«Después de haber soportado» un sinfín de reuniones virtuales durante el último año, muchos trabajadores se quejan, como es lógico, de la fatiga por Zoom.
De acuerdo con The Economist, el hecho de tener que permanecer bajo la mirada de la cámara deja las extremidades rígidas y los glúteos doloridos. Ver tu propia cara en la pantalla puede ser perjudicial para la autoestima. Y tratar de comunicarse sin todas las señales visuales habituales (sobre todo por los desfases temporales) aumenta la «carga cognitiva» de unos empleados ya estresados.
Una nueva investigación sugiere que este problema es más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. Un equipo de investigadores dirigido por Géraldine Fauville de la Universidad de Gotemburgo, encuestó a unas 10,500 personas sobre su experiencia con las videoconferencias durante la pandemia.
Fatiga por Zoom afecta más a mujeres
Utilizando su propia escala de Agotamiento y Fatiga de Zoom (ZEF), que evalúa el agotamiento en varias medidas, los investigadores descubrieron que alrededor del 14% de las mujeres de su muestra dijeron sentirse entre muy y extremadamente fatigadas, en comparación con menos del 6% de los hombres.
Esto puede deberse a que las mujeres trabajan de forma diferente en línea. Los investigadores descubrieron que, aunque las mujeres declararon tener aproximadamente el mismo número de reuniones al día que los hombres, sus reuniones tendían a ser más largas y a tener pausas más cortas entre ellas (quizás debido al tipo de trabajo que realizan o a otras responsabilidades como el cuidado de los niños).
La presión para mantener una determinada apariencia también puede pesar más en las mujeres, que luchan más a menudo con la imagen corporal. Tras analizar las respuestas de la encuesta, los investigadores descubrieron que mirar fijamente la propia imagen durante largos periodos tenía un efecto especialmente negativo en las mujeres.
Las mujeres no son las únicas que sufren de forma desproporcionada los problemas de la videoconferencia. Los más jóvenes también informaron de mayores niveles de fatiga, al igual que los trabajadores no blancos y los que se describen como más introvertidos.
Los empresarios querrán tener todo esto en cuenta cuando las oficinas empiecen a reabrirse y algunas personas sigan trabajando a distancia parte del tiempo. Los datos apuntan a algunas soluciones sencillas para la fatiga de Zoom:
- Utilizar llamadas sólo de audio siempre que sea posible.
- Comprobar cómo se encuentran los compañeros de trabajo.
- Desactivar la función de autovisión.
¿Nos espera mucho más tiempo de teletrabajo?