Escrito por Valeria Reyes
Anteriormente las actividades económicas se concebían como algo aislado al cuidado del medio ambiente o de la generación de impacto social, pero actualmente los mercados y ecosistemas empresariales empiezan a evolucionar su forma de generar negocios.
Una de las tendencias en crecimiento es el financiamiento sostenible, el cual a través de instrumentos de financiación de impacto buscan dar solución a problemáticas ambientales y sociales, y también contribuir al desarrollo económico.
La financiación sostenible, compromete a las empresas a que cumplan con acciones clave para asegurar que su desempeño genere beneficios ambientales y sociales, en lugar de riesgos o afectaciones y que éstas, además, estén directamente relacionadas con el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas o el Acuerdo de Paris de mitigación al Cambio Climático. A cambio de este compromiso, las empresas reciben condiciones favorables en productos financieros como bonos o préstamos.
Esto ha habilitado que las decisiones de negocios no solo se tomen con una perspectiva financiera o de rendimientos monetarios, sino que ahora las empresas pueden ser más conscientes, a través de una gestión responsable de su actual modelo de negocio, para mitigar las consecuencias negativas sobre el impacto ambiental y social que generan y/o invitarlos a que amplifiquen los efectos positivos.
Existen diferentes tipos de bonos y préstamos dependiendo el impacto que se buscan generar por un lado están los préstamos vinculados a la sostenibilidad o bonos etiquetados como verdes que promueven soluciones ambientales como desarrollo de proyectos de eficiencia energética, energías renovables, cuidado del agua, reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros.
Por otro lado, están los bonos etiquetados sociales los cuales se destinan a temas de impacto social como la protección de los derechos humanos, promover buenas condiciones de trabajo en las cadenas de valor de las empresas, reducir brechas por inequidad de género, promover el acceso a la educación y la salud básica, entre otros temas.
¿Cómo hacer el financiamiento sostenible con compromiso?
Si bien estos mecanismos incentivan el flujo de recursos hacia temas de impacto y están acelerando la acción del sector privado en sumarse a iniciativas de beneficio ambiental y social, la búsqueda de inversión no debe ser el único motivante por el cual las empresas busquen generar un cambio y mucho menos debe convertirse en una moda, ni una estrategia de publicidad para verse responsables y conscientes.
Es necesario reconocer y aprovechar estos mecanismos financieros, con un compromiso genuino más allá de verlo como una tendencia y de la rentabilidad económica, para realmente cambiar los modelos de negocio desde su diseño, pues sigue existiendo una gran brecha entre lo que se requiere accionar y los esfuerzos que actualmente están haciendo empresas y gobiernos para dar soluciones contundentes a las problemáticas ambientales y sociales actuales.
Necesitamos recordar el por qué es importante contribuir como empresas a generar acciones que provoquen cambios estructurales en su forma de operar:
- Por un lado las empresas deben reconocer las externalidades a las que se enfrentan con un interés prioritario, pues más que ser temas aislados a su operación, están estrechamente ligados a su permanencia y estabilidad en el futuro y entre más tarden en interiorizarlo, menos preparados estarán para enfrentar los escenarios de riesgo.
- Este reconocimiento debe implicar una claridad de que actuar por el medio ambiente y los problemas sociales, ya no es solo una opción, hoy es una obligación. La pandemia por COVID-19 dio la evidencia contundente de esto, pues los mercados financieros se dieron cuenta de cómo las problemáticas sociales y ambientales tienen un papel crucial y predominante sobre cualquier tema económico.
- Sin embargo, esto nos invita a afrontar la realidad, pues los inversionistas y la sociedad en general, están preocupados por el futuro de la economía, pero es necesario aceptar que sin medio ambiente no hay sociedades, y sin sociedades no hay empresas que puedan generar ningún tipo de rendimiento económico. En este sentido, la crisis climática es un claro ejemplo de ello.
Por mencionar un ejemplo, en un país con escasez hídrica, no pueden existir sociedades en armonía que puedan satisfacer sus necesidades básicas. Comenzará a haber migración masiva de sus habitantes, se suscitarán conflictos sociales, y por consecuencia, no hay actividades económicas que puedan perdurar allí por la falta de estabilidad.
- Pero esta aceptación, debe estar acompañada de acciones concretas que busquen dar soluciones reales y contundentes a las problemáticas sociales y ambientales actuales.
Al analizar uno de estos puntos, pueden parecer drásticos o determinantes, pero cada vez son más cercanos a la realidad, y evidencian la urgencia que tenemos de accionar soluciones reales.
Sin duda hay que aplaudir que el financiamiento sostenible impulsa soluciones a problemáticas latentes a las que el mundo entero nos enfrentamos, como lo es la crisis climática, sin embargo, el uso de recursos para influir en la acción de empresas y gobiernos en estos temas debe ser visto como un compromiso para adelantarse a futuros riesgos latentes no sólo como empresas si no como sociedad, pues es indispensable que cambiemos la forma en que las actividades económicas se relacionan actualmente con las personas y el medio ambiente y buscar reducir cada vez más y mejor, su impacto negativo.
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Valeria Reyes es especialista en sustentabilidad e impacto ambiental y social. Consultora especializada en temas de sustentabilidad corporativa (ESG) y finanzas sostenibles, con amplia experiencia en temas de impacto ambiental y social.
Cuenta con una Licenciatura en Emprendimiento Social y Cultural, por el Tecnológico de Monterrey y más de 3 años de experiencia profesional, asesorando a una amplia variedad de empresas de diferentes sectores y tamaños, a involucrar temas de sustentabilidad en sus operaciones y modelos de negocio.
