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NoticiasRSE“La gestión comprometida con la Responsabilidad Social puede promover transformación social”

“La gestión comprometida con la Responsabilidad Social puede promover transformación social”

De paso por Córdoba, la Coordinadora de Proyectos del Instituto Ethos de Brasil, Ana Leticia Silva, visitó el IARSE y nos contó acerca de las líneas de trabajo que desde el PLARSE se vienen llevando a cabo en Latinoamérica para dar empuje al movimiento de la RSE.

– ¿Qué es el PLARSE?

– Es el Programa Latinoamericano de Responsabilidad Social Empresarial. Fue propuesto y creado por cuatro organizaciones que se unieron justamente para proponer el proyecto: El Instituto Ethos, la Organización Intereclesiástica de Cooperación para el Desarrollo de Holanda (ICCO), Fundación Avina y el Fórum Empresa, este último con el rol de articular las organizaciones de Responsabilidad Social en las Américas para el proyecto.

El PLARSE busca desarrollar tres ejes, tres líneas de trabajo:

1) Los Indicadores de RSE, que es la manera que tiene la empresa de hacer su autodiagnóstico y ver qué acciones puede poner en práctica para mejorar su gestión en términos de RSE;

2) La Responsabilidad Social en los Medios de Comunicación: que son importantísimos para valorar las buenas acciones de las empresas; y por último;

3) La Responsabilidad Social y el Combate a la Pobreza: que es justamente adonde queremos llegar, es decir, la gestión comprometida con la Responsabilidad Social puede hacer cambios sociales, puede promover transformación social.

Siempre pensamos que estas tres líneas de trabajo estaban muy conectadas y con un gran poder de impacto en términos de la actuación más conciente de las empresas. Luego, los países fueron escogidos entre los cuatro aliados que conforman el proyecto. Son seis: Colombia a través de CCRE, Nicaragua a través de UNIRSE; Perú a través de Perú 2010; ADEC en Paraguay, el COBORSE en Bolivia; y CERES en Ecuador; que a su vez son coordinados por el Instituto Ethos.

Más tarde, con el fin de contribuir al proyecto, se unió el Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE) desde Argentina. Luego de conformada la iniciativa, el Instituto se interesó en participar de los encuentros generales del programa, tanto cómo para aprender, cómo para llevar contenidos al programa a partir de las cosas que ya estaban desarrollando.

– ¿Cuál es el objetivo principal de PLARSE?

– El programa tiene el propósito de contribuir con el crecimiento del movimiento de la RSE en la región Latinoamericana, fortalecer las organizaciones de RSE en cada uno de los países, porque los grados de desarrollo son muy diversos y esto es una traba para el desarrollo del movimiento en la región. Finalmente crear casos que puedan ser replicados por otras empresas y en otras regiones y en otros países. Es decir, crear metodologías que puedan apoyar otras experiencias.

– ¿Qué diferencia hay entre los nuevos Indicadores PLARSE y los lanzados por el Instituto Ethos hace unos años?

– Nosotros hicimos un trabajo con estas organizaciones para plantear unos Indicadores que podrían ser Generales. Luego, todos revisaron los contenidos de los Indicadores Ethos para ver cuáles podrían ser utilizados como Indicadores Generales. Estos sirven ahora a toda la región Latinoamericana. Así, se constituyó una base general de Indicadores de RSE que se llama Indicadores PLARSE y además hay una base en cada país con Indicadores Específicos, que cubren la realidad de cada país.

Entonces, las empresas contestan los generales y los de su país. Cuando responden a los Indicadores Generales pueden comparar sus resultados con empresas de otros países y esto es especialmente interesante para empresas que son Multinacionales, que tienen plantas en varios lugares y niveles de desarrollo de RSE diferentes en cada zona donde actúan.

– ¿Cómo ayudan estos Indicadores a la gestión de la empresa?

– Dan una fotografía de cómo está la empresa en términos de compromiso de su gestión con la Responsabilidad Social. Estos Indicadores son casi 50, y están conformados en estadios de desarrollo que van desde el 1 hasta el 4, es decir, desde el cumplimiento de la ley, hasta una relación fuerte de la empresa trabajando por políticas públicas. Nosotros les sugerimos a las empresas que rellenen los Indicadores involucrando y dialogando con sus stakeholders en cada tema. A partir de allí, la compañía puede desarrollar una planificación para evolucionar en uno, dos o tres años, y diagnosticar los avances que ha tenido.

– ¿Tienen estadísticas sobre cuántas empresas los están utilizando?

– No hay números todavía. A fines de este año tendremos los primeros resultados en términos de empresas que están rellenando los Indicadores Generales.

-En la línea de trabajo de Combate a la Pobreza, ¿qué es lo que se está haciendo concretamente?

– Hay una idea general para todos, aunque sabemos que el proyecto será diferente en cada país. Estamos enviando los diseños de los proyectos a los financiadores, que son ICCO, Fundación Avina -que realiza la coordinación general del eje del proyecto-, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el desarrollo de los pilotos, que serán ocho, incluido el que mandará el Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE).

– ¿En qué consisten los pilotos?

– Queremos tener una empresa líder del proyecto, y esta empresa debe incluir a emprendimientos de la base social en su cadena de valor, involucrando su negocio en ese proceso. Los pilotos deberán ser desarrollados a lo largo de tres años, y ser sistematizados para que sean difundidos. De esta manera, otras compañías, o la misma, puedan hacer lo mismo en una planta fuera o dentro de su país. Es decir, la idea es trabajar con el liderazgo de la empresa, el co-liderazgo de la organización de RSE, que debe hacer la gestión del proyecto, y asociar a otras organizaciones que sean necesarias para soportar un proyecto de esta índole, que sabemos que es difícil de implementar.

– ¿Cómo sigue después?

– Uno de los componentes del proyecto es demostrar que además de ejemplar, se trata de un proyecto sostenible en el largo plazo. Es decir, que el proyecto tenga otras maneras de seguir funcionando luego de que el grupo no lo sostenga más. Tiene que tener impacto en el desarrollo de una comunidad pobre de base social en términos de cambios reales y medibles de ingreso y de calidad de vida a partir de los negocios de la empresa. Además, debe promover cambios en la mentalidad de la empresa. La compañía se convierte así en una empresa conciente de que es posible hacer negocios con la gente de la base social y que este negocio es fundamental para la empresa y la comunidad en relaciones de ganar-ganar.

-¿Cómo es el trabajo con los Medios de Comunicación?

– Lo hicimos en Brasil con éxito. Se trata de dos proyectos. Por un lado, la conformación de una red de periodistas en Responsabilidad Social Empresarial. Por el otro, un Premio en Responsabilidad Social Empresarial. En Brasil conformamos una red que ya tiene 800 periodistas que trabajan esta temática y que cada vez tienen más conocimientos para hacerlo. Hay que tener en cuenta que estos profesionales influyen sobre la opinión pública. Luego, el premio es para buenos artículos y reportajes en todos los ámbitos de la comunicación, ya sean radiales, gráficos y televisivos, que traten el tema. Además, dentro de la red hay un componente de aprendizaje, nosotros proponemos los contenidos que pueden ser debatidos entre los periodistas para ampliar la capacidad de producir artículos, a lo que se incluyen charlas para profundizar el conocimiento de este público en materia de RSE.

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