La realidad de los pepenadores, el primer eslabón del reciclado de todo tipo de producto, es un sector social que vive en condiciones de trabajo muy precarias pese a que los productos que recuperan son adquiridos por empresas que obtienen grandes ganancias económicas.
Esta realidad, contrasta con la pobreza extrema en que vive la mayoría de quienes se dedican a la pepena y recolección de basura en el Valle de México, declaró Tania Espinosa Sánchez, coordinadora para Ciudad de México de Informal Employment Globalizing and Organizing (WIEGO).
Explicó que padecen no sólo la falta de reconocimiento social por el trabajo que realizan, sino que las propias empresas niegan que hace uso de la mano de obra de estos trabajadores de manera informal, cuando al final son ellos quienes sostienen la cadena de valor en la industria del reciclaje.
Tan sólo en la Ciudad de México se estima que a diario se generan más de 13 mil toneladas de basura, de la cual se recuperan mil 748 toneladas de desechos a través de la pre-pepena de forma diaria, informa la Secretaría de Medio Ambiente de la CDMX.
“Existen muchas empresas que no aceptan esta relación laboral por su fama de ser grandes y no reconocen que usan a personas y cadenas informales de reciclado a base del trabajo precario. Aunque sí existen casos de algunos que lo visualizan, requieren informar cómo incluyen a estos trabajadores a un esquema formal, ya que siempre se tienen acopiadores intermediarios que son los que acaban pagando cantidades ínfimas de dinero a lo recolectado por los pepenadores”, sostuvo Tania Espinosa.
WIEGO ha trabajado en la CDMX con los 10 mil trabajadores voluntarios del sistema de limpia de la capital, quienes viven del reciclado y de la propina de la gente.
Esta organización realizó el Proyecto de Reconocimiento de la Situación de Derechos Humanos de los Recicladores en Latinoamérica, caso CDMX, el cual informa que el gobierno capitalino en su plan para el manejo de la basura en este sexenio con el fin de disminuir el gasto económico por uso de rellenos sanitarios fuera de la capital, hará que la planta de transferencia de Azcapotzalco sea reubicada y convertida en planta recicladora.
La actual autoridad capitalina, impulsa un nuevo Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos para la ciudad, aunque en lo difundido al momento, se desconoce si incluirá a los pepenadores que son la base de la cadena de valor en la industria del reciclaje.
De acuerdo al Inventario de Residuos de la Ciudad de México 2017, hasta ese año existían 8 mil 322 trabajadores contratados para la limpieza de las calles. Sin embargo, el inventario no incluye a los pepenadores y los barrenderos voluntarios, lo cual impide conocer su número exacto.
La Recomendación 07/2016 de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México determinó que existe “la permisión gubernamental de que estos trabajadores y trabajadoras informales presten un servicio público en condiciones indignas, inseguras e insalubres, (por lo que) el gobierno no está protegiendo a un sector vulnerable, ni garantizando un trabajo digno, pero si se está beneficiando de sus servicios y de su continuidad y quebranta obligaciones no solo de protección sino de respeto, garantía y promoción de sus derechos humanos”.
Entre las recomendaciones que señala el informe de WIEGO están que se debe reconocer a los trabajadores, incorporarlos a las leyes que lis protejan, evitar su discriminación y finalmente analizar si la política del gobierno capitalino es viable o no así como los daños que puede ocasionar a los miles de individuos involucrados en esta cadena de valor en la industria del reciclaje.
Nadie debe quedarse atrás
Carlos Scheel, profesor emérito en el EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey (ITESM), dijo a ExpokNews que la economía circular es un concepto muy grande que en Europa va con grandes avances.
En el caso de México, en contraste, se requiere crear los entornos adecuados para que empresas y gobiernos tengan un modelo de desarrollo adecuado sustentable que no se detenga por el argumento de falta de presupuesto; se requiere de una transformación cultural, consideró.
Para los pepenadores se necesita un “sistema circular de valor, que incluya lo ambiental y social en donde se apoye a comunidades en zonas vulnerables, no sólo es comprarles el producto, sino generar las condiciones sociales para que no sean pepenadores toda su vida”, apuntó.
