La industria de los influencers está experimentando un rápido crecimiento y muchas empresas han decidido asociarse con creadores de contenido populares. Estos creadores promocionan la marca entre sus seguidores a través de publicaciones y videos seleccionados en las redes sociales.
Sin embargo, se ha vuelto común que cada dos días aparezca un nuevo influencer creando controversia y socavando los esfuerzos de sus socios de marca. Ante estos peligros relacionados con la reputación y el comportamiento de los influencers, los influencers virtuales parecen surgir como la opción más viable para las marcas, de acuerdo con The Conversarion.
Conflicto de responsabilidad social
Los influencers son enormemente valiosos en la industria de las redes sociales debido a su gran cantidad de seguidores leales. Esos seguidores construyen una comunidad de personas con intereses y valores similares, lo que facilita que una marca llegue a un público objetivo específico que tienen en mente.
Si bien, todo se traduce en encontrar al influencer adecuado como embajador de la marca o la compañía, todo comienza a complicarse cuando el personaje en cuestión se ve involucrado en cualquier tipo de escándalo público. Tal vez el YouTuber con el que se trata tenga el público objetivo perfecto, pero es conocido por su comportamiento revoltoso y su paso ocasional por la cárcel.
En última instancia, se podría decir que son seres humanos y comenten errores. Pero, ¿ y si se pudieran evitar estos? Los influencers virtuales parecen ser una solución eficaz, ya que cumplen misiones similares a los reales, sin exponerlos a los mismos riesgos.
Influencer virtuales y responsables
Un influencer virtual es un personaje digital creado mediante software de diseño gráfico, simulación y animación en 3D. Por lo tanto, no posee una existencia física, aunque existe una excepción con la Barbie virtual. Utilizando el poder de la narración y la serialización, estos personajes ficticios tienen la capacidad de influir en los demás. Gracias a la inteligencia artificial, pueden simular la vida real, tener personalidades y realizar interacciones que parecen naturales.
De manera similar a los influencers reales, los influencers virtuales están en aumento y están adquiriendo cada vez más fuerza, lo cual es favorecido por ciertas empresas. Son considerados confiables, más económicos, siempre disponibles y gozan de gran popularidad entre los consumidores. Además, permiten a las marcas ser más creativas al tiempo que tienen un control total sobre el contenido.
En este contexto, los influencers virtuales son como héroes de series o mangas que fascinan a sus seguidores al dar vida a sus aventuras. Se basan en los códigos de Netflix, reality shows y revistas de celebridades, todo ello asociado a un dominio perfecto de las redes sociales. Puedes ver sus videos musicales o conciertos, observar cómo desayunan antes de asistir a un evento, o participar en pruebas y desfiles de moda. Algunos disfrutan de deportes extremos, videojuegos o viajes.
Con una gran atención al detalle en su vida imaginaria, que se vuelve muy realista a largo plazo, pueden generar cercanía y ganarse la confianza de sus seguidores. Los influencers virtuales humanoides cuyas vidas se asemejan a las de los mega-influencers humanos, y que dominan los códigos de TikTok e Instagram, parecen creíbles y expertos gracias a su antropomorfismo.
Embajadores de marca virtuales
La gran mayoría de los influencers virtuales son jóvenes con apariencia humana, lo que permite que los seguidores se puedan identificar con ellos y se establezca un vínculo socioemocional. Estos influencers virtuales poseen gustos, valores y experiencias que son alimentados por las historias creadas por sus diseñadores.
Lu do Magalu es una de las influencers virtuales más populares y es la vocera del grupo minorista brasileño Magalu, el cual cuenta con 1.477 tiendas físicas de Magazine Luiza. Desde 2009, esta musa ha acumulado 24 millones de seguidores a través de diferentes redes sociales, donde comparte su estilo de vida y sus favoritos. En sus videos, suele brindar consejos prácticos o realizar juegos, acumulando hasta el momento más de 300 millones de visitas.
Imma Gram es considerada la primera modelo virtual. Fue creada en Japón en 2018 y ha aparecido en portadas de muchas revistas de moda. Ha trabajado para marcas reconocidas como Dior, Valentino, Nike, Puma, Ikea y Amazon.
Imma es hiperrealista debido a su modelado altamente detallado en escenas de la vida cotidiana, lo que dificulta distinguirla de una persona real. Incluso tiene una familia y un perro. La empresa encargada de su desarrollo, ModelingCafe Inc., se especializa en imágenes generadas por computadora para videojuegos y películas, y se esfuerza al máximo para que las personas olviden que es un personaje digital.
Por otro lado, Lil Miquela hizo su aparición en Instagram en abril de 2016, presentándose como una influencer de 19 años de California… pero no envejece. Lil Miquela tiene una apariencia extremadamente realista y se ofende si se le dice que no es real. Posee una personalidad muy extrovertida y no tiene reparos en expresar sus opiniones.
Con una personalidad activista, Lil Miquela defiende la diversidad en todas sus formas, además de realizar campañas a favor de los derechos de las mujeres y los robots. También lucha contra el racismo, la discriminación y la violencia policial, y anima a sus seguidores a hacer donaciones a organizaciones y a votar.
Conexiones reales con la IA
Ver a los influencers virtuales llevar a cabo actividades cotidianas y familiares con los usuarios de las redes sociales aumenta su credibilidad. De hecho, el 45% de la tasa de interacción de estos personajes creados con inteligencia artificial está compuesto por mujeres de entre 18 y 34 años. Las adolescentes de 13 a 17 años representan alrededor del 15%, el doble que los influencers reales.
Paradójicamente, parece ser que el hecho de saber que el influencer virtual es una creación digital hace que la relación sea más auténtica y sincera en comparación con un influencer humano que escenifica y monetiza su discurso y acciones. Esta aparente honestidad se basa en la complicidad entre el influencer virtual y sus seguidores, quienes saben que es virtual pero se ven involucrados en el juego.
La apariencia más o menos realista del influencer no parece tener un impacto significativo en la calidad de la relación, que se percibe como amistosa y recíproca, aunque el sentimiento de identificación es menos fuerte.
Algunos de los beneficios para las marcas de trabajar con estos seres virtuales es que no experimentan cambios de humor, no realizan comentarios inapropiados ni tienen comportamientos inapropiados, a menos que estén programados para ello. Otra ventaja es que un influencer virtual puede hablar todos los idiomas y adaptar su estilo de influencia al contexto sociocultural.
¿Son los influencers virtuales mejores que los reales?
Los influencers virtuales se han utilizado especialmente en las industrias del lujo, la moda, la cosmética, el equipamiento y el turismo. Estos sectores requieren un control riguroso de la imagen y se basan en códigos muy específicos. Noonoouri se convirtió en la cara virtual de la marca Dior, mientras que Prada optó por crear su propia embajadora virtual, Candy.
Si bien no podemos afirmar que los influencers virtuales desplazarán a los reales, estos últimos continúan abriendo camino y ganando popularidad. La influencia virtual otorga a las empresas que la utilizan una dimensión moderna e innovadora, rejuveneciendo la imagen de marca y siendo muy diferenciadora en un momento en el que la competencia entre marcas es intensa.