El mayor escándalo de corrupción en Brasil amenaza con frenar los preparativos para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, ya que amenaza con afectar a compañías constructoras responsables de proyectos para el evento por unos 12,000 millones de dólares.
Fiscales que investigan el escándalo en la petrolera estatal Petrobras han implicado a más de 20 compañías, incluidas cinco que trabajan en instalaciones e infraestructura olímpica.
La investigación ha dejado a las compañías en un momento difícil ya que se acabaron sus líneas de crédito y sus principales ejecutivos están presos a la espera de un juicio.
En un intento por limitar el daño, el gobierno de Río de Janeiro se ha visto por momentos obligado a actuar como banco, prestando dinero a las compañías para evitar que se frenen las construcciones, dijo una fuente con conocimiento del caso.
«Le estamos adelantando dinero a las empresas y cuando se liberen los fondos a nivel federal serán enviados al ayuntamiento», dijo la fuente.
De las cinco firmas, Odebrecht participa en más de la mitad de los proyectos para los Juegos por valor. Las otras cuatro representan gran parte del resto: OAS SA, Andrade Gutierrez SA, Queiroz Galvao SA y Carioca Christiani Nielsen Engenharia SA.
OAS, una de las mayores firmas constructoras de Brasil, presentó la bancarrota en marzo luego de que sus líneas de crédito se acabaran. La empresa es parte de un consorcio que construye una serie de instalaciones olímpicas en Deodoro, en el noreste brasileño, donde se realizarán las competencias de rugby, tiro y BMX.
La empresa dijo que el proyecto no se ha visto afectado.
Cobrar de más a Petrobras, la acusación
Los fiscales sostienen que las constructoras cobraron de más a Petrobras durante años y ese exceso de efectivo fue utilizado para sobornar a políticos.
Todos los pagos de Petrobras a las compañías han sido suspendidos, por lo que aquellas que trabajan para los Juegos enfrentan problemas de efectivo a un año del comienzo del evento deportivo.
Odebrecht no respondió a pedidos de comentarios y Carioca Engenharia declinó realizar declaraciones. Andrade Gutierrez, OAS y Queiroz Galvao dijeron que sus proyectos progresaban con normalidad y el ayuntamiento afirmó que la construcción se estaba dando según el calendario.
Funcionarios olímpicos dicen que el escándalo aún no ha causado retrasos, pero está complicando el ya masivo desafío de construcción pues Río intenta realizar una renovación urbana de tal magnitud no vista para los Juegos desde Barcelona 1992.
La ciudad parece un gigantesco sitio de construcción pues las compañías están trabajando en una extensión del metro, vías férreas, el área del puerto, nuevas autopistas y decenas de instalaciones deportivas.
Otra firma envuelta en el escándalo, Mendes Junior SA, se retiró de un contrato para arreglar el sistema de desagüe alrededor del estadio de Maracaná donde se jugarán partidos del campeonato de futbol olímpico.
Mendes Junior dijo que ya no participaba de ningún proyecto olímpico, aunque no citó la investigación a Petrobras como la razón.
Promesas incumplidas
Río ha admitido que no podrá cumplir con todas las promesas hechas durante su candidatura para mejorar el sistema de desagüe de aguas residuales y reducir la contaminación en la bahía de Guanabara en un 80%.
Aún así, a un año de los Juegos falta mucho por hacer y cómo manejen los diferentes niveles del gobierno las consecuencias del escándalo de Petrobras será clave para que el trabajo se termine a tiempo.
Fuente: CNN