“El hablar que no termina en acción,
mejor suprimirlo”.
Thomas Carlyle
Por Emilio Guerra Díaz
Algunas instituciones promotoras de voluntariado, así como investigadores, consultores y líderes sociales de organizaciones civiles recurrentemente han puesto a discusión la necesidad de que exista una Ley de Voluntariado en nuestro país. Uno de los casos que mejor ejemplifica esta visión es la de la asociación política nacional México Coherente, la cual hacia finales del año 2012 compartió su propuesta de ley. Desde el 2001, en el marco del Año Internacional de los Voluntarios, algunos miembros de la difunta Asociación Mexicana de Voluntarios, coquetearon con la idea de una ley siguiendo el ejemplo del caso español.
Es preciso señalar que actualmente en el viejo continente de los 30 países que forman la Unión Europea, algunos cuentan con un marco legal. De acuerdo a Susana Szabo del European Volunteer Centre, sólo 16 países tienen una ley específica de voluntariado (como España, Portugal, Hungría, Francia, etc.); en 5 no existen leyes concretas de voluntariado pero otras normas hacen referencia a su regulación (Bélgica, Austria, etc.) y, en 9 naciones no hay un marco legal (Reino Unido, Dinamarca y Suecia, entre otros) pero la generosidad y el involucramiento constante y permanente de su ciudadanía como voluntarios en asuntos públicos constituye un gran aporte para la preservación, mantenimiento y expansión de bienes públicos, el otorgamiento de servicios y para el fortalecimiento de organizaciones filantrópicas.
Sin embargo a nuestro juicio antes de pensar en la viabilidad de una ley de voluntariado en nuestro país están pendientes algunas tareas para afinar el marco legal donde se desenvuelven las organizaciones filantrópicas que basan su trabajo en el apoyo del servicio voluntario. Persiste por ejemplo, la idea de incorporar plenamente el tema en la Ley Federal de Fomento a las Actividades de las Organizaciones Civiles, en las de Desarrollo Social y Asistencia Social. También es importante señalar que alentar el voluntariado es tarea no sólo para beneficiar a las organizaciones filantrópicas, sino en toda la gama de organizaciones que no persiguen fines lucrativos.
Pensar en una Ley de Voluntariado obliga a referenciar el tema con “trabajo” voluntario y en las actuales condiciones de la Ley Federal de Trabajo no está presente esta figura legal. Este vacío jurídico hace por el momento inviable una ley. En todo caso, ¿Cuál es el reto: Alentar el servicio voluntario o el trabajo voluntario con las implicaciones jurídicas que implican ambos términos?
Pero entonces, ¿Cuáles son algunas de las motivaciones por las que se estima la necesidad de una Ley de Voluntariado? Sentimos que más bien la razón principal por la que es alentada por sus simpatizantes, radica en la posibilidad de tutelar al estado mexicano como el principal promotor de la actividad voluntaria, por ello se piensa que la ley facilitará el desarrollo y crecimiento del voluntariado en nuestra nación.
En esto hay mucha convergencia: El estado debe facilitar y contribuir la participación ciudadana en diversas actividades, una forma para hacerlo es fomentar los grupos voluntarios en escuelas, universidades, iglesias, dentro de los clubes y grupos de auto beneficio para que desdoblen la acción social. Entonces ¿No sería más conveniente trabajar para diseñar una política pública de voluntariado en México?
