La contaminación es una problemática ambiental que se presenta en casi todo el planeta, esto ha causado una preocupación global que ha desencadenado la imposición de metas y objetivos para erradicarla o reducirla.
Empresas y gobiernos se han comprometido debido a que si la situación continúa como hasta ahora el panorama futuro será completamente aterrador.
Entre las iniciativas que se toman para lograr el propósito está el de reciclar, sin embargo, aunque pudiese parecer una excelente opción, en ocasiones podría resultar contraproducente, tal es el caso de Tailandia.
En dicho país se decidió reciclar los desechos electrónicos, pero esto está afectando directamente la salud de sus pobladores.
Inhalar humo tóxico en Tailandia es el precio del reciclaje
Un artículo publicado por The New York Times, dio a conocer la situación de las personas que se unieron a la iniciativa de reciclar desechos electrónicos. En él se relata que la mayoría de quienes lo hacen se encuentran trabajando en una fábrica mal iluminada y sus actividades consisten en sentarse en cuclillas en el suelo y revisar baterías, placas de circuito y atados de cables.
De estas manera comienza la clasificación de desechos peligrosos con martillos y sin guantes. Algunas personas tienen los rostros cubiertos con trapos para no inhalar los gases que se emiten.
Mientras ellos trabajan el humo se propaga por los lugares más cercanos, apestando y enfermando a los lugareños.
De acuerdo con el NYT, la fábrica llamada New Sky Metal, forma parte de una próspera industria de desechos electrónicos en todo el sureste asiático que surgió cuando China decidió que ya no aceptaría los residuos electrónicos del resto del mundo. Estos se encontraban envenenando sus tierras y a las personas.
Tailandia, en especial, se ha convertido en el centro de esta industria, incluso cuando los activistas la rechazan y su gobierno lucha por equilibrar los intereses contrapuestos de la seguridad pública con las ganancias obtenidas de este negocio lucrativo.
Cabe mencionar que durante el 2018, Tailandia prohibió la importación de residuos electrónicos, sin embargo, expertos afirman que se están abriendo fábricas en todo el país que procesan toneladas de basura electrónica.
Según Jim Pucket, director ejecutivo de la Basel Action Network, una organización que se opone al depósito de desechos en países pobres, los residuos electrónicos tienen que ir a alguna parte y los chinos están trasladando todas sus operaciones al sureste asiático.
La única forma de ganar dinero es conseguir grandes volúmenes de mercancía con mano de obra barata e ilegal y contaminar el medioambiente de manera desmesurada.
Jim Pucket, director ejecutivo de la Basel Action Network.
Las Naciones Unidas informó que cada año se producen 50 millones de desechos electrónicos en el mundo, debido a que muchas personas están acostumbradas a tirar el modelo anterior y adquirir el más nuevo.
Según el NYT, hace unas semanas, la asamblea nacional de Tailandia dio a conocer normatividades laborales y ambientales más relajadas para todas las fábricas, una medida que ha beneficiado a la industria de los residuos electrónicos. De acuerdo con una de las disposiciones, ya no se vigilan los niveles de contaminación de las empresas pequeñas.
Si algunos tipos de desechos electrónicos no se incineran a temperaturas lo suficientemente altas, las dioxinas producidas pueden causar cáncer y problemas de desarrollo ya que se infiltran en el suministro de alimentos.
Sin un almacenamiento adecuado, los metales pesados tóxicos se filtran por el suelo y las aguas subterráneas.
Basura electrónica en el mundo
La cantidad de aparatos con baterías o enchufes que fueron desechados hace un par de años, ascendió a 44.7 millones de toneladas, incluidos paneles solares, celulares, neveras, televisoras y computadores.
Según el documento llamado El monitor global de la basura electrónica 2017 un 20% de esa cifra se recicló. Sin embargo, lo grave es que el 76% de los aparatos terminaron en vertederos o incineradoras, reciclados de manera informal o quedaron almacenados en domicilios.
Los aparatos electrónicos y eléctricos son diversos, contienen hasta más de 200 compuestos diferentes, de los cuales varios son potencialmente peligrosos para la salud humana.
Su manejo no es como todos los demás residuos, los aparatos electrónicos no pueden ser arrojados, enterrados, incinerados o abandonados en la vía pública. Estos se tienen que separar de otros residuos, empacados en cajas y entregarlos en centros de recolección de programas posconsumo. Por ello su reciclaje resulta un tanto peligroso para la salud de los humanos.
América Latina es la cuarta región que más basura electrónica produce a nivel mundial (6.6 kilos por persona por año), muy por debajo de Europa (15.6), Oceanía (15.2), o América del Norte (12.2) pero muy por encima de Asia (3.7) y África (1.7).
Brasil y México son los países responsables de la mayor cantidad de basura electrónica en América Latina. Brasil genera un aproximado de mil 400 toneladas al año, México mil 31 millones de toneladas, mientras que en Argentina se estima un volumen aproximado de 340 toneladas anuales.
Según Greenpeace, hay mucho por hacer. La mitad de los residuos electrónicos se acumulan en casas particulares, oficinas o depósitos; otro porcentaje estimado en un 40% se entierra o va a parar a basurales y apenas un 10% ingresa en circuitos formales o informales de reciclaje.