El futuro de Honda Motors se forja secretamente en un laboratorio en Mountain View, California. Desde las oficinas de 35 mil pies cuadrados, en tonos pardos, el veterano de Honda, Naoki “Nick” Sugimoto, de 55 años, está en busca de los mejores socios tecnológicos. Dos nuevos proyectos del laboratorio de Sugimoto —una pantalla de automóvil mejorada con hologramas y un micrófono “óptico” para optimizar el reconocimiento de voz a través de la lectura de las vibraciones faciales del conductor—, asombraron el mes pasado a multitud de entusiastas y fanáticos de los vehículos y de la tecnología en el Consumer Electronics Show (CES, por sus siglas en inglés) en Las Vegas.
“Cuando se hacen innovaciones, la forma menos adecuada es hacerlo todo internamente”, afirma Sugimoto, dejando ver la nueva directriz de la compañía. “La clave está en la colaboración abierta”.
Como para reafirmar dicha declaración, la octava ensambladora más grande del mundo anunció recientemente que estaba en pláticas para una posible asociación con Waymo, la filial de Alphabet, antes conocida como la unidad de auto-conducción de Google. A excepción de Fiat Chrysler, que colocó la tecnología de Waymo en 100 minivans, los fabricantes de automóviles han sido precavidos en cuanto a Google, temerosos de que algún día el gigante tecnológico domine sus negocios.
Los tiempos están cambiando para los fabricantes de los automóviles favoritos de los baby boomers, los modelos Civic, Accord y CR-V; la compañía ha sido conocida por su obsesión para resolver por su propia cuenta los problemas de ingeniería. Desde su fundación en 1948, Honda ha hecho motocicletas, autos, podadoras, aeroplanos, celdas de combustible, robots, y casi todo, de forma interna. Pero en un mundo donde los automóviles se están convirtiendo en dispositivos tecnológicos sobre ruedas, el sello de calidad ingenieril de Honda ya no es suficiente. Para seguir siendo competitivo, Honda necesita superar su etapa crónica del síndrome “No fue inventado aquí”, y mientras continúen las pláticas entre los laboratorios de Sugimoto y Waymo, queda muy claro que están empezando a progresar. “Honda está dispuesto a buscar una cooperación tecnológica ganadora para que podamos innovar abiertamente con otras compañías, y al mismo tiempo, mostrar nuestra individualidad,” aclaró a través de un correo electrónico Takahiro Hachigo, CEO de Honda.
Las apuestas no podrían ser más altas. La industria automotriz ha entrado a una nueva era dominada por tecnologías de inteligencia artificial, sensores, aplicaciones y viajes compartidos. Y como cualquier otra fabricante de vehículos, los ejecutivos de Honda están promocionando un “ecosistema de movilidad cooperativa,” una flota de automóviles que se comuniquen con sus conductores, otros vehículos y con sensores en las calles, puentes y edificios para hacer los viajes más seguros, con menos congestión vial y mucho más divertidos. Una estrategia hábil, por supuesto, pero es claro que la compañía no podrá llegar a este punto por sí sola. “Las competencias principales de Honda no se centran estás áreas emergentes,” dice Ed Kim, un analista en AutoPacific, empresa de consultoría.
En 2015 Honda vendió 4.4 millones de vehículos, menos de la mitad que muchos de sus grandes competidores, Toyota, Volkswagen y General Motors. Las ventas para el año fiscal de 2016, que terminó el 31 de marzo, crecieron en un porcentaje saludable de 9.6%, generando ingresos de aproximadamente 130 mil millones de dólares. Pero la compañía pronostica una caída de 6% en los ingresos del año fiscal en curso, mientras que otras ensambladoras esperan mantenerse dentro del margen de utilidad. S&P Global Ratings redujo recientemente sus perspectivas económicas para la compañía.
Las señales intangibles también son preocupantes. Cuando se trata de tecnología en automóviles, “Honda es apreciada como una compañía promedio,” dice Alexander Edwards, presidente de Stategic Vision, una firma de investigación de San Diego. Conocida por fabricar algunos de los vehículos más confiables, Honda ocupó el sexto lugar de la más reciente encuesta de satisfacción del cliente en los reportes de consumidor, publicada en diciembre pasado.
Ahí es donde los innovadores quieren que entre Sugimoto. Con un look relajado, lentes, jeans y chamarra negra North Face, él es amable, aunque los viejos hábitos de Honda siguen arraigados: no ofrecerá una visita guiada por el laboratorio, donde docenas de proyectos secretos se encuentran en desarrollo. El objetivo general del laboratorio no es la investigación teórica, sino poner “a la tecnología en producción, tan pronto como sea posible,” admite Sugimoto, quien es ingeniero por parte de la University of Tokyo y cuenta con un MBA de la UC Berkeley Haas School of Business.
Tomemos como ejemplo la pantalla holográfica. En tan sólo seis meses, ingenieros de Leia 3D, con sede en Menlo Park, han trabajado de la mano con los especialistas de autos Honda para implementar la nanotecnología de la startup en los vehículos. El resultado es un tablero futurista que renderiza imágenes con profundidad, incluso cuando los conductores mueven su cabeza para ver la pantalla desde diferentes ángulos.
Sugimoto dice que el número de proyectos en el programa de desarrollo de dos años , llamado Xcelerator, alcanza poco menos de los “dos dígitos”. Es una incubadora que ofrece a las startups un lugar de trabajo, equipo, financiamiento y consultoría. El micrófono óptico se hizo en colaboración con la startup israelí VocalZoom, que también nació del programa de Xcelerator.
En 2014, el laboratorio inauguró un software studio para trabajar con desarrolladores de aplicaciones e integrar nuevas comodidades a los autos Honda y Acura. Por su parte, a Visa le está funcionando dejar que los vehículos auto-paguen por estacionarse y cargar gasolina, y a las cadenas de comida rápida, dejar que los conductores hambrientos pre-paguen por sus alimentos.
Mientras el laboratorio de Honda, en Silicon Valley, representa una relativa parte pequeña del presupuesto global de 6,000 mil millones de dólares de la compañía, Sugimoto espera que su impacto tenga el suficiente alcance, y no sólo para Honda. “No reclamamos ningún tipo de exclusividad. Nosotros simplemente compartimos los frutos de lo que creamos juntos. Si las startups y sus socios pueden llevar eso a Toyota o a donde sea, y usar la misma propuesta, bien”.
Pero la meta más grande es revitalizar a una ensambladora con un historial de excelencia ingenieril. En palabras de Sugimoto, “El propósito es estimular el ADN original de la compañía, activar la parte correcta del cerebro de todo el personal de Honda y encontrar el camino correcto para poder brindar a los clientes las innovaciones más asombrosas”.
Fuente: Forbes