Balance neto o net meetering. Fuera del mercado eléctrico y del negocio de las renovables, pocos saben qué significan esas dos palabras unidas. Y sin embargo, se van a popularizar. Simplificado, el balance neto es el sistema que va a permitir a los consumidores producir su propia electricidad, volcar a la red el excedente que pudieran generar y descontar ese excedente del recibo de la luz. El concepto va unido al autoconsumo, aunque va un poco más lejos.
Así, en apenas seis líneas, se escribe el germen de una revolución en el mercado de compraventa de energía: la posibilidad de que un consumidor (hogares y pequeñas y medianas empresas), mediante instalaciones fotovoltaicas o con pequeños molinos de viento, se desvincule de las grandes compañías.
Pero no es tan fácil. El autoconsumo eléctrico, hoy por hoy, es todavía un borrador de real decreto, que entró para su análisis en la CNE el 18 de noviembre —el borrador fue elaborado por el anterior Gobierno— que ha agotado el periodo de alegaciones y que, si hay que creer al nuevo Ejecutivo, va a ser “una alternativa real para instalaciones de pequeño tamaño a través del fomento del autoconsumo de energía eléctrica”.
La frase no es hueca. Está contenida en otra norma (el RD 1/2012) que ha establecido una moratoria en el pago de primas a las renovables y que ha puesto en pie de guerra, entre otros, al sector solar fotovoltaico. Tras la moratoria, el autoconsumo puede ser una salida para un sector ahogado y que, según fuentes de la federación de asociaciones UNEF, puede perder 10.000 empleos directos en meses.
El balance neto, en ausencia de primas, puede ser una buena salida al sector fotovoltaico. Porque hasta ahora, el Código Técnico de la Edificación solo obliga a que las viviendas nuevas tengan un determinado porcentaje de solar para calentar agua sanitaria que varía según la zona de España. En Almería se exige un 70% y en Bilbao un 30%.
Ahora se da un paso más, según la norma en elaboración, se dirige a consumidores en baja tensión (la potencia máxima de la instalación será de 100 kw) que, con una inversión de en torno a 6.000 euros —en el caso del usuario residencial— y con una ocupación de espacio mínima (10 metros cuadrados) pueden instalar paneles fotovoltaicos para abaratar su factura eléctrica. La amortización de la inversión dependerá del lugar de residencia y la irradiación solar y, sobre todo, del valor que se conceda al kilovatio producido en autoconsumo.
“Es la cuestión fundamental”, explica Luis Torres, director general de SunPower Energy Systems. “La cuestión del precio es una decisión política” añaden fuentes de UNEF, y de ella dependerá el desarrollo del balance neto. El asunto es simple. En el sistema diseñado, un hogar producirá kilovatios y una comercializadora se encargará de hacer la cuenta de la diferencia entre lo consumido y lo producido. Por los kilovatios que adquiera a la compañía distribuidora para completar sus necesidades, el consumidor abonará peajes de acceso y un “coste del balance neto”. Pero “¿qué peajes debe pagar un autoconsumidor cuyos kilovatios los consume en el mismo lugar o muy próximo a donde los produce?, ¿debe pagar costes de transporte?, ¿debe pagar pérdidas?, ¿debe pagar por capacidad?”, se pregunta un miembro de UNEF. “Durante un periodo de al menos dos años”, asegura Torres, “la valoración del kilovatio producido en autoconsumo debería ser la misma que la del producido en central, solo después, gradualmente, se debería, quizá, pagar determinados conceptos”.
Más regulación
Mientras se deciden los detalles de la norma, las asociaciones abogan por regular el autoconsumo en su sentido más amplio. La idea es que varios consumidores puedan beneficiarse de una misma instalación de autoconsumo. Porque según la última redacción conocida de la norma, una comunidad de vecinos o un polígono industrial no podría beneficiarse mancomunadamente del sistema. Cada vecino o cada empresa tendría que disponer de su propia instalación.
Con el sector renovable asustado y las compañías tradicionales velando por su negocio, el futuro es incierto. Aunque no todo el mundo tiene las mismas dudas. Un ejemplo: el director general adjunto del ITER (el proyecto internacional para la búsqueda de la fusión nuclear), Carlos Alejaldre, se ha mostrado públicamente convencido de que en el futuro las necesidades energéticas de toda la humanidad podrán ser cubiertas con energía solar y fusión.
Fuente: ElPais.com
Por: Santiago Carcar.
Publicada: 13 de febrero de 2012.