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¿Inversión de impacto o filantropía?

Por: Emilio Guerra Díaz

Nuevamente una nota periodística llama la atención del espacio “Fundaciones Empresariales”, pues al parecer su contenido plantea uno o varios dilemas. Se trata de: “SVX México, la inversión de impacto por encima de la filantropía” (publicada por Terra el 9 de junio).

La nota señala que: Laura Ortiz, fundadora de SVX México, una consultoría de inversión en impacto social y ambiental basada en un modelo canadiense, fue entrevistada en el marco del IV Foro LatAm Startups, que se llevó a cabo en Toronto, Canadá; expresó que “las personas de alto patrimonio están frustradas con la filantropía tradicional por la falta de rendición de cuentas, por lo que se están inclinando a la inversión de impacto”.

Terra indica que “la emprendedora (ex colaboradora bancaria) ahondó que la inversión de impacto es una alternativa más allá de sólo donar, con base en un modelo sostenible de negocio. ‘En el donativo cada dólar invertido sólo ayuda una vez, pero en la inversión de impacto ese dólar regresa para ayudar a otras personas’… donde más allá del retorno se busca una solución a largo plazo”.

Definir qué es la inversión de impacto resulta un reto muy interesante y como sucede con otros conceptos trasladados al sector social, aquel no está terminado y confluyen diversas perspectivas y énfasis para obtener algún enunciado contundente. Sin embargo, se puede iniciar ese esfuerzo analizando acepciones tradicionales de inversión, para luego enfrentar el concepto “impacto”.

Invertir conlleva la idea principal de que, si dispongo algún recurso, este luego de un proceso de valorización se me regresará incrementado o con alguna utilidad o beneficio (que no solo puede ser monetaria desde luego). Es decir, hay un retorno.

Un factor que no se puede descuidar en la inversión es el tiempo. Es claro que inversionistas que disponen menor volumen de recursos demandan menor tiempo en el retorno de inversión, pues si no se cumple esa condición resulta poco atractivo hacerlo.

Sin embargo, se genera otra pregunta, ¿La inversión de impacto responde a obtener un retorno lucrativo para los inversionistas?

Dentro de la evaluación de Impacto existen varias escuelas metodológicas que se distinguen por los énfasis y definiciones que dan tanto al impacto como los efectos. Algunas de ellas señalan que los impactos y los efectos no se pueden conocer sino hasta que ha pasado un tiempo considerable donde aquellos se manifestarán. Son, por tanto, amigas del mediano y del largo plazo. Otra corriente metodológica señala que los impactos y los efectos se pueden observar ex ante, durante y ex post y que monitorearlos puede resultar muy útil para generar mayor participación social en aras de enriquecer los proyectos sociales.

El título de la nota y el desarrollo de la entrevista a Laura Ortiz pueden sugerir la presencia de uno o varios dilemas que se puede expresar o contener en las siguientes interrogantes:

  • En verdad la inversión de impacto, ¿resuelve “la falta de rendición de cuentas” atribuida a la filantropía tradicional?,
  • ¿A qué marco legal se sujeta la inversión de impacto y está obliga a rendir cuentas?
  • Los proyectos que financia la filantropía tradicional, ¿no son de impacto?
  • Los startups y la filantropía tradicional ¿son ajenas entre sí?, ¿Es o una u otra?
  • ¿Es la “inversión de impacto” y no la filantropía tradicional, la única instancia que contribuye a resolver a largo plazo necesidades sociales?
  • ¿La filantropía tradicional carece de indicadores que midan el impacto de su inversión?
  • ¿Qué beneficio personal obtienen las personas de alto patrimonio hartas o desilusionadas de la filantropía tradicional que invierten en startups que dirigen sus esfuerzos a la inversión de impacto?
  • El donativo que recibe la filantropía tradicional ¿puede llevarse a un nivel de inversión de impacto, o le está negado ese destino? Para ello hace falta ¿un modelo sostenible negocio?, ¿Qué tipo de negocio?
  • ¿Qué metodología para medir y evaluar el impacto sigue esa Startup?
  • ¿Cómo es que un dólar que se destina a inversión de impacto, regresa para ayudar a otros?

Estos cuestionamientos enriquecerán seguramente el debate teórico conceptual sobre las actividades lucrativas y las que se llevan a cabo sin fines de lucro que pueden canalizarse o beneficiar a la filantropía organizada.

Si bien tanto el avance de los startups como el de las empresas sociales asociadas al sector filantrópico están modificando la actitud hacia esas posibilidades que pueden integrar para sí a fin de financiar sus actividades, es importante conocer los propósitos que cada una tiene porque pueden impulsarse iniciativas con una lógica acumulativa, de subsistencia o distributiva que determinan la naturaleza del “modelo sostenible de negocio”.

Desde el Consejo Directivo

El Presidente del Directorio cuestionó si la inversión de impacto, tema al que se dedicó la reunión semanal, pudiera ayudar a salvar a la vaquita marina porque la Fundación Carlos Slim estará destinando recursos como se señaló en la alianza que firmaron el Presidente Enrique Peña Nieto, Leonardo DiCarpio y el magnate mexicano la semana pasada. Quizá ese problema debió de haberse abordado desde la metodología del “impacto colectivo”, donde todos los actores participan desde sus perspectivas para encontrar soluciones a problemas superiores.

Casi pasó por desapercibida la información referente a la situación de la donación de órganos en México que se dio la semana pasada, dijo la Secretaria del Consejo Directivo. Tenemos bajísimos niveles de este tipo de donantes. Citó la información reproducida en el periódico Vanguardia, que de acuerdo al Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), “el número de donadores en México en 2016 fue de solo 4,03 por cada millón de habitantes”.

El Tesorero de la organización manifestó que la empresa American Express ha estado muy activa en su programa “Nutrición para Dos”, que inició en 2014. Tan solo este año ha movilizado 4 toneladas de comida a favor de familias indígenas mazahuas y otomíes, en alianza con el Patronato Pro Mazahua.

El Director de la organización expresó que el Observatorio Nacional Ciudadano informó la semana pasada que la ciudad de México, pese lo que dicen sus autoridades, se muestra como una zona de alto riesgo en la seguridad de las personas ya que los índices de violencia están subiendo desafortunadamente como el asalto a transeúntes, robo con violencia, robo a negocio y homicidios dolosos.


Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.

1 COMENTARIO

  1. Desafortunadamente no todas las noticias son buenas; pero habrá que regocijarnos y difundir las buenas, y trabajemos para que las malas se reviertan; en tanto más conocimiento tengamos, mejor impactaremos.

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