Un análisis de la Alianza por la Salud Alimentaria afirma que no se apegaron al convenio de autorregulación sobre anuncios engañosos dirigidos a niños
La Alianza por la Salud Alimentaria denunció que 13 de las 14 empresas incumplieron el acuerdo que suscribieron con la Secretaría de Salud (Ssa) para sacar del aire toda la publicidad engañosa dirigida a niños, relativa a la calidad nutricional de sus productos.
Katia García, investigadora en salud alimentaria de la organización civil El Poder del Consumidor (EPC), que pertenece a dicha alianza, comentó que solo la compañía panadera Bimbo cumplió con lo establecido en el documento que firmaron el 10 de febrero de 2010.
El resto, por el contrario, hizo una mayor inversión para destacar en sus anuncios supuestos atributos nutricionales de sus productos chatarra. “El costo total de las campañas publicitarias por televisión de 11 golosinas, de enero a agosto de 2012, fue de 408 millones 776 mil 124 de pesos”, destacó García.
“Tan solo tres marcas —Rocaleta, Pelón Pelo Rico y Kínder Sorpresa— rebasaron los 50 millones de pesos en anuncios, sumando más de 170 mdp. En contraparte, esa cantidad supera lo destinado para la campaña de prevención de la obesidad del gobierno federal en ese año”, detalló la investigadora.
García explicó que, a tres años del firmar el Programa de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas (PABI), 13 compañías quebrantaron la promesa de anunciarse con base en criterios nutricionales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
EJEMPLOS
En conferencia de prensa, Alejandro Calvillo, director de EPC, puso como ejemplo el caso de la empresa Kellogg’s, que en sus criterios nutricionales considera saludable una porción de cereal de 30 gramos de su producto; sin embargo, contiene 40 por ciento de su peso en azúcar.
“Esto demuestra cómo los criterios que han establecido las empresas para autorregularse son totalmente permisivos para tener publicidad de alimentos que no son recomendables”, agregó García.
Otro producto expuesto fueron las papas Sabritas, que dan un regalo con la imagen de los personajes de Angry Birds, un juego muy popular entre los infantes, a diferencia de las Chips de Barcel (perteneciente a Bimbo), que retiraron los regalos de sus empaques.
Alejandro Calvillo comentó que la autorregulación ha permitido que las empresas manipulen lo establecido en el acuerdo con la Ssa, como Coca Cola, que se comprometió a no dirigir su publicidad a menores de 12 años.
Sin embargo, Calvillo acotó que las campañas de superhéroes y de Navidad, aunque en sus guiones están dirigidas a los adultos, utilizan a Supermán y Santaclós, y los niños de preescolar hasta quinto año de primaria son los más atraídos por esos personajes.
“La campaña de Navidad causa impacto en ese sector de la población al ver la imagen de Santaclós bebiendo el refresco”, resaltó Calvillo.
No obstante, la Alianza por la Salud Alimentaria reconoció las distintas acciones de Bimbo para cumplir los acuerdos con la Ssa, entre las que destacan publicar criterios nutricionales más acordes con las recomendaciones internacionales, retirar los regalos y el uso de personajes, así como no anunciar los productos en horarios infantiles.
CULPA DEL GOBIERNO
Alejandro Calvillo explicó que “el compromiso voluntario suscrito por algunas de las principales empresas de alimentos y bebidas es una muestra del fracaso de este tipo de iniciativas, ya que no existen criterios comunes, se generan competencias desleales entre las empresas que cumplen y las que no, y tampoco hay autoridad que las obligue o sancione. El resultado es que se mantienen las mismas prácticas”.
Los integrantes de la alianza insistieron en que los compromisos voluntarios y la autorregulación no sirven, y recordaron que la OMS estableció desde mayo de 2010 que es una obligación de los gobiernos “proteger a los niños y las niñas de este tipo de publicidad”.
Alma Meneses, de la Red por los Derechos de la Infancia, destacó en la conferencia que “niñas, niños y adolescentes representan 30 por ciento de la población del país… consideramos que recibir información precisa y fidedigna sobre los productos que consumen es indispensable para ellos”.
Meneses hizo un llamado “a las empresas procesadoras para que cumplan con este compromiso lo antes posible, para que los niños cuenten con herramientas que les permitan tomar decisiones en beneficio de su salud”.
El PABI “es un ejemplo más de la falta de voluntad de las autoridades para solucionar de fondo el problema de la obesidad”, opinó Meneses.
Las organizaciones concluyeron que este código carece de cualquier criterio nutricional para establecer qué productos son lo que pueden realizar publicidad para niños, además de que no establece un control de los mecanismos de manipulación y engaño más frecuentes, como los regalos y el uso de personajes populares.
Claves
Libro relacionado
El libro La obesidad en México, recomendaciones para una política de Estado establece que es necesario regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños.
El texto fue elaborado por la Academia Nacional de Medicina y avalado por la UNAM, el Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
La obra destaca que “la autorregulación de esta publicidad no cumple con los criterios mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud”.
La Alianza por la Salud Alimentaria reiteró que la protección de la infancia frente a la publicidad es una obligación que está incumpliendo el Estado mexicano.
Fuente: Milenio