Greenpeace, una de las ONG’s y grupo de activistas más sólidos del planeta, montaron una espectacular guerrilla de caracter social en París para protestar por la falta de acuerdos en la cumbre del G8.
Los siete países más industrializados del mundo y Rusia, el concocido G8, reunidos en Italia, concluyeron la cumbre al declararse partícipes de una serie de decisiones y declaraciones de intención, comprometiéndose a trabajar juntos y a no tomar medidas proteccionistas.
En lo referente al Calentamiento Global, el G8 y otros ocho países, entre ellos China e India, lograron acercar las posiciones en la lucha contra el cambio climático. Si bien no hubo acuerdos concretos sobre objetivos de protección del clima específicos, todos se comprometieron a cumplir con la meta de no superar los dos grados Celsius de aumento de la temperatura promedio de la Tierra en comparación con el periodo preindustrial. Los países deberán trabajar para alcanzar un ambicioso tratado de protección del clima, que deberá ser aprobado en diciembre en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Copenhague.
La falta de acuerdos concretos incentiva que grupos activistas como Greenpeace se hagan presentes en este tipo de cumbres. En esta ocasión lo hicieron inflando un iceberg de dieciseis metros en el río Sena, con la torre Eiffel como fondo, para llamar la atención mundial y exigir compromisos sólidos del G8 en la lucha contra el cambio climático.