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Gordon W. Hempton, un ecologista acústico en busca del silencio

Ha dado la vuelta al mundo tres veces con el fin de aprender y compartir los conocimienlos adquiridos de la naturaleza; para él, esta sabiduría «sólo puede ser apreciada en ausencia total del ruido humano». Ahora se dedica a viajar «para comunicar lo que la Tierra nos está diciendo, y que sólo se puede percibir si tenemos la convicción de querer escuchar».

Gardan W. Hempton quería ser patólogo de plantas; sin embargo, se convirtió en ecologista acústico después de un viaje en automóvil de Seattle (Washington) a la Universidad de Wisconsin. Tenia 27 años cuando se dio cuenta de que en realidad no sabía escuchar en el amplio sentido de la palabra, y menos aún interpretar lo que la naturaleza puede decir.

La experiencia fue así: mientras descansaba recostado en un campo abierto, oyó un fuerte relámpago que lo estremeció y le hizo darse cuenta de su propia existencia a través de un ejercicio de introspección, que le abrió una nueva perspectiva de vida: el sonido de las plantas, los animales, el viento y el agua es un medio para comunicar grandes mensajes. Así, se convirtió en el «rastreador de sonido».

Para él, el planeta es una «caja musical que funciona gracias a la luz solar», y que ha sido afectada durante siglos por la contaminación auditiva que los humanos producimos. Esto no sólo significa dejar de sentir el placer estético que el ambiente nos da, sino que perdemos la oportunidad de escuchar los mensajes que el universo tiene que expresarnos a través del silencio.

Su mayor preocupación es generar una percepción más profunda del mundo que nos rodea, más allá del sonido de las ciudades y de toda forma de «contaminación auditiva», que impide ser receptores abiertos de las señales de la naturaleza, al tiempo que hace una fuerte crítica a un medio acelerado, profundamente ruidoso, síntoma del poco conocimiento que tenemos de nosotros y de lo que está alrededor.

A partir de la fotografía y las grabaciones acústicas de distintos lugares, que van del delta del río Amazonas hasta el outback (regiones semiaridas alejadas de los centros urbanos) de Australia, Gordon W. Hempton ha presentado, a lo largo de su carrera, retratos del valor de la vida y de la importancia de la comunicación proveniente de otros seres vivos. Todo, gracias a una mezcla entre el registro más puro posible y una afinidad para transmitir mensajes de manera poética.

Para él, cada parte del planeta -desde los valles y los animales que los habitan, hasta el piar de los pájaros- es necesaria para combatir el aislamiento que hemos ocasionado con el ruido humano. El silencio se convierte así en una herramienta para conocernos, que nos permite complementamos con el resto de seres cuando tenemos el suficiente compromiso de escuchar para repensar dónde deseamos vivir.

De escuchar el sonido de la naturaleza a ser su vocero

Para Gordon W. Hempton, el rescate del sonido no tiene sólo implicaciones ecológicas, sino también éticas, ya que «si hacemos oídos sordos a la desaparición del silencio natural, entonces, ¿cómo podemos obtener mejores respuestas para crisis ambientales más complejas?»

Este investigador sostiene que existe una relación destacada, por un lado, entre el ruido generado y el área de su influencia, y por el otro, la posibilidad inversa de que el silencio también tenga un impacto positivo a la redonda. Conservar espacios libres de ruido se convierte en una tarea de mantenimiento de la sanidad y dignidad humanas.

En un lapso breve ha sido testigo de cómo hay cada vez menos espacios donde disfrutar plenamente del silencio. Tan sólo en Washington (de donde es originario), en 1984 existían 21 sitios de éstos; para 2007, sólo quedaban tres.

Esta constante disminución implica una extinción progresiva del silencio, ya que el número total de lugares sin influencia sonora humana se ve cada vez más reducido. Ante esta situación, Hempton se ha visto en la necesidad, según ha asegurado, de pasar de hacer registro del sonido de la naturaleza a ser un vocero permanente de la situación que padece; además, se ha convertido en un educador acerca de los peligros de no saber escuchar y de la soberbia de intentar dominar al resto de las formas de vida.

Hemos perdido de vista que la contaminación auditiva no sólo afecta nuestra salud, sino que es un problema que arrasa con los valores y significados de un mundo que se comunica para hacernos entender las posibilidades que tenemos como humanidad cuando vivimos el silencio.

Gordon W. Hempton justamente se preocupa por mantener con vida los pocos espadas que todavía conectan al hombre con su entorno, mediante las voces de diversos seres de los que todavía tenemos mucho que aprender.

Fuente: Revista Equilibrio No. 56
Publicada: Abril de 2013

2 COMENTARIOS

  1. Interesante artículo! si el investigador ha grabado discos de la naturaleza, me encantaría saber dónde encontrarlos!

  2. Ante el marasmo en el que vivimos es necesario un portavoz , tal cual.La naturaleza esta furiosa
    y sigue herida, morada;esta llorando, secuestrada y brava-………II

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