Por su parte, Luis Aguirre-Torres, presidente de X Challenge, empresa de emprendimiento en productos sustentables, declaró que los trabajadores informales externos de las empresas deben recibir incentivos de empresas y gobierno para estar incluidos formalmente en la cadena de valor en la industria del reciclaje.
Alertó además que 70% de los pepenadores que recibe dinero por lo recolectado es hombre mientras que 70% de quienes recolectan y separan la basura son mujeres y niños, existe una grave inequidad de género y se explota a las mujeres. Se debe reducir esa brecha buscando estructurar este sistema y definir los roles de ese trabajo para la correcta distribución de las ganancias.
PetStar, entre intermediarios y pepenadores
Jaime Cámara, director General de PetStar, la mayor planta recicladora de PET en Latinoamérica, declaró que el primer contacto para adquirir botellas PET es con sus llamados “socios acopiadores”, que son quienes reciben los materiales de los pepenadores.
Este primer contacto no se da con los pepenadores, pues no tienen bodegas para acopiar grandes cantidades de producto o están lejanos de los puntos de recolección de las unidades de PetStar que pasan por el plástico PET, haciendo inviable que se les atienda de manera directa.
Comentó que los pepenadores son indispensables para su cadena comercial, siendo personas que deben ser protegidas y no desplazadas de la economía circular, ya que en México se busca transmitir este mensaje al pepenador para que se sienta incluido en esta industria.
Por ello, abundó, entre sus acciones sociales están acercar oportunidades de educación y desarrollo social para ayudar a mejorar su calidad de vida.
“Las equivocadas actuales políticas públicas de saneamiento de sitios de disposición de residuos -autoridad capitalina- no incorporan al pepenador y lo desplaza al abismo del olvido”, consideró.
Gobierno desconoce a trabajadores voluntarios de limpia
El gobierno ha informado que la eficiencia promedio de la recolección selectiva de desechos es de 46%, donde a alcaldías como Coyoacán se le asigna un 75% de eficiencia y a alcaldías como Gustavo A. Madero un 21% de eficiencia.
Se estima que en el sistema de limpia de la CDMX existe una plantilla de 14 mil 148 trabajadores sindicalizados, aunque hay cerca de 5 mil eventuales que realizan otras actividades y 10 mil trabajadores voluntarios aproximadamente.
Cadena de valor en la industria del reciclaje
El hecho de no contar con un contrato vuelve a tal grado vulnerables a los pepenadores que incluso genera que sean obligados a hacer trabajo extra. ExpokNews buscó la opinión de trabajadores voluntarios de limpieza y pepenadores de residuos en la delegación Iztapalapa y en el municipio de Nezahuacoyotl, quienes por seguridad pidieron no ser identificados.
Yolanda, madre soltera de dos adolescentes declaró que “si no te portas bien, no acatas y no vas a cuadrilla de limpieza de las calles, tienes problema. La mayoría de los que se llevan a cuadrilla son voluntarios porque los de base dicen: yo por qué voy a ir. Tienen un sindicato que los defiende y tienen menos posibilidades de perder su chamba”
Entre las labores que le corresponde efectuar están levantar escombros, plantar jardines, recoger desechos peligrosos, limpiar un área que requiera más atención.
Alfredo detalló que un día de trabajo empieza al levantarse a las 5 de la mañana, empezar a recolectar desechos en el tiradero, en las calles o en las casas. Cuando el sol que está muy fuerte no se puede uno tapar con nada, porque hay que andar atrás del camión separando el material que arroja al suelo”.
Para al final sacar con suerte unos 100 a 150 pesos diarios de la venta de residuos separados; aunado a las propinas de la gente cuando se anda en calle.
Al preguntarles sobre los aspectos negativos de su trabajo, las respuestas se relacionaron con el clima, los riesgos a la salud, la falta de cultura de separación de residuos por parte de la ciudadanía, el contacto con residuos desagradables, la inestabilidad económica, la falta de sensibilización social sobre sus condiciones de trabajo y la discriminación a la que se enfrentan.