Por: Emilio Guerra Díaz
Lastimosamente para todos el tema de la niñez, su abandono y falta de recursos para su atención, han sido la principal noticia en estos días. Por un lado la falta de instituciones y presupuesto para atenderlos y por otro la indiferencia y desinterés muestran cómo se ha agudizado la problemática en tan solo dos graves casos: los niños migrantes de Centroamérica que están en tránsito en nuestro país y el caso de la Fundación La Gran Familia.
De alta complejidad resulta el análisis que se pueda hacer sobre lo que sucede en torno al caso del albergue de Zamora Michoacán por varias razones. No es posible en este momento realizar un examen definitivo respecto a las condiciones del albergue y los servicios que brindaba porque la información empieza a fluir. Dentro del trabajo periodístico fluyen notas objetivas, subjetivas y desde luego amarillistas respecto al caso. Cierto es que las cámaras de televisión y fotografías mostraron condiciones deplorables, indignas y reprobables, pero falta conocer que personas son responsables directas de delitos cometidos ahí.
Todas las aristas apuntan a una serie de hechos, omisiones y falta de sensibilidades que se entrelazan y que dan como resultado un caso del cual además de indignar a algunos, puede ser motivo de apreciar la urgente necesidad de profesionalizar el trabajo de las organizaciones filantrópicas y apoyarlas con recursos privados y públicos.
Por ello se hacer una rápida revisión del papel de los responsables de los siguientes actores en el caso La Gran Familia.
Actuación del Gobierno
Según la PGR, catorce meses duró la investigación en torno al albergue (¡Caray! en las condiciones en las que se encontraban los niños, mantener y extender una investigación tanto tiempo resulta infame. Inmediatamente se hubiese actuado para asistir a las personas que necesitaban ayuda).
La actuación federal fue exagerada, desproporcionada y apoyada en los medios de comunicación lo que permitió de inmediato provocar el escándalo y la condena a priori. Bien lo señalaron Héctor Aguilar Camín y Jean Mayer, el primero hizo notar que se logró una condena mediática; el segundo atestiguó que 8 años mismos que vivió en Michoacán conoció a fondo el trabajo de la Sra. Rosa Verduzco. El operativo llevado a cabo apoyado con el ejército hacía pensar que iban tras algún narcotraficante importante, pero no fue así.
La política pública de atención a la infancia y de respeto a sus derechos puede crear un marco legal que en la letra pueda ser muy avanzado, pero en la realidad el estado dista mucho de contar con las capacidades y recursos necesarios para atender a la niñez y fortalecer a organizaciones filantrópicas que le apoyan cotidianamente.
Hace una semana en este espacio se escribía como los partidos políticos y las actividades realizadas por organizaciones filantrópicas son de interés público, pero con distintos niveles de interés de nuestros políticos. A los primeros se les da todo; las segundas, ¡Qué trabajen como puedan!
Pero la falta de recursos públicos para atención a la niñez también se muestra en el bajo presupuesto federal que se destina al Sistema Integral para la Atención a la Familia DIF, tanto el federal como los estatales y municipales.
No hay una política clara para asignarles recursos de manera sostenida. Para ser claro, la interacción de los DIF con organizaciones filantrópicas es compleja también. En algunos estados es el DIF quien solicita a las organizaciones filantrópicas que los niños sean atendidos por ellas. En otros, sobre la misma problemática, las organizaciones filantrópicas canalizan al DIF a los beneficiarios.
Como son más las necesidades que los recursos, el sector filantrópico ha venido a complementar el esfuerzo público allende donde no hay instituciones públicas o éstas no alcanzar a tener una cobertura total. Aportan modelos novedosos y suman a otros particulares que prefieren donar a organizaciones altruistas que destinar dinero a los programas gubernamentales.
Lo han señalado los expertos, el gobierno no tiene a ciencia cierta un diagnóstico sobre las condiciones de la niñez vulnerable, abandonada, explotada, marginada, analfabeta, en situación de calle, etc. Como tampoco un censo sobre organizaciones civiles que brindan apoyo a la infancia en el país
El gobierno no es tan efectivo como se requeriría, por ejemplo, en el caso de la adopción. El trámite dura tanto tiempo que desanima a los potenciales padres, pero se afecta el desarrollo del infante susceptible a ser adoptado quien será entregado en una niñez más avanzada. Organizaciones civiles han mostrado ser más eficientes y efectivas como por ejemplo Vida y Familia (VIFAC) no tan solo en vincular niños con sus nuevas familias, sino también en mejorar el marco legal de la adopción.
En asilos, albergues, dormitorios, comedores públicos y otras instancias operadas por organizaciones filantrópicas reina la improvisación y no cuentan con una norma oficial de operación. Después de la tragedia de la Guardería del IMSS de Sonora, se empezó un gran esfuerzo para establecer condiciones de protección civil, disponibilidad de espacios por número de beneficiarios, relación personal respecto al número de personas atendidas; preparación del personal y certificación de habilidades, etc. pero aun no hay estándares de desempeño nacionales que además brinden herramientas para mantener en funcionamiento aquellas que están trabajando en lugar de privilegiar que cierren por no contar con los requisitos que se establezcan.
Organizaciones filantrópicas y papel de la filantropía organizada
Muchas organizaciones, quizá es el caso de La Gran Familia, nacen de la buena voluntad que se alía a la improvisación, pero sin los recursos necesarios y suficientes. Después de mucho batallar y del trabajo desplegado por liderazgos individuales, consiguen un terreno o local, lo adaptan y lo operan. De ahí se adentran al viacrucis cotidiano para sobrevivir buscando ayuda, caridades, donaciones, voluntarios. Su trabajo es abrigado por la desconfianza e incredulidad de su comunidad que permanece ajena a los llamados de solidaridad, corresponsabilidad y participación.
Si estas organizaciones apenas tienen recursos para sobrevivir, la deseable capacitación que podría mejorar su desempeño es nula, un sueño una aspiración. Como su actividad está permeada de asistencialismo, muchos donantes no destinan recursos por interpretar que se da dinero a un barril sin fondo.
La atención filantrópica en materia de asistencialismo en México no ha evolucionado para encontrar elementos que beneficie su sostenibilidad y además el actual marco legal y fiscal inhibe y frena la generación de recursos para completar sus ingresos. Por otro lado, gran parte de las personas sigue sin entender por qué si se es una organización filantrópica sin fines de lucro, por qué se paga un servicio.
Por otra parte, muchas organizaciones que prestan servicios a la infancia no han generado ni políticas ni procedimientos para su funcionamiento que protejan tanto a los niños como a la propia organización. Lo anterior permite abrir la puerta a pedófilos y personas que buscan oportunidades para sí. Quizá ese sea el caso de las denuncias que empiezan a aflorar del caso de La Gran Familia.
Por parte de la filantropía organizada, es decir, la ayuda que dan las fundaciones y programas de responsabilidad social, pese a que la niñez es la causa que mayor interés despierta seguida de la educación, no destinan recursos por el sentido asistencial de las acciones. Son pocas y contadas las fundaciones que si lo hacen, muchas de ellas prefieren donar en especie que dinero. Dentro del excelente ejemplo que son los Comedores Santa María, fluye de manera constante el apoyo económico de las fundaciones CMR y Alsea porque la asociación civil estableció un procedimiento de administración y operación profesional.
La filantropía organizada tiene la posibilidad de incidir directamente en acompañar el mejoramiento del desempeño institucional de organizaciones filantrópicas al impulsar su evolución de la improvisación a una administración empresarial (en su sentido más claro).
Papel de los beneficiarios, familiares y sociedad en general
No se puede juzgar superficialmente el caso de La Gran Familia en relación a los beneficiarios (niños y adolecentes más algunos adultos) porque son harto complejas las razones por las que llegaron ahí. La amplia gama de beneficiarios abarca: niños abandonados, rechazados por sus padres y madres, expulsados de su familia original porque uno de los cónyuges prefiere formar una nueva con una nueva persona que rechaza a los hijos de la primera unión, enfermedades discapacitantes o mentales, deformaciones congénitas, bebés producto de una relación de adolescentes en situación de calle, huérfanos, golpeados, migrantes, etc., etc., etc.
Resulta desconcertante como ante tanta indignación ante los problemas de la niñez no se provoque un llamado a la acción en la sociedad y en cambio, se genera una actitud de anteponer barreras y señalar que el gobierno es el único responsable de los abusos cometidos dentro de un albergue, o de atender a toda la gama de niños que requieren apoyo. Más bien este tipo de problemas se pueden ver como una corresponsabilidad de los miembros de la comunidad, por ello existen estas organizaciones filantrópicas pero no pueden solas. Requieren el talento, tiempo y participación de los conciudadanos para funcionar óptimamente.
Si te involucras, comprendes; sí donas, ayudas; sí visitas instalaciones de estas organizaciones regularmente, conoces y auditas. Auditas, verificas y testimonias que el trabajo se realice con profesionalismo y dignidad para los beneficiarios. Con mayor participación e involucramiento hay menos sorpresas.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
excelente articulo Emilio, es importante reflexionar sobre el papel que juega cada actor en este tipo de problemas, siempre es mas facil culpar al otro.
Coincido con Karen; pero no sólo hay que expresar nuestra opinión! Es cuestión de poner manos a la obra! No podemos quedarnos como meros espectadores, porque esta situación nos atañe a todos, y especialmente a las organizaciones que llevan una tarea semejante pero que no ha incurrido en todos estos problemas. Esto nos hace daño a las organizaciones, a los usuarios, que temerá que todas sean iguales, estigmatiza el trabajo voluntario y hace dudar de la buena voluntad de muchos.
No se vale que se juzgue a todos con la misma medida! Generalizar es un grave error!
Y lo más nocivo son las opiniones encontradas, tan aberrantes unas como las otras. A favor y en contra, sólo confunden a la ciudadanía.
Lo que queda claro es que el gobierno no está haciendo lo propio; pero tampoco podría hacerlo!!! Lo recomendable sería que el gobierno reconociera y facilitara el trabajo de estas organizaciones para que su servicio fuera de óptima calidad; no se pueden hacer las dos cosas: o se trabaja con la población objetivo, con toda la mano, o se procuran recursos.
Con la nueva, que ya los recursos no pueden fluir como antes, porque ahora, todos somos lavadores de dinero a menos que demuestres lo contrario… Qué tal???
Susana Barnetche 22 julio 2014 at 10:06 PM #
Coincido con Karen; pero no sólo hay que expresar nuestra opinión! Es cuestión de poner manos a la obra! No podemos quedarnos como meros espectadores, porque esta situación nos atañe a todos, y especialmente a las organizaciones que llevan una tarea semejante pero que no ha incurrido en todos estos problemas. Esto nos hace daño a las organizaciones, a los usuarios, que temerá que todas sean iguales, estigmatiza el trabajo voluntario y hace dudar de la buena voluntad de muchos.
No se vale que se juzgue a todos con la misma medida! Generalizar es un grave error!
Y lo más nocivo son las opiniones encontradas, tan aberrantes unas como las otras. A favor y en contra, sólo confunden a la ciudadanía.
Lo que queda claro es que el gobierno no está haciendo lo propio; pero tampoco podría hacerlo!!! Lo recomendable sería que el gobierno reconociera y facilitara el trabajo de estas organizaciones para que su servicio fuera de óptima calidad; no se pueden hacer las dos cosas: o se trabaja con la población objetivo, con toda la mano, o se procuran recursos.
Con la nueva, que ya los recursos no pueden fluir como antes, porque ahora, todos somos lavadores de dinero a menos que demuestres lo contrario… Qué tal???
El trabajo que hacen las asociaciones civiles suple el trabajo que mal hace el Gobierno. Y este último es responsable de supervisar las actividades de la asociaciones civiles. Así que sí La GrAn Familia incurrió en delitos, en primer lugar hay que buscar en los funcionarios públicos a los responsables. Y de lo demás estoy de acuerdo, urge profesionalizar las iniciativas de la sociedad civil. Me pareció muy importante este artículo.