Por: Carlo Pérez Arizti[1]
Hace unas semanas se realizó la 54° edición del Foro de Davos, el evento más importante del Foro Económico Mundial, que en esta edición se anunció con el lema ‘Reconstruir la confianza’, en referencia a las turbulencias originadas por dos conflictos bélicos mayores y una serie de crisis y problemáticas que acentuaron las divisiones a nivel global.
Durante la semana de actividades, diversos gobiernos, empresas y la sociedad civil, se reunieron para dialogar y fijar posturas sobre los peligros inminentes del futuro, que claman por una cooperación global inmediata, sobre todo porque el panorama a futuro no es del todo prometedor.
Según el último reporte de la Encuesta Anual de Percepción de Riesgos Globales, ‘The Global Risks Report 2024’, el mundo enfrenta una carrera contra reloj, principalmente en dos frentes: El cambio climático y sus consecuencias catastróficas en el medio ambiente, así como el desarrollo de la IA y su papel en la proliferación de la desinformación, la preocupación se ha acrecentado por la apertura de la IA a los usuarios y el poco avance en la agenda climática.
Adicionalmente, el informe introduce el concepto de «Fuerzas Estructurales» para analizar los riesgos globales, los cuales son definidos como los cambios a largo plazo en la disposición de los elementos sistémicos del panorama mundial y la relación entre ellos. De esta forma, dichas fuerzas tienen el potencial de influir materialmente en la velocidad, la propagación o el alcance de los riesgos y se verán influidas unas por otras. Las cuatro fuerzas estructurales identificadas por el reporte son: Aceleración tecnológica; Cambios geoestratégicos; Cambio climático y la Bifurcación demográfica.
Aunque las cuatro fuerzas tienen ramificaciones globales, algunas, como el cambio climático, son multidireccionales; lo que abre la puerta a diversas variables. Del mismo modo, aunque todas representan cambios a largo plazo, algunas tienen el potencial de manifestarse más rápidamente debido a su naturaleza, por ejemplo, los cambios geoestratégicos, pueden conducir a una falta de alineación entre las potencias, mientras que la aceleración tecnológica puede fomentar nuevos descubrimientos que transformen el mundo con rapidez.
El reporte divide los riesgos a nivel mundial en cuatro grupos, sobre todo para identificar el origen de los riesgos emergentes o en rápida aceleración, que están propensos a convertirse en las crisis del mañana:
- Sistema Terrestres: Referidos a los cambios críticos al sistema del planeta tierra provocados por la superación de un «punto de inflexión», a nivel regional o global, que tendría un impacto abrupto en la salud del planeta y el bienestar humano. Por ejemplo, el incremento de temperatura a nivel mundial, alcanzada por el calentamiento global y sus consecuencias como el aumento del nivel del mar por el colapso de las capas de hielo; la liberación de carbono por el deshielo del permafrost; y la alteración de las corrientes oceánicas o atmosféricas.
- Tecnologías de IA: Se prevé un aumento rápido en la aparición de resultados adversos de las tecnologías de IA, que podrían desembocar en desestabilizar la dinámica económica actual, mientras que, la seguridad estará en manos de los dueños de la tecnología.
- Desarrollo humano: La falta de oportunidades económicas es un riesgo persistente, pero de menor prioridad, para los líderes globales. Sin embargo, el cierre de las vías de desarrollo podría dejar a las poblaciones y países vulnerables, así como a la próxima generación, con pocas esperanzas de un futuro mejor
- Delincuencia organizada: Aunque no es un riesgo prioritario, la actividad económica ilícita podría convertirse en un riesgo crónico, al pasar desapercibido debajo de otros problemas. De esta forma, las redes de delincuencia transnacional podrían aprovechar la tecnología y fijar su objetivo en Estados frágiles y con poblaciones vulnerables, los cuales podrían explotar.
En la Reunión Anual 2024, el Foro de Davos tuvo como ejes rectores la creación de una estrategia a largo plazo para hacer frente a los riesgos del clima, la naturaleza y la energía. Además de planes para fomentar el crecimiento y el empleo, preparar al mundo para la era de la inteligencia artificial y sobre todo restablecer la seguridad y cooperación en un mundo fragmentado, pues según los expertos, esta será la única forma de hacer frente a los problemas del mañana.
Frente a este panorama, durante la semana de trabajo pude presenciar diversos encuentros en lo que se discutieron estos temas, destacando los realizados en torno a cambio climático, inteligencia artificial y los diversos conflictos armados en el mundo.
Particularmente, la ponencia sobre la actual situación política y económica de Latinoamérica me pareció muy interesante, sobre todo, por la convergencia de diferentes puntos de vista en la región. Sin embargo, lo que me pareció más importante de la sesión es que, a pesar de las diferencias, prevaleció el mensaje de cooperación, tanto al interior de la región y como con el mundo, pues esta será la clave para superar los retos venideros.
El Foro de Davos, continua su labor para brindar a los líderes las herramientas necesarias para abordar el complejo panorama actual y comenzar a construir un futuro más seguro y resiliente. Sin embargo, en este punto, será imprescindible tener en cuenta las voces más jóvenes quienes serán los que tomen las decisiones importantes en el futuro y que, desde hoy, pueden ayudar a los líderes a trazar el camino correcto.
[1] Socio de M&A en Baker McKenzie México, Young Global Leader del Foro Económico Mundial
