Dicen que la historia la cuentan los vencedores y aunque es un axioma cuasi cierto, es innegable la relación de algunas compañías con la maquinaria bélica. Un ejemplo es lo que le ocurrió a Hugo Boss y el régimen de Hitler.
No hay duda que los uniformes de los oficiales alemanes, independientemente de lo deleznable de la causa del nazismo, eran extraordinarios como piezas de diseño. ¿De dónde provenían ? ¿Quién era el creador?
Bien, pues para responder a ello habría que señalar que Hugo Ferdinand Boss se unió al Partido Nacional Socialista en Alemania en 1931 y las órdenes por uniformes del grupo salvaron su fábrica de la bancarrota. Hugo Boss fue la productora y distribuidora oficial de los uniformes militares del partido nacionalsocialista alemán y desde 1938 comenzó a producir también los trajes de las Waffen SS.
Fue así que la firma Hugo Boss fue llamada «el sastre de Hitler». Una imagen que por supuesto tuvo fuertes repercusiones. De hecho, para dar claridad sobre el asunto y tratar de limpiar su reputación corporativa, la empresa financió el libro «Hugo Boss, 1924-45» del historiador Roman Köster, docente de la Universidad de Historia Militar de Munich, en el que se revela que el jefe de la marca de ropa no sólo fue un ferviente nazi sino que durante la Segunda Guerra Mundial mantuvo esclavizados en su fábrica de Metzingen, en el estado de Baden-Wurttemberg a 180 prisioneros de guerra (140 franceses y 40 polacos).
Después de la Segunda Guerra Mundial, Hugo Ferdinand Boss fue procesado y multado por su participación en la estructura nazi. Murió en 1948 y desde ese momento empezó la producción de trajes para hombre, sector en el que se ha convertido en el íder nacional, además de ser una marca de moda internacional de altísimo prestigio.
Sesenta años después, y en un mundo donde la responsabilidad social es uno de los requerimientos de las compañías actuales, la compañía ha publicado un comunicado en su página web pidiendo perdón y señalando su «más profundo pesar hacia aquellos que sufrieron daños durante sus trabajos forzados en la empresa de Hugo Ferdinand Boss bajo el régimen nacionalsocialista».
¿Se puede juzgar a una marca por sus relaciones con partidos o ideologías? Es una pregunta interesante. Dior despidió a Galliano por declaraciones nazistas recientemente, sin embargo otras casas como Chanel, Porsche o Bayer también estuvieron ligadas al régimen alemán en esos días. Hoy, gracias al shareholder advocacy, los inversores, como accionistas, ejercen su derecho a voto y cooperan o presionan para que una empresa adopte una postura clara en su política respecto a temas de desarrollo sostenible.
Una muestra clara del punto anterior es que en marzo de este mismo año, 24 inversores institucionales entre los que figuran Calvert y Boston Common Asset Management pidieron a las principales compañías petrolíferas que operan en Libia no apoyar al régimen de Gadafi.
Como dijimos al inicio, la historia la cuentan los vencedores, en responsabilidad social no necesariamente es del todo cierta.
Excelente nota, los felicito me gusto muchoo!! y además muy interesante!!
Gracias Kari… qué bueno que te gustó. Por acá seguimos.