En estos espacios es práctica común el trabajo subcontratado, sin antigüedad y con finiquitos e indemnizaciones precarios, denuncia el centro
El Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) alertó sobre la violación de derechos laborales cometida en organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales, las cuales no respetan los mínimos legales establecidos en la Ley Federal del Trabajo (LFT), por lo que quienes laboran en estos espacios muchas veces son trabajadores precarios.
De acuerdo con el Cereal, instancia jesuita defensora de las garantías laborales, lamentablemente las condiciones de trabajo, contratación y despido en muchas de las asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales están lejos de respetar los derechos humanos laborales de las y los trabajadores.
Subraya que en estos espacios es una práctica común la subcontratación, con lo que no se generan derechos de antigüedad, los contratos son mensuales o trimestrales, los despidos son injustificados con indemnizaciones y finiquitos inferiores a lo ordenado en la ley, registran a los trabajadores ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con salarios muy por debajo de los reales, inhiben las capacitaciones y el desarrollo laboral de forma arbitraria, al igual que la movilidad y la rotación son altas y se restringe o cancela la libertad de expresión y de asociación.
En entrevistas por separado, Manuel Padrón y Gabino Jiménez, integrantes del Cereal, refirieron que a esta organización han llegado casos en los que se evidencian estas violaciones, y precisaron que un aspecto que influye es la volatilidad de los recursos con que se sostienen las ONG, las cuales reciben apoyos económicos de organismos internacionales, empresas o del gobierno por conducto del Indesol.
Coincieron en señalar que dicha inestabilidad económica propicia que las relaciones laborales sean precarias y remarcaron que aunque muchos de quienes laboran en las ONG lo hacen por convicción y compromiso, no se debe olvidar que son trabajadores y deben ser respetados sus derechos.
Jiménez, quien desde 2007 labora en asociaciones civiles, refirió que en ellas se vive de presupuestos de organizaciones cooperantes y hoy estamos viviendo una crisis, porque algunas se están retirando del país; citó el caso de la Federación de Sindicatos Holandeses, la cual apoya proyectos laborales y de libertad sindical, que se retiró debido a que los últimos informes del gobierno de Felipe Calderón indicaban que “México está en una condición económica favorable –cosa que no es cierto– y entonces consideraron mirar a otras partes con peor situación”.
Padrón secundó que esos reportes con cifras alentadoras hacen mucho daño a las finanzas de las asociaciones civiles y ONG, acotó que otro aspecto que ha cambiado desde que surgieron estas agrupaciones a finales de los años 80 es que antes los organismos financiadores hacían convenios por trienios y lustros, y ahora sólo son anuales, lo que aumenta las posibilidades de perder los apoyos y ello afecta la estructura laboral de las organizaciones de la sociedad civil.
Ambos se refirieron a un caso que lleva el Cereal: el de trabajadores de Reintegra AC, instancia enfocada a la reinserción de adolescentes primodelincuentes.
Indicaron que desde el comienzo de la gestión de Natasha Bidault Mniszek, también coordinadora del Programa de Educación Superior para Centros de Readaptación Social del Distrito Federal de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, se implementaron una serie de acciones y despidos que vulneran y violentan las relaciones y los derechos humanos laborales de las y los trabajadores, lo que afecta de manera directa a los usuarios y destinatarios finales, al cortar de tajo medicaciones y terapias para procesos de readaptación y reinserción.
Padrón lamentó que ningún sector, ni siquiera el académico tenga interés en estudiar esta realidad para impulsar que las condiciones cambien en beneficio de los trabajadores de este tipo de organizaciones.
Fuente: La Jornada