De cara al futuro, un nuevo análisis de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que casi 670 millones de personas seguirán pasando hambre en 2030. Incluso, considerando que haya una recuperación económica mundial tras la pandemia y la invasión rusa a Ucrania.
Los datos son similares a los presentados en 2015, cuando se lanzó la meta de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, dentro del marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Dejando claro que en vez de avances hay retrocesos en ODS 2.
Hay retrocesos en ODS 2
De acuerdo con el informe El estado actual de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI 2022), presentado por la ONU, existen varios obstáculos para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2: Poner fin al hambre.
Dicha investigación es un trabajo en conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que presenta actualizaciones sobre la situación de los alimentos, incluidas las últimas estimaciones del costo y la asequibilidad de una dieta saludable.
Asimismo, examina las formas en que los gobiernos pueden reutilizar su apoyo actual a la agricultura para ayudar a que los alimentos saludables y nutritivos sean más baratos, teniendo en cuenta los recursos públicos limitados.
Datos revelan una historia sombría
La nueva evidencia señala que el mundo se está moviendo a la inversa, y aún cuando quedan menos de ocho años para alcanzar la Agenda 2030, la cual es una guía que permite a las empresas e instituciones identificar su impacto social, económico y medioambiental. Al tomar esto en cuenta, las compañías fortalecen su reputación y sus relaciones con sus distintos grupos de interés, además de contribuir a resolver las problemáticas más urgentes a las que nos enfrentamos.
Sin embargo, pese a tener claridad en las acciones, los datos que arrojó el informe SOFI 2022 revelan un panorama nada alentador, ya que se ha identificado que hay retrocesos en ODS 2, uno de los más agudos y apremiantes, y estos son:
- Hasta 828 millones de personas se vieron afectadas por el hambre en 2021: 46 millones más que el año anterior y 150 millones más que en 2019.
- Después de permanecer relativamente sin cambios desde 2015, la proporción de personas afectadas por el hambre saltó en 2020 y siguió aumentando en 2021, hasta el 9.8% de la población mundial. Esto se compara con el 8% en 2019 y el 9.3% en 2020.
- Alrededor de 2,300 millones de personas padecían inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, 350 millones más en comparación con antes del estallido de la pandemia. Casi 924 millones enfrentaron inseguridad alimentaria en niveles severos, un aumento de 207 millones en dos años.
- La brecha de género en la inseguridad alimentaria siguió creciendo en 2021: el 31.9 % de las mujeres en el mundo la padecía, en comparación con el 27.6% de los hombres, una diferencia de más de cuatro puntos porcentuales, en comparación con los tres en 2020.
- Casi 3,100 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2020, 112 millones más que en 2019 , lo que refleja los efectos de la inflación en los precios de los alimentos al consumidor, derivados de los impactos económicos de la pandemia de COVID-19 y las medidas implementadas para contenerla.
- Se estima que 45 millones de niños menores de cinco años sufrían inanición, la forma más mortal de desnutrición, que acelera el riesgo de muerte infantil hasta 12 veces. Mientras que otros 149 millones tienen retraso en el crecimiento y el desarrollo debido a la falta crónica de nutrientes esenciales en sus dietas, en tanto, 39 millones padecen sobrepeso.
Ucrania y el cambio climático
El reporte destacó el impacto que se vive tras la guerra rusa en Ucrania, puesto que la interrupción de suministros básicos como semillas oleaginosas y fertilizantes, cosechadas en las naciones en conflicto, que incluyen las cadenas de suministro internacionales, ha provocado precios altísimos en alimentos terapéuticos para niños severamente desnutridos.
Este fenómeno se suma al ya presente cambio climático que cada vez se muestra más visible y afecta principalmente a países de ingresos bajos, causando implicaciones potencialmente devastadoras que evitan poner fin a la hambruna.
Para las agencias que colaboraron el estudio SOFI 2022, lo que ahora está en juego no es si las adversidades continuarán o no, sino cómo se deben emprender acciones más audaces para conseguir más resilencia frente a futuros impactos.
«Este informe destaca repetidamente la intensificación de estos principales impulsores de la inseguridad alimentaria y la desnutrición: conflictos, extremos climáticos y crisis económicas, combinados con crecientes desigualdades».
Agencias colaboradoras del Informe SOFI 2022.
Fortalecer y mejorar los sistemas alimentarios
Para el jefe de la PMA, David Beasley, la crisis de alimentos, combustibles y fertilizantes, incitada por la guerra en Ucrania, podría conducir a la desestabilización global e incrementar la hambruna y migración masiva a una escala sin precedente, por ello, llama a actuar ahora y detener la catástrofe que se avecina.
Por su parte, el director general de la FAO, QU Dongyu, señaló que en los Estados más pobres, donde la agricultura es clave para la economía, el empleo y los medios de vida rurales, el organismo que preside se compromete a: «Continuar trabajando junto con estos países para explorar oportunidades para aumentar la provisión de servicios públicos para todos los actores en los sistemas agroalimentarios».
Asimismo, el presidente del FIDA, Gilbert Houngbo, hizo hincapié en que hay retrocesos en ODS 2 y urgió a los gobiernos, empresas y sociedad civil a fortalecer acciones y redoblar esfuerzos para evitar que la situación empeore.
Finalmente, los encargados de las distintas agencias que trabajaron en el informe SOFI 2022, resaltaron la urgencia de intensificar esfuerzos que impulsen la seguridad alimentaria, impulsando la producción, el suministro de alimentos asequibles y equitativos, e instaron a los gobiernos a reducir las barreras comerciales, lo que ayudaría a reducir el precio de los insumos nutritivos, como frutas, verduras y legumbres.
