En el mundo de los negocios, la diversidad influye en la cultura organizacional de tal manera que tiene injerencia en la dinámica cotidiana, en la generación de ideas, en el diseño de planes y estrategias, e incluso en los resultados.
Hablar de diversidad implica múltiples matices y, sin duda, uno particularmente relevante es la equidad de género. Si bien ha habido importantes avances en la materia, seguimos rezagados y con mucho trabajo por hacer para seguir reduciendo la disparidad que existe hoy en día, especialmente en la alta dirección.
Estudios realizados por Catalyst y McKinsey en Estados Unidos y Europa demuestran una clara correlación entre el número de mujeres en el liderazgo corporativo y la rentabilidad de sus compañías. En México, tan sólo 25% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, porcentaje que desciende a 7% en consejos de administración.
Aunque hay mucho camino por recorrer, el futuro promete, y precisamente hace unos días, American Express e IPADE Business School, a través del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD), firmaron una alianza con el objetivo de estudiar la realidad a la que se enfrentan las mujeres en el mundo corporativo e impulsar su talento en puestos de alta dirección en México y América Latina, dado el gran potencial y necesidad del mundo económico.
¿Por qué impulsar el tema? Según un estudio de McKinsey & Co., aunque el liderazgo de mujeres es vital para una organización que quiere lograr el más alto nivel de desempeño, basados en el ritmo al que han cambiando las métricas de proporción de hombres/mujeres en niveles directivos, se estima que pasen alrededor de 25 años para que haya paridad a niveles de vicepresidencia, y más de 100 años para que haya paridad a nivel dirección general.
Lo anterior implica un gran trabajo por hacer, aunque ha habido avances importantes a nivel global que muestran que cada vez más mujeres participan en consejos de administración.
En un comparativo hecho por Corporate Women Directors International, en 2004 el porcentaje de mujeres era de 10% y el de los hombres de 90%. Una década después, en 2014, los porcentajes alcanzaron 17 y 83, respectivamente, lo que implicó un incremento promedio de 7% (América Latina 6%, Europa 14%, Estados Unidos-Canadá 15% y Asia 7%).
El crecimiento global parece insignificante, pero este esfuerzo implica modificar los usos y costumbres tanto de los ámbitos empresariales como sociales, para lograr cambios estructurales que abran brecha a las nuevas generaciones y puedan integrarse en la nueva dinámica laboral. De ahí la necesidad de aplicar estas estrategias a nuestras empresas en México.
Si algo he aprendido en los años de actividad profesional es la necesidad de entender que la diversidad es un valor que se vive en la práctica, que no se cuestiona y que constantemente se debe fomentar, porque sabemos que tiene un impacto innegable en los resultados positivos del negocio.
Los directivos debemos estar conscientes del reto que representa incrementar el número de mujeres en puestos de alta dirección en México, y entender que fomentar el talento femenino también es una estrategia de negocios.
Fuente: Forbes