundial y el número 1 en obesidad infantil, Alejandro Calvillo desarrolló en el estudio que los productos chatarra o milagrosos no cuentan con el mismo poder en otros países gracias a legislaciones más fuertes.
Etiquetas engañosas, productos milagro que en otros países son prohibidos y ser el consumidor número 1 en anuncios publicitarios de comida chatarra y engañosa, son, en breve, el resumen de lo que consume en promedio diariamente un mexicano ante la falta de legislaciones fuertes y empresas honestas, concluyó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor A.C.
El investigador de la UAM presentó el cuadernillo El acceso a la información en la sociedad de consumo: de la comida chatarra a los productos milagro, en colaboración con el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI).
Con el número 4 en obesidad mundial y el número 1 en obesidad infantil, Alejandro Calvillo desarrolló en el estudio que los productos chatarra o milagrosos no cuentan con el mismo poder en otros países gracias a legislaciones más fuertes.
«En México, como no existe una norma oficial sobre néctares, Del Valle no está obligada a especificar la cantidad de jugo que contiene el néctar. En Estados Unidos, la autoridad revisó el producto y obligó a la empresa a decir la verdad: De 30% de jugo de mango y 146% del requerimiento diario de vitamina C que decía tener, en realidad sólo contenía el 19% de jugo y 10% del requerimiento diario de vitamina C», detalló en su informe.
Calvillo también expone cómo la harina integral marca Tres Estrellas, que se vende en presentaciones de un kilo en los supermercados, señala que contiene «harina de trigo adicionada», que no es otra cosa que harina refinada.
Bimbo se aprovecha de la imagen que generó después de tanto tiempo el producto denominado «Wonder 100% integral» y ahora sólo lo llama «Wonder 100%». «Con esto ya no viola la ley, pero sigue engañando a los consumidores», detalló el especialista.
«La mercantilización de la alimentación es paralela a la mercantilización de la salud, cuya expresión más nociva y fraudulenta se encuentra en los productos milagro», detalló Calvillo.
Calvillo propone que las reformas para mejorar la vida de los consumidores deben incluir etiquetados sencillos y claros para los consumidores, aplicar el principio precautorio sobre los aditivos utilizados en los alimentos cuyo riesgo para la salud no se haya identificado plenamente.
También se debe prohibir la publicidad de alimentos dirigida a la población infantil, establecer multas contra la publicidad engañosa y sanciones económicas significativas que difundan publicidad no autorizada.
Jacqueline Peschard, comisionada presidenta del IFAI afirmó que las personas deben tener información confiable respecto a los productos que adquieren, porque sólo así se podrá fomentar un consumo responsable.
«Sólo con ese tipo de información las personas podrán contar con elementos que les permitirán elegir, consciente y razonadamente, lo que satisfaga sus necesidades, además de no poner en riesgo su salud».
Peschard dijo que es responsabilidad de las empresas y de los productores informar a sus clientes de forma oportuna y accesible sobre lo que les están vendiendo y no utilizar de manera ventajosa los canales de comunicación para cumplir simplemente con el objetivo de vender.
Calvillo Unna también explicó sobre la falta de información y el engaño al consumidor que padecen y que son algunas de las causas principales del «éxito» de los llamados productos milagro y del mayor problema de salud pública que enfrenta el país: la epidemia de sobrepeso y obesidad.
A los productos milagro, dice, se les hace aparecer como la solución mágica a diversos problemas de salud (por ejemplo, al del sobrepeso y la obesidad), además de que se han convertido «en un gran negocio de fabricantes, comercializadoras y medios de comunicación».
En la mesa de presentación participaron junto con la comisionada presidenta del IFAI, Bernardo Altamirano Rodríguez, titular de la Procuraduría Federal de Consumidor (Profeco); Clara Jusidman, presidenta honoraria de INCIDE Social, A.C., y Mauricio Hernández Ávila, director general del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Fuente: vanguardia.com.mx
Publicada: 22 de mayo de 2012