Qué sucede cuando las empresas no satisfacen con rentabilidad las necesidades de sus clientes? ¿Qué sucede cuando el gobierno apenas proporciona condiciones mínimas de convivencia? ¿Qué pasa cuando los ciudadanos muestran vulnerable capacidad de organización para resolver problemas comunes como la basura?
A éstas y a otras preguntas similares, la respuesta es simple: crisis. Y es que en parte, la crisis es resultado de múltiples situaciones de desconexión social que conllevan el costo de sustituir el rol de quienes dejan de participar.
Una solución no compartida no es viable ni sustentable porque necesariamente somos interdependientes. Una posible avenida hacia el futuro es que las empresas que consideran la RSE como estratégica en su negocio, inviertan en comprender de forma más profunda las necesidades de sus clientes y colaboren en la creación de vehículos de participación en asuntos de mutuo beneficio.
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