Jóvenes desdeñan compra de ecoropa

Pese a estar muy involucrados con el ambiente, no les importa cómo se hacen las prendas

Así como la era digital, también la ecología es una característica de la Generación Y, como se ha llamado a los jóvenes mexicanos de entre 17 y 27 años que vivieron el cierre de las escuelas por los altos índices de contaminación en los noventa.

Cambio climático es un término común para ellos y fueron los primeros en tener una materia de Medio Ambiente en educación básica. Pero aunque son la población más involucrada en el tema, éste aún es secundario es su vida.

Hace cinco años, Nallely Hernández diseñó una colección de ropa ecológica para primaverano, hecha a base de algodón orgánico y los estampados tenían leyendas a favor del ambiente.

Astral Freaks auguraba un éxito absoluto. Lo más lógico era que, como los jóvenes estaban bombardeados con los temas ecológicos, consