A nuestro país le saldría más barato invertir en ciencia y tecnología que enfrentar tardíamente los daños producidos por los gases de efecto invernadero, los desastres naturales y tecnológicos, así como la carencia de agua y energía, declaró José Franco, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
De acuerdo con la Academias de Ciencias de 15 países (G-Science), dichos temas o asuntos nodales deberían ser considerados en el próximo Foro Mundial del G-20, que se realiza desde hoy hasta el 20 de junio en Los Cabos, Baja California Sur; cabe señalar que el organismo no sólo debate cuestiones de orden económico, aunque sea este el principal asunto que rige su reunión.
Por ello, el G-Science elaboró tres documentos, uno por tema (Mejorando el conocimiento sobre emisiones de gases y sumideros de efecto de invernadero, Desarrollo de la resiliencia frente a desastres naturales y tecnológicos y Vínculo entre energía y agua: reto para un futuro sustentable) que incluyen recomendaciones y posibles soluciones para prevenir y enfrentar dichas problemáticas desde una perspectiva científica.
INVESTIGACIÓN MULTIDISCIPLINARIA
Franco señaló que se deben impulsar programas de investigación multidisciplinaria para dar respuestas, y adoptar puntos de vista globales y multidimensionales.
Señaló también que los documentos que los especialistas les han hecho llegar a los líderes mundiales, plantean la importancia de otorgar recursos suficientes para solucionar cada una de los problemas que se presenten.
Es necesario hacer una fuerte campaña respecto a las capacidades científicas para enfrentar estos desafíos, para contrarrestar el desconocimiento que tienen los tomadores de decisiones respecto a dichos asuntos”, subrayó.
Además de la mexicana, en G-Science están las academias de ciencias de Alemania, Brasil, Canadá, China, EU, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Marruecos, Reino Unido, Rusia y Sudáfrica.
AGUA, ENERGÍA Y ALIMENTACIÓN
Ante el desafío de satisfacer la demanda de alimentos para una población mundial que aumentó de 6,000 a 7,000 millones en los últimos 12 años y que alcanzará la cifra de 9,000 millones en 30 años más, el G-Science propone medidas para atender las necesidades de energía limpia y costeable, de agua en cantidad y calidad adecuadas y atención a la seguridad alimentaria.
La fuerte interacción que existe entre agua y energía -considera la agrupación- es un aspecto fundamental que debe tomarse en cuenta para la planeación e inversión en infraestructura, y “se sobreentiende que en materia de seguridad alimentaria, deben considerarse necesarios los recursos de agua y energía, ya que la agricultura es el mayor consumidor de agua en gran parte del mundo y su demanda de energía es enorme”, se señala en el documento.
El G-Science reporta que ya se empiezan a sentir las presiones por la escasez de energía y agua en muchos países y regiones y se prevé que se sumen más. Las cuatro medidas son:
1.- Garantizar que los programas de energía y agua estén completamente integrados y que las soluciones se desarrollen tomando en cuenta las interdependencias.
2.- Invertir en investigación científica e innovación, en optimización energética y en el uso sustentable del agua.
3.- Establecer estructuras de gobernabilidad eficaces y políticas claras que faciliten la gestión integrada de energía, agua y sistemas agrícolas.
4.- Desarrollar sistemas que monitoreen y pongan a disposición de todos los datos básicos.
PREVENCIÓN DE DESASTRES
Las pérdidas anuales por desastres en 2005, 2008 y 2011 superaron los 200,000 millones de dólares, sin contar pérdidas humanas.
Por ello, el G-Science recomienda a los gobiernos nacionales construir de manera urgente estrategias de resiliencia (capacidad para asumir situaciones límite y sobreponerse a ellas) en los programas de asistencia nacionales e internacionales de cooperación y desarrollo.
La recomendación se centra en desastres que ocurren en periodos cortos de tiempo y que pueden ser naturales (como terremotos, derrumbes, huracanes, inundaciones, tifones, erupciones volcánicas y pandemias), y tecnológicos, en los que se incluyen fallas accidentales u ocasionadas por el factor humano en infraestructuras socialmente críticas (como son presas y diques, sistemas de energía y redes de información). Se propone a los gobiernos cinco puntos:
1.-Vigilancia continua de riesgos y evolución periódica de desarrollo de capacidades.
2.- Mejoramiento de los sistemas de salud pública, los cuales deben ser fortalecidos y mantenerse, tanto para evitar el desastre como para responder cuando éste ocurra. Estas mismas consideraciones se aplican a los sistemas de cultivo y salud animal.
3.- Aplicación de la tecnología avanzada de la información, incluyendo la geoespacial, para el monitoreo, identificación y alerta de desastres inminentes y en la evaluación de su ubicación, naturaleza y alcance de los daños.
4.- Planeación, ingeniería e implementación de los estándares para minimizar la vulnerabilidad.
5.- Integración de la capacidad de resiliencia en los programas de asistencia al desarrollo de los países.
Fuente: eleconomista.com.mx
Publicada: 17 de Junio de 2012