Por infortunio para el planeta y la fauna, los cazadores basan su práctica profesional en capturar y remover ejemplares de distintas especies de sus hábitats naturales. El impacto de la caza furtiva tiene consecuencias catastróficas para la vida silvestre; en muchos casos, es una de las causas por las que un animal se encuentra en riesgo de extinción.
La caza furtiva es perseguida por la mayoría de los países, así como el comercio de especies exóticas a nivel internacional; no obstante, muchos de quienes las practican escapan de la justicia.
La caza furtiva en Sudáfrica
Recientemente, este país informó sobre un fuerte aumento en la caza furtiva de rinocerontes: aproximadamente 500 fueron asesinados durante el 2023.
Sudáfrica recibe un gran impacto derivado de esta práctica, principalmente por la gran demanda de Asia, donde los cuernos se utilizan en la medicina tradicional para supuestos efectos terapéuticos. Así mismo, son muy buscados en los mercados negros, donde su precio por peso rivaliza con el del oro y la cocaína.
Save the Rhino International ha solicitado que se realicen acciones prioritarias contra las redes de caza furtiva. La directora ejecutiva del grupo, Jo Shaw, expresó:
«No existe una solución de la noche a la mañana, pero con un rinoceronte cazado furtivamente cada 17 horas en Sudáfrica, no podemos permitirnos perder más tiempo». Por su parte, la Ministra de Medio Ambiente de Sudáfrica, Barbara Creecy, comentó: «Los equipos multidisciplinarios continúan trabajando incansablemente en un intento de frenar esta presión implacable».
Esperanzas de detener la caza furtiva
En los últimos años, las autoridades han puesto manos a la obra en frenar la caza de rinocerontes, particularmente dentro del Parque Nacional Kruger, un imán turístico en la frontera con Mozambique, cuya población de estos ejemplares ha disminuido drásticamente de más de 10.000 a menos de 3.000 en los últimos 15 años.
La International Union for Conservation of Nature (IUCN) informó que gracias a los esfuerzos de conservación, el número de rinocerontes había aumentado en toda África, reduciéndose el impacto de la caza furtiva: la recuperación de la especie ha sido un éxito, pues en 1900 quedaban menos de 100 y en la actualidad 20.000 ejemplares se encuentran en estado de libertad.
Aunque esta data nos permite vislumbrar la esperanza, estos avances seguirán siendo débiles mientras el impacto de la caza furtiva no se detenga. Los rinocerontes están experimentando un colapso masivo en el tamaño de sus poblaciones y en su distribución geográfica, lo cual deriva en la pérdida de los servicios ecológicos que proporciona esta especie, lo cual podría cambiar inevitablemente los ecosistemas.
Lucrando con la extinción
El desolador impacto de la caza furtiva alcanza niveles insostenibles: la creciente avaricia nos conduce a un aproximado de 1.000 rinocerontes asesinados cada año, tal como afirma el World Wildlife Crime Report, elaborado por la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC).
Los cazadores furtivos de África y Asia suelen ser personas empobrecidas de la zona que obtienen pequeños beneficios, por lo que su negocio no es comparable con los comerciantes y los capos; dado esto, les imponen penas menos severas que las del tráfico de animales silvestres.
Hay diversas organizaciones sin ánimo de lucro en todo el mundo que trabajan para combatir la caza furtiva. Algunos de estos grupos promueven formas alternativas y más sostenibles para que los cazadores se ganen la vida. Otra forma efectiva de acabar con esta práctica, es reducir la demanda de las especies silvestres ilegales. En resumen: si nadie compra los productos, no habrá necesidad de asesinar más rinocerontes.