Beber agua u otros líquidos debería ser parte de tu trabajo. Sí, mantenerte hidratado no es solo una responsabilidad para con tu cuerpo y tu salud, sino también para tu productividad: una correcta hidratación en el trabajo mejora tu desempeño y reduce los costes de salud por accidentes o enfermedad.
Así lo señalan estudios de investigaciones nutricionales como el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM, por sus siglas en inglés), la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación (AEN) o el Instituto Europeo de Hidratación (EHI, por sus siglas en inglés).
El agua es el principal componente de las células del cuerpo, transporta los nutrientes y se encarga de retirar de las mismas los residuos o sustancias de desechos; también ayuda a regular la temperatura corporal mediante la redistribución del calor desde tejidos activos hasta la piel y mediante el enfriamiento a través del sudor.
Normalmente representa el 60% del peso corporal en hombres adultos y 50-55% en mujeres; el cerebro y los músculos son aproximadamente un 75% agua, mientras que la sangre y los riñones lo son en un 81%, el hígado un 71%, los huesos un 22% y el tejido adiposo un 20%.
Para conseguir un estado de hidratación adecuado, es importante beber aproximadamente cada dos horas, tengamos o no sensación de sed.
Además, el agua aumenta la cantidad de oxígeno en el cuerpo, lo que resulta crucial cuando se trabaja durante largos períodos dado que significa más oxígeno disponible para el cerebro, que a su vez aumenta la concentración y la claridad mental.
Razón por la que promover el consumo de agua en el lugar de trabajo es una herramienta esencial para la salud laboral, que también puede ayudar a compensar el pequeño descenso de la productividad derivado de los descansos o ausencias de los empleados por males derivados de la insuficiente ingesta de líquidos, además que puede prevenir accidentes laborales, situaciones de bajo rendimiento y mejorar la sensación de bienestar de los empleados.
De acuerdo con de la AEN, tan sólo una deficiencia de líquidos del 1% del peso corporal puede provocar una disminución del rendimiento físico, mientras que una deshidratación del 2% afecta también al rendimiento intelectual, alterando a memoria a corto plazo, la atención, la sensación de fatiga o las facultades aritméticas, así como la velocidad psicomotriz o la rapidez en la toma de decisiones perceptivas.
No beber el suficiente líquido aumenta la presión cardiovascular y del ritmo cardíaco de forma progresiva, lo que deriva en un aumento de la percepción de fatiga.
Estar adecuadamente hidratados asegura el correcto funcionamiento del cuerpo, aunque los niveles de hidratación dependen del género y edad de cada persona, así como de una variedad de factores de estilo de vida, dentro de estos se encuentra el nivel de actividad física y elementos ambientales como la temperatura y la humedad.
En una jornada laboral de 8 horas, se debería beber de 600 a 800 ml. de líquidos, repartidos en unas cuatro tomas.
Según el EHI, estas variables difieren de un entorno laboral a otro, por ejemplo, en una oficina –donde muchas personas pasan un porcentaje considerable de su jornada–, el aire acondicionado propicia un ambiente más seco de lo normal, lo que causa mayores pérdidas de agua a través de los pulmones y de la piel.
Diversos factores como el incremento de la carga laboral, el estrés, los traslados hacia el lugar de trabajo, el aire acondicionado o la calefacción, pueden afectar al funcionamiento normal del cuerpo y aumentar la pérdida de agua, incluso aunque no esté sudando.
Promueve la hidratación en tu empresa
En este sentido, en diferentes partes del mundo se ha asumido que los empleadores sean los responsables de promover la hidratación dentro de la cultura organizacional, ya que asegurar un adecuado consumo de bebidas en el trabajo es clave para el bienestar del individuo.
Es importante que los empleadores brinden facilidades a sus trabajadores para hidratarse durante sus jornadas laborales y el EHI recomienda las siguientes acciones:
►Prácticas que fomentan el consumo de líquidos: proveer fuentes de agua y máquinas expendedoras pueden alentar a los trabajadores a beber más a menudo.
► Mejorar el acceso a baños: también puede aumentar el consumo de líquidos.
► Educar: especialmente a los que trabajan en ambientes calurosos y comprendan los riesgos de la deshidratación, así como a identificar cuándo ésta ocurre.
► Fomentar la ingesta adecuada de líquidos: además de resaltar la importancia de una dieta balanceada que incluya alimentos ricos en agua, como frutas y verduras.
7 hábitos para mantener hidratado
Si bien los expertos en salud recomiendan beber de 1.5 a 2.0 litros de agua al día para mantener el organismo hidratado y en correcto funcionamiento, en ocasiones beber esta cantidad suele ser un problema, sobre todo para quienes no están acostumbrados a beber este líquido.
Por eso te presentamos algunos tips para que te mantengas hidratado sin tanto esfuerzo:
• Al despertar. Ten cerca un recipiente con agua u otra bebida de tu preferencia y bébela al levantarte, pues además de ayudarte a crear el hábito pondrá a funcionar tu cuerpo.
• Durante comidas y entre ellas. Todas las bebidas hidratan, ya sea agua, los jugos de fruta, leche, café, té, etcétera, son buenas fuentes de hidratación. Pero si te preocupa el consumo de calorías, el agua y las bebidas light son una opción.
• Comer frutas y verduras. Sobre todo aquellas muy hidratadas, como pepinos, jícama, naranjas, apio, jitomate; además de sopas y otros alimentos con alto contenido de agua.
• Mejor fría. Para mantenerse hidratado durante el día, cuando el clima es cálido, la mejor opción es el agua helada, ya que se absorbe más rápido que los líquidos al tiempo, además de que ayuda a enfriar tu cuerpo.
• No confíes solo en la sed. No esperes esta sensación para beber, hazlo de manera regular.
• Ten una botella a la mano. Tener este recipiente en tu puesto de trabajo no solo te facilitará rellenarlo de las fuentes de hidratación la organización, sino que será un constante recordatorio de que debes beber líquidos a lo largo del día..
• Al acostarte. Termina el día como lo empezaste: tomando un vaso con agua. Tu cuerpo pierde agua mientras duermes, por lo tanto, bebe un poco antes de ir a la cama.
Fuente: Alto Nivel