Greenpeace declaró que tras un año de investigaciones sobre la contaminación tóxica del agua en China descubrió vínculos comerciales entre varias marcas de ropa, incluyendo Adidas y Nike, y proveedores que vierten sustancias tóxicas.
Alrededor de 600 personas de 29 ciudades en 11 países se presentaron en sucursales de Adidas y Nike, se quitaron las prendas de estas marcas y retaron a los dos gigantes de la ropa deportiva a eliminar de sus procesos productivos y de suministro los vertidos tóxicos para convertirse en “campeones” de un futuro sin tóxicos.
No cabe duda que Greenpeace ha dejado de ser una pequeña piedra para ser una tremenda roca en el zapato de muchas empresas. El problema de enfrentar a un gigante activista como éste es que aún antes de que una empresa pueda comprobar o refutar teorías, el daño a su reputación es enorme gracias a la cobertura y el publicity que las acciones de Greenpeace tienen.
Uno de los muchos beneficios de un marketing responsable es el poder anticipar boicots… justo como éste. ¿Por qué decimos un marketing responsable? Porque a diferencia de lo que muchos piensan, marketing tiene influencia en muchos procesos de la compañía, incluyendo obviamente el diseño de producto. En este sentido, por supuesto que tiene voz en las decisiones de cadena de valor.
No hay que olvidar que Nike fue objeto de señalamientos sociales en el libro NO LOGO hace muchos años y que sabe muy bien a lo que se enfrenta. Otras compañías han mostrado ser muy proactivas en este sentido como Walmart o la misma Apple, quien ha denunciado públicamente empresas con fallas dentro de su propia cadena de valor antes de que éstas siquiera puedan salir a la luz. Un ejemplo de RSE proactiva y no reactiva. Habrá que ver la respuesta de estos gigantes deportivos ante el señalamiento del coloso activista.
El striptease mundial se presentará al libro del Récord Guinness como parte de la campaña Detox de Greenpeace.