Para caminar hacia una política pública habrá que contar con varios elementos y considerandos como por ejemplo, una fluida e intensa participación de diversas organizaciones que fomentan el voluntariado, que se apoyan en él o que eventualmente organizan campañas en las que participa un gran número de voluntarios; dependencias públicas como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y los voluntariados de las dependencias públicas; universidades e investigadores de organizaciones que estudian e indagan sobre el tema de la participación ciudadana y voluntariado, etc. Al respecto recordarán algunos lectores que en administraciones anteriores a los regímenes panistas se contaba con un Voluntariado Nacional el cual fue extinguido en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Recordará el lector que nos sigue en este espacio editorial de la Alianza Mexicana de Voluntariado, que en octubre publicamos las conclusiones del III Foro de Voluntariado donde se planteaban, entre otros, algunos retos como:
• Promover una cultura de voluntariado
• Apoyar y profesionalizar la gestión del voluntariado
• Desarrollar una estrategia de comunicación que informe sobre la acción voluntaria, su valía y aportes
• Contabilizar el aporte voluntario y contar con un registro nacional de grupos voluntarios
• Fomentar la educación de la acción voluntaria
• Apoyar el surgimiento de un mayor número de voluntariados en universidades, empresas e instancias públicas
• Formalizar la actividad voluntaria informal
Sin duda estos temas son materia de inclusión en una política pública de fomento al voluntariado, la cual no sería una graciosa concesión del gobierno federal, más bien, una inteligente estrategia para responder la necesidad de adecuar la realidad de un sector emergente y en crecimiento cuyas acciones son de utilidad pública por su contribución al bien común coadyuvando al gobierno en el cumplimiento de sus responsabilidades sociales.
Pero hay que ser claro, para construir una política pública de voluntariado debemos considerar que los tiempos han cambiado, que se ha dado un avance en la democratización del país y que existe un gran número de recursos que empiezan a acotar el poder político y a supervisarlo. Que los medios de comunicación “ciudadanos”, como son las redes sociales, juegan un papel fundamental para provocar acción y generar opinión.
En el siglo XX tuvimos por lo menos dos lecciones que hoy debemos evitar en la relación gobierno-sociedad civil:
a) El vicio del centralismo gubernamental y por lo tanto la tentación de homologar esfuerzos ciudadanos que fluyen por distintos cauces que busca crear un sólo modelo, una sola visión que se hace “oficial”, que se hace única guía, que podría dejar a la ciudadanía el papel de “operador”, desanimando y desalentando la participación; una sola manera de hacer las cosas. Hoy se tiene que trabajar con un pensamiento global y con la diversidad como materia prima. Una política pública debe crear una agenda común.
b) La tentación de corporizar los esfuerzos ciudadanos para llevarlos a un partido político y sacar provecho. La actitud de los funcionarios públicos, legisladores y burócratas que podrían participar habrán de levantar su contribución con una franca actitud de acompañamiento: “Juntos construimos”.
Pero también de este lado de la mesa, existen los riesgos que deben evitar las organizaciones de sociedad civil, entre los que se destacan el oportunismo, el protagonismo y seducción por el poder, por estar cerca de él, que modifica los objetivos “para quedar bien con la autoridad”.
Justificación de la Política Pública
Para el gobierno de Enrique Peña Nieto, una política pública facilitaría la interacción de voluntarios en los planes de gobierno, como es la Cruzada contra el Hambre o acciones de protección civil para la atención de desastres. Alentar el crecimiento de grupos voluntarios gerenciados en forma profesional contribuirá también a alentar la participación ciudadana en los asuntos públicos; aumenta la solidaridad y el sentido de retribución.
Asimismo el voluntariado permitirá que pasemos del territorio irresponsable del “lo que es de todos, no es de nadie” como sucede con los bienes públicos, a ubicarnos en el “terreno de la apropiación” de aquellos bienes y asumir una corresponsabilidad en su cuidado, preservación y mantenimiento. Muchas acciones públicas de esa naturaleza han permitido a varias ciudades colombianas que los vecinos sean quienes tutelan el goce y usufructo de bienes públicos, al tiempo que son sus guardianes y el estado su aliado.
Pero sociológicamente uno de los grandes aportes del voluntariado que justifica la necesidad de una política se fundamenta en el hecho de que éste disminuye el tiempo socialmente necesario para generar bienes y servicios para grupos de personas que carecen de un gran número de satisfactores. La solidaridad ha probado sus beneficios.
Para las organizaciones civiles, contar con mayor número de voluntarios facilitará su sostenibilidad y aumentará su cobertura e impacto social. Contaremos con mayor capital social, más talentos, más brazos y más ciudadanos, más recursos y más medios para combatir la pobreza.
Otros retos que habrá que incluir en el diseño de una política pública son: Mantener la participación individual pero fomentar la acción social voluntaria que fluye en grupos formalmente constituidos (los resultados de la Encuesta Nacional de Solidaridad y Acción Voluntaria 2012, señalan con claridad que en México el voluntariado mayormente fluye en la escuela, la iglesia y la comunidad de manera informal); Formar, capacitar y preparar a más ciudadanos para saber actuar en casos de desastres y delinear los rasgos más deseables que debe tener nuestro Sistema Nacional de Voluntariado.
Finalmente, sería de gran conveniencia para la nación crear el “Día Nacional de Servicio Voluntario” que sea una jornada de solidaridad y compromiso con el país, donde líderes de todos los voluntariados organicen un sinnúmero de actividades donde cualquier ciudadano pueda iniciar su vida como voluntario.
Afortunadamente ya han iniciado las conversaciones para organizar el IV Foro de Voluntariado y se podrá trabajar concentrados en estos temas. Estimo que el tema central del nuevo foro bien podría ser alentar la discusión para crear en México una Política Pública de Voluntariado, donde se recojan las inquietudes expresadas por los participantes del III Encuentro y vislumbrar qué toca hacer a las organizaciones de la sociedad civil, al gobierno, a la empresa, las iglesias y las universidades.
Ciudadanos trabajando
American Express apoya lucha contra el cáncer infantil
El Programa de Voluntariado Corporativo de American Express, “Elige Servir”, convocó a colaboradores y familiares a participar en la conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer Infantil donando cabello para confeccionar pelucas para infantes de Casa de la Amistad para Niños con Cáncer que han sido sometidos a quimioterapias. Adriana Rivera representante de la compañía señaló que afortunadamente el interés de los empleados por sumarse como voluntarios va en aumento.
Protocolo para la Evaluación de Asociaciones
El viernes pasado se presentó el libro Protocolo para la Evaluación de Asociaciones, editado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y El Colegio Mexiquense. Participaron Almudena Ocejo, Alberto Hernández Vaqueiro y Gloria Guadarrama. Una herramienta que contribuye a la profesionalización de las organizaciones civiles.
Voluntarios del DIF de Tizayuca quieren edificar Centro para Discapacitados
El Voluntariado del DIF de Tizayuca Estado de México se encuentran en plena actividad para recaudar 700 mil pesos que faltan para crear el Centro de Atención a la Discapacidad. Los recursos obtenidos permitirán habilitar el centro dentro de la Unidad Básica de Rehabilitación Los Tulipanes.
Próximos eventos
Colecta Anual de la Cruz Roja
El 15 de marzo miles de voluntarios a lo largo y ancho del país estarán colaborando con la colecta de la benemérita institución. Ayudarla es ver por nuestro propio bienestar, pues uno nunca sabe si alguna vez requerirá de sus servicios. Vale la pena pasar de la moneda al billete para que se rompa el récord de recaudación.
La Red Laguna de RSE ofrecerá taller de Voluntariado Corporativo
Con la finalidad de apoyar el fortalecimiento de Voluntariados de las empresas de la Región de la Laguna y otras ciudades, la Red Laguna ofrecer el taller “Cómo crear un programa de Voluntariado Corporativo”, donde se compartirán las herramientas para una gestión profesional. Se dará el 21 de marzo en la Universidad Iberoamericana.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
Muy puntual y atinada tu intervención y planteamiento Emilio; como siempre lo hemos discutido, primero es alentar, promover, fortalecer el voluntariado, antes de legislarlo. Ésto sería como una vacuna para quisiera participar…
Creo como tú, que hay que facilitar el que más personas se unan a causas voluntarias, en lugar de coartar las buenas intenciones.