La compañía acuerda retrasar recortes laborales mientras negocia con sindicatos, pero ve «exceso» de empleados al dejar de producir modelos antiguos.
General Motors Co y un sindicato brasileño acordaron postergar hasta noviembre una decisión políticamente delicada de eliminar hasta 1,840 puestos de trabajo en una fábrica cerca de Sao Paulo.
La decisión, que se produce luego de tensas negociaciones y acalorados recordatorios del Gobierno brasileño de que las exenciones impositivas que disfruta la automotriz son a cambio de preservar empleos, da a GM tres meses adicionales para evaluar la situación de los despidos en la planta de ensamblaje.
Luego de 9 horas de negociaciones el sábado con el sindicato, Luiz Moan, jefe de relaciones institucionales de GM en Brasil, dijo que la compañía estadounidense seguiría adelante con las conversaciones sobre un acuerdo laboral con los trabajadores en los próximos meses.
En tanto, miembros del sindicato votarán sobre el acuerdo ya alcanzado en una asamblea el martes.
El acuerdo alivia una creciente presión política vista en las últimas semanas, puesto que la automotriz consideraba cerrar la planta de ensamblaje, 1 de las 8 situadas en un complejo en São José dos Campos.
El Gobierno ha hecho advertencias a GM sobre el recorte de empleos, especialmente porque las ventas -que están lentas debido a la desaceleración del crecimiento de la economía brasileña- repuntaron en las últimas semanas gracias a exenciones impositivas.
«Damos incentivos fiscales y queremos algo a cambio: empleo estable», dijo la presidenta Dilma Rousseff la semana pasada.
Las exenciones tributarias para las automotrices están entre una serie de incentivos para la industria, después de que la alguna vez pujante economía de Brasil empezara a enfriarse desde el año pasado.
De los trabajadores en riesgo de perder sus empleos, GM mantendrá a 900 en la planta de ensamblaje, dijo la compañía. El resto continuará recibiendo sus salarios mientras reciben entrenamiento para optar a otros puestos.
La decisión de mantener parte de la producción de la fábrica es un «sacrificio de GM por la comunidad», dijo Moan.
Desde el 2008, GM ha dirigido sus inversiones para nuevos modelos a otras fábricas de Brasil, argumentando que en el complejo São Jose se pagan salarios demasiado altos y existen acuerdos laborales muy rígidos. Los altos costos, asegura la empresa, hacen a la planta menos competitiva.
Luego de que GM detuviera la producción de los modelos que tienen una década y que eran hechos en esa planta, los trabajadores comenzaron a protestar por los despidos que anticipaban.
Antonio Ferreira, presidente del sindicato metalúrgico que representa a los trabajadores, dijo a periodistas que la presión de los gobiernos federal y estatal era clave para mantener la fuerza de trabajo de la planta. Indicó que su grupo seguiría negociando con GM para generar nuevas inversiones en el complejo.
Fuente: elfinanciero.com.mx
Por: Francisco Velázquez
Publicada: 05 de Agosto de 2012