La Antártida ya no es la misma. Un iceberg de 5.800 kilómetros cuadrados se ha desprendido del segmento Larsen C del continente, después de mantener preocupados a los científicos durante varios meses. Se trata de un iceberg más grande que Cantabria, una comunidad española.
Investigadores del Proyecto Midas, una colaboración de universidades galesas de Swansea y Aberystwyth, han seguido la evolución del iceberg. Ellos indicaron que el espesor del segmento oscila entre los 200 y 600 metros y además se encuentra flotando en el océano al borde de la plataforma continental.
La fisura fue aumentando desde el inicio del 2016 y se abrió velozmente hasta aumentar su longitud de más de 200 km y dejó el iceberg colgado de un “hilo de sólo 4.5 km de ancho”.
El satélite Aqua MODIS de la NASA, que recoge imágenes en el infrarrojo térmico con una resolución de 1km, fue el que detectó el desgarre. Los datos fueron confirmados por Suomi VIIRS, otro artefacto de la agencia espacial.
El iceberg pesa más de un billón de toneladas y su volumen es el doble que el del Lago Erie, uno de los Grandes Lagos de EE.UU y Canadá. El que probablemente será llamado A68, ya flotaba antes de la ruptura, por lo que los científicos dicen que no tendrá un impacto inmediato sobre el nivel del mar.
Tras la ruptura del hielo, la plataforma Larsen C se ha reducido en más del 12%, lo que significa que podría acelerar el paso de los glaciares hacia el océano. El hielo flotante tendría un impacto sobre el nivel del mar pero a un ritmo lento.
¿Qué ocurrirá con la plataforma de hielo desprendida?
Para los expertos es muy difícil predecir qué pasará con el iceberg, pero dicen que quizá permanezca en una sola pieza o lo más probable es que se rompa en fragmentos.
Gran parte del hielo podría seguir en el área durante años pero otras partes se desplazarían hacia el norte en aguas más cálidas. Esto podría ser un riesgo para el tráfico marítimo.
En unos meses, el iceberg podría sufrir nuevos eventos de partición. Existe el riesgo de que Larsen C pueda seguir el ejemplo de su vecino, Larsen B, que se desintegró de forma repentina en 2002 o de LAarsen A, que colapsó en 1995. “Las opiniones en la comunidad científica están divididas. Nuestros modelos dicen que será menos estable, pero cualquier colapso futuro no será antes de años o décadas” dicen desde Midas.
“Hemos estado anticipando este evento durante meses, y nos hemos sorprendido de cuánto tiempo le ha llevado a la grieta romper los últimos kilómetros de hielo. Seguiremos monitoreando tanto el impacto de este evento en la plataforma de hielo de Larsen C como el destino del enorme iceberg”, ha dicho Adrian Luckman, profesor de la Universidad de Swansea e investigador principal del proyecto Midas.
¿El cambio climático es el responsable?
Respecto a qué causó el desprendimiento del iceberg, Martin O’Leary, glaciólogo de Swansea y miembro de Midas, afirma que la ruptura “es un evento natural; no somos conscientes de ningún vínculo con el cambio climático inducido por el hombre, pero esto coloca a la plataforma de hielo en una posición muy vulnerable. Nunca antes el frente de hielo había estado tan atrás”.
Pero el director de la Unidad Científica de Greenpeace, Paul Johnson, dice que la actividad humana pudo ser un factor importante en la explicación de este fenómeno, “El deshielo de la Antártida es la alerta roja del planeta sobre los peligros del cambio climático. El desprendimiento de este iceberg es el tercero de los últimos años, probablemente una señal del impacto global del cambio climático.”
“Irónicamente esto sucede poco después de que Trump tomase la decisión de sacar a Estados Unidos, el mayor emisor de CO2 de la historia, fuera del acuerdo climático de París. Como un iceberg gigante a la deriva, Trump deja a EE. UU. aislado del resto del mundo con esta decisión”.