El FC Barcelona habría abonado alrededor de siete millones de euros al ex vicepresidente de los árbitros españoles, José María Enríquez Negreira, desde el año 2001.
Esta información se conoció a partir de la investigación abierta por la Fiscalía de Barcelona, sobre los pagos supuestamente injustificados que el club hizo al excolegiado a través de la empresa Dasnil. Las facturas existen, pero no hay rastro documental que pruebe la existencia de esos trabajos.
La declaración que Enríquez Negreira prestó ante la Agencia Tributaria explica esa falta de justificación, argumentando que sus “asesorías técnicas” eran “verbales”. Enríquez Negreira fue contratado por el FC Barcelona en 2001, durante la presidencia de Joan Gaspart, cuando era vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). El encargo se hizo a la empresa Dasnil, creada por el colegiado un año después de ser nombrado número dos del organismo.
La investigación de la Fiscalía comenzó en mayo de 2022 y aún no se han hallado indicios de que el dinero haya servido para comprar la voluntad de los árbitros para favorecer al Barça.
Según la única explicación documentada por Enríquez Negreira, el club habría requerido sus servicios de asesoría para “asegurarse de que no se tomaban decisiones en su contra” durante los partidos y de que el equipo recibía un trato “neutral”. Sin embargo, cuando fue llamado a declarar ante la Fiscalía, se acogió a su derecho a no declarar, argumentando que padece un principio de alzhéimer.
Los pagos a Dasnil se prolongaron en el tiempo y fueron asumidos durante dos décadas por cuatro juntas directivas del Barça. Las cantidades percibidas por el dirigente arbitral se incrementaron de forma notable durante la última etapa de Joan Laporta al frente del club.
En concreto, en la temporada 2009-2010, alrededor de medio millón de euros salieron de las arcas del club con destino a Dasnil. Sin embargo, no se sabe qué hizo el árbitro con ese dinero ya que no se ha detectado un incremento patrimonial notable. Los investigadores han constatado numerosas extracciones de dinero en efectivo.
La Fiscalía trata de aclarar si, más allá del elevado precio de unas asesorías verbales, los pagos están justificados; es decir, si responden a algún trabajo real o bien obedecen a motivaciones más oscuras.
Aunque una de las hipótesis de los investigadores es que el FC Barcelona pretendía lograr el favor de los árbitros a través de Enríquez Negreira, no se han hallado pruebas que apunten en ese sentido. Además, el Comité Técnico de Árbitros ni siquiera designa qué colegiados han de dirigir los partidos. La declaración del exárbitro sugiere que el club pretendía contar con un rostro amigo en el órgano de gobierno de los colegiados, independientemente de que no le sirviera para obtener decisiones ventajosas.
