Por: Antonio Tamayo Neyra
El elevado grado de incertidumbre del ambiente económico y de negocios que impera desde hace varios años, ha marginado en alguna forma la atención a la responsabilidad social, lo cual reafirma la tesis de que dicha responsabilidad social es un agregado que no ayuda a la sobrevivencia de las empresas.
Sin embargo, esta tesis está totalmente alejada la verdad, ya que esta responsabilidad social es una forma de gestión que le sirve a la empresa también en condiciones de elevada incertidumbre como sucede actualmente, puesto que opera con objetivos de largo plazo que buscan satisfacer un mercado, y que cuenta con el apoyo de sus grupos de interés.
La búsqueda de grandes ganancias en el corto plazo, no son características del verdadero espíritu de lo que significa ser empresario en el amplio sentido del término, esta actitud cortoplacista de grandes riquezas son de un especulador en el sentido peyorativo del término, que quiere ganancias solamente para él mismo, plenamente egoísta.
Además, vale aclararlo por enésima vez, la responsabilidad social tampoco es altruismo ni mostrar una imagen caritativa ante la sociedad; dicho en otras palabras, la gran ayuda y apoyo que han estado dando muchas empresas a la población afectada del norte de México por las torrenciales lluvias provocadas por el huracán “alex” en los primeros días de julio, se puede calificar como filantropía, la cual vale y tiene todo el mérito que le corresponde, pero no es válido que se le califique o encasille como responsabilidad social.
Pero volviendo a la idea inicial, esta fuerte incertidumbre provocada por la crisis financiera, requiere entonces de empresarios que tengan una actitud diferente en su forma de hacer negocios, que considere como parte de su proyecto o modelo de negocios, al menos a sus principales grupos de interés, sus empleados y proveedores, que se trabaje en forma conjunta con ellos para ofrecer productos o servicios que requiere la sociedad, y por consiguiente ganar dinero.
Por lo tanto es cuestión de prioridades, teniendo al dinero como un medio y no como un fin en si mismo.
Es necesario considerar que esta ya multimencionada incertidumbre es provocada precisamente porque se modificaron las reglas del juego, las cuales en mucho ponderaban la ganancia rápida como el gran objetivo, sin evaluar realmente las repercusiones que se tendrían en esta forma de operar.
Esta crisis si bien a todo el mundo está afectando en forma severa, es el momento adecuado para redefinir las reglas del juego de cómo opera el mercado en general y las empresas en lo particular.
Fomentar un ambiente de negocios en donde todos ganen y no el de suma cero como ha sido hasta ahora. Y dentro de las empresas propiciar un clima laboral en donde el personal se sienta parte de la organización.
Y esto último no es utópico, ya existen numerosos estudios que demuestran de manera fehaciente que las empresas son más productivas cuando su personal se siente a gusto laborando en estas organizaciones.
Por todo lo anterior, ahora más que nunca es seguir apoyando a la responsabilidad social en todas sus manifestaciones, para que entre y se quede en el ADN de todas las empresas.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com/
Antonio Rey Tamayo Neyra
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y actualmente estudiando la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña. Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. En los pasados 19 años hasta la fecha, colaborando en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de haber escritor para otros medios durante este mismo tiempo. Adicionalmente se ha dedicado también a la consultoría y capacitación en relacionales laborales desde hace 18 años, trabajando para diferentes empresas en todo México. De siete años a la fecha, involucrado en el tema de Responsabilidad Social, realizando varios proyectos editoriales, y estudiado un diplomado al respecto coordinado por el Tecnológico de Monterrey, Cemex y el Banco Mundial, y un curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña.