DF, México — La Comisión publicó a medias el análisis que “sustenta” la sobrevivencia del 57% en la reforestación; denuncia Greenpeace a funcionarios de Conafor y Semarnat por infringir la ley
Sin incluir información básica como las fechas en que se llevó a cabo la evaluación, la ubicación de los sitios que se evaluaron y los resultados obtenidos en cada uno de ellos, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) por fin dio a conocer el estudio “Reforestación. Evaluación externa. Ejercicio fiscal 2007” (1), elaborado por el Colegio de Posgraduados de Chapingo (Colpos).
Con lo publicado, se confirma que la Conafor está ocultando la información necesaria para verificar y comprobar que la sobrevivencia de los árboles plantados durante 2007 fue del 57 por ciento, denunció Greenpeace al hacer un análisis de dicho documento.
Después de varios meses de anunciarlo (2), Conafor finalmente dio a conocer el estudio del Colpos… incompleto, ya que no incluye datos básicos que respalden sus conclusiones o que permitan su verificación y comprobación.
A raíz de las numerosas evidencias de que la reforestación no funciona, la Conafor anunció que daría a conocer los resultados de una evaluación, elaborada por el Colpos, de la reforestación 2007, y hasta ahora no lo había cumplido. Debido a la presión pública, el estudio finalmente se dio a conocer el 9 de febrero. El estudio concluye que la tasa de supervivencia de los árboles plantados ese año es de 57 por ciento, que la superficie que permanece con cubierta forestal es del 60 por ciento y que el programa sí contribuye a combatir la pobreza. Sin embargo, el documento no incluye la información necesaria para respaldar tales datos.
“Lo que comprueba este estudio es que la Conafor manipula y oculta la información de las campañas de reforestación, que junto con las plantaciones forestales comerciales reciben más de la mitad de los recursos del Proárbol (que actualmente ascienden a más de 5 mil millones de pesos), con el fin de favorecer la imagen de este programa a nivel nacional e internacional.
Sin embargo, Greenpeace y otras organizaciones, ciudadanos y medios de comunicación, que han investigado en campo qué pasó con los árboles plantados han encontrado lo mismo: la gran mayoría de las plantas mueren al poco tiempo. El estudio del Colpos no brinda elementos que demuestren lo contrario. Además, la Semarnat y la Conafor tampoco han dado a conocer las `cien auditorías´ (6) que el secretario afirma se han hecho al Proárbol, todas con resultados positivos, de acuerdo con su dicho. Por esto, urge una evaluación independiente y transparente de este programa y que se rectifique la política forestal, no podemos seguir derrochando el dinero de los mexicanos en programas de reforestación”, dijo Patricia Arendar, directora de Greenpeace.
El Colpos no llevó a cabo una evaluación independiente, dado que la Conafor seleccionó por asignación directa a esta institución -sin licitación ni concurso- para elaborar el estudio sobre Proárbol.
Denuncia Greenpeace a funcionarios
Cabe señalar que otro estudio presentado por la Conafor, el “Reporte ejecutivo 250 millones de árboles plantados” ratifica que la Conafor utilizó especies exóticas con características que pueden ser perjudiciales para nuestros ecosistemas y especies nativas, como eucalipto, pirul, teca y melina, durante la reforestación de 2007, año por el que Felipe Calderón recibió un reconocimiento del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente por haber plantado 250 millones de arbolitos. La utilización de este tipo de plantas para la reforestación con fines de conservación y restauración infringe lo establecido en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y en la Ley General de Vida Silvestre (3 y 4). Por esto, Greenpeace presentó ayer una queja por responsabilidad de funcionarios públicos en contra de Juan Elvira, secretario de Medio Ambiente, José Cibrián, director general de la Conafor y 19 funcionarios más de esa dependencia.
Entre febrero y junio de 2008, Greenpeace documentó ocho casos de predios reforestados con recursos de Proárbol durante 2007 (5). En los muestreos, se encontró que, a menos de diez meses de haber sido plantados, 74 por ciento de los árboles habían muerto y sólo 8 por ciento de ellos se encontraban en buenas condiciones. En dos casos en particular, en Aguascalientes y Querétaro, se encontró que la Conafor había utilizado especies exóticas como el eucalipto y pirul.
“Nuestros hallazgos coinciden con el `Reporte ejecutivo 250 millones de árboles plantados´, dado a conocer por la Conafor, en el que reconoce que se utilizaron especies exóticas para reforestar en los estados de Aguascalientes, Chiapas, Guanajuato, Guerreo, Jalisco, Estado de México, Morelos, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, San Luís Potosí, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. En total, se plantaron 3 millones 566 mil 863 plantas de especies exóticas, lo que equivale al 1.34 por ciento de los árboles plantados por Proárbol durante 2007”, afirmó Paloma Neumann, integrante de la campaña de bosques de Greenpeace.
“La falta de transparencia y la violación a la ley son características que están marcando a la reforestación del Proárbol, el programa “favorito” del presidente. Tanto el secretario de medio ambiente, como el director general de Conafor han reconocido públicamente la utilización de especies exóticas para reforestar por parte de Proárbol. Este hecho lo pudimos comprobar físicamente y así se documenta en la información oficial que ha dado a conocer la Comisión. El uso de especies exóticas para reforestación no sólo representa un riesgo para el medio ambiente sino que viola la ley, por lo que acudimos a la Secretaría de la Función Pública para que investigue y determine la responsabilidad de los funcionarios que han actuado al margen de la ley en este tema”, explicó Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.
Durante 2007, los programas destinados a plantaciones forestales comerciales y a reforestación recibieron 2 mil 300 millones de pesos (mdp), de los 4 mil 123 millones de pesos asignados a Proárbol. En 2008, este presupuesto se incrementó a 2 mil 664 millones de pesos. En cambio, los programas que promueven el Manejo Forestal Sustentable (MFS) por parte de comunidades y ejidos, que contribuyen de manera efectiva a detener la deforestación y a generar empleos y bienestar para sus habitantes, recibieron sólo el 14 por ciento de estos recursos. Por esto, menos del 15 por ciento de la superficie forestal de nuestro país se encuentre bajo esquemas de MFS.
“Ya basta de ocultar y manipular la información. Hay que hablar claro y aplicar soluciones reales. La reforestación, por definición, no contribuye a detener la deforestación por lo que no puede ser la principal estrategia del Proárbol cuando cada año perdemos 600 mil hectáreas de bosques en nuestro país. Esto es más grave si se considera que, como ha reconocido el propio secretario de medio ambiente (7), 90 por ciento de los árboles plantados se mueren. La propuesta de Greenpeace al respecto es clara: suspender inmediatamente el flujo de recursos destinados a esta actividad y utilizarlos para fortalecer los programas que promueven el MFS por parte de las comunidades y ejidos que poseen el 80 por ciento de los bosques de nuestro país. Esto sí contribuirá a resolver la crisis de nuestros bosques”, señaló Arendar.
Algunas contradicciones del estudio del Colpos son:
1.- El estudio no incluye la información de las fechas en que se llevó a cabo, los sitios que se evaluaron, ni los resultados que sustentan las “conclusiones” vertidas en el documento. Es decir, no reúne criterios que lo avalen como un trabajo científico, verficable y comprobable. Por ejemplo, en el documento se mencionan los Anexos 1 y 2, que supuestamente contienen información de cada predio evaluado y los cuestionarios aplicados a los beneficiarios, sin embargo, no han sido dados a conocer por Conafor.
2.- El objetivo del estudio era “presentar al público lector los impactos sociales, económicos y ambientales que generan los apoyos de reforestación proporcionados por la Conafor en el periodo 2003–2007”. Para cumplir este objetivo sería necesario tomar en cuenta elementos como: a) social: los efectos sociales de sustituir tierras de pastoreo o de siembra, por bosque; b) económico: efectos en el valor del suelo como resultado de las reforestaciones; c) ambiental: incremento (o variación) de las áreas forestales no fragmentadas, incremento (o variación) de la diversidad biológica; incremento (o variación) del rendimiento hidrológico, resultantes de la reforestación, entre otros. Sin embargo, la evaluación no da este tipo de datos, es decir, no cumple su objetivo.
3.- En la página 59 se afirma que, de acuerdo con los términos de referencia definidos por Conafor, “cerca de tres cuartas partes” de la superficie “apoyada” en 2007 “permanece con cubierta forestal”, es decir, que sobreviven al menos 250 árboles por hectárea. Sin embargo, en el mismo apartado se advierte que “el factor constante de 250 árboles por hectárea debe tomarse con reservas, pues las guías de densidad de especies de coníferas nativas de nuestro país sugieren que con los diámetros que actualmente tienen las plantas de los predios apoyados, la densidad debería ser mayor. Por ejemplo, en un estudio realizado para Pinus durangensis, la densidad reportada en la categoría de diámetro cuadrático de 5 cm es de 5,000 plantas/ha (Monárrez y Ramírez, 2003). En Pinus cooperi, para la misma categoría de diámetro cuadrático, Márquez y Álvarez (1995) reportan 1,500 árboles/ha”.
4.- En la página 24, el estudio indica que «Un 19.5% de los beneficiarios de núcleos agrarios y 7.3% de los beneficiarios de propiedad privada señalaron que su principal motivo para participar en el programa fue la generación de fuentes de empleo. Esto indica que la importancia del programa para los beneficiarios es la diversificación de alternativas de ingreso.» Sin embargo, la aritmética indica que, de acuerdo con los resultados, para el 80.5% de los ejidos y comunidades y para el 92.7% de los pequeños propietarios el programa de reforestación NO significa una diversificación de alternativas de ingreso.
5.- Dentro de las conclusiones de la evaluación se afirma que la reforestación sí contribuye a combatir la pobreza, sin embargo, en la página 22 se afirma que «sólo 726 (de 27,149) solicitantes (2.7 por ciento) viven dentro de los 101 municipios prioritarios (es decir aquellos que tienen el menor Índice de Desarrollo Humano de acuerdo con las estrategias de desarrollo social del gobierno federal)». Además, en la página 23 se manifiesta que 7.3 por ciento de los apoyos se destinaron a un solo municipio: Hermosillo, Sonora.
6.- En la página 52 se reconoce que no se han tomado en cuenta las áreas prioritarias a reforestar y que “si bien existen estos trabajos (estudios donde se identifican estas áreas), no se encontró evidencia de que se estén considerando en la planificación de los apoyos de reforestación”.
7.- En el documento se reconoce que «En 2007 la proporción de géneros Opuntia y Agave se incrementó cuatro veces en relación con 2003”. Sin embargo, en la página 30 se reporta que “varios señalaron que los nopales los van a usar como forraje para el ganado” y, en la página 55, se reconoce que “El equipo evaluador no cuenta con los elementos para señalar si este incremento realmente obedece a una política enfocada a la atención de estos ecosistemas”.
8.- En la página 16 del estudio se reconoce que existe una grave inconsistencia entre los 3 diferentes padrones que contienen la información referente a los subsidios otorgados por el Proárbol para la reforestación 2007, sus beneficiarios y los predios reforestados. Así mismo en la página 37 se reporta que “en las gerencias estatales de la Conafor no se encontró la información completa de los expedientes de 42.6% de los predios evaluados”.
9.- La distribución del número de casos evaluados correspondiente a cada subcategoría de apoyos no refleja la distribución original de los apoyos otorgados. Esto tuvo como consecuencia una reducción drástica en el porcentaje de casos documentados correspondiente a la subcategoría C1.2 “Reforestación con obras de suelos” donde, por experiencia, se registra una menor tasa de supervivencia.
10.- En la página 37 se reconoce que 70 por ciento de los beneficiarios iniciaron las actividades de reforestación en los meses de agosto y septiembre, es decir, al finalizar la temporada de lluvias. Así mismo, se reporta que, “en promedio 16% de las plantas entregadas en el vivero llegan muertas al predio”, lo que “significa que el mayor porcentaje de supervivencia, en relación con la planta salida de vivero, que se podría esperar antes de la plantación sería de 84 por ciento en promedio” (p.64). Aún así en el estudio se reportan que la tasa de supervivencia de los árboles plantados es de 57 por ciento.
Fuente: Greenpeace