El impuesto verde propuesto en la reforma hacendaria “llegó para quedarse” porque México tiene por “ley” reducir la emisión de contaminantes, afirmó Juan José Guerra, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ante los industriales del acero, quienes protestaron para que se reduzca el gravamen en igualdad de circunstancias que sus socios comerciales.
Al participar en el tercer Congreso de la Industria Siderúrgica Mexicana, el funcionario federal dejó en claro a los empresarios que el reto de la política de medio ambiente del Presidente Enrique Peña es que la industria nacional reconvierta el uso de carbono a combustibles limpios en su operación con el fin de ayudar al medio ambiente, la economía, e incursionar a nuevos negocios verdes que generarán oportunidades y empleos.
“Por ley, México debe reducir los Gases (del Efecto Invernadero) y la meta es bajarlos 30% para el 2020. Si México quiere alcanzar la meta, no está sujeto a la buena voluntad del Secretario ni del Gobierno. Debemos cumplir por ley”, estableció Guerra al gremio siderúrgico, al que en “nada” le agrada el gravamen a la emisión de CO2 (bióxido de carbono).
En su ponencia, el titular de Medio Ambiente defendió el gravamen de 5 dólares, equivalente a 70 pesos por tonelada emitida de carbono, a lo que pidió no ver el impuesto verde como una carga tributaria, sino como oportunidad de negocios. “Una empresa que no cuide al medio ambiente está dispuesta a fracasar”, alertó.
Alonso Ancira, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Acero (Canacero), reviró al funcionario que su sector no contamina, y está dispuesto a poner a trabajar a sus 4,000 ingenieros que laboran en Altos Hornos de México para demostrarlo; así que habrá que “ser muy cuidadosos con los impuestos”, agregó.
“Nadie quiere perjudicar, (sino) fomentar a que utilicen combustibles más limpios, como el gas natural”, aunque todos los combustibles y pesticidas que contaminen se someterán al impuesto, acotó Juan José Guerra.
El Secretario apostó a que en el largo plazo los cambios beneficiarán al sector industrial, a la economía nacional, al medio ambiente y la salud de la población, aunque reconoció que en el corto plazo les costará dinero.
—¿La industria perderá competitividad a nivel internacional por las tasas en los impuestos?
No creo. La mayor parte de los países con quienes competimos tienen altas tasas. Hoy México pagaría 5 dólares por tonelada de CO2, otros están por arriba de 20.
El costo social se estima en 11 dólares por tonelada. Aquí se carga 50 por ciento. El mundo tiene que enfrentar esta situación, no podemos seguir contaminando. No obstante, los empresarios advirtieron que mantendrán su lucha en el Congreso, y buscarán que el gravamen tenga una tasa progresiva.
Fuente: El Economista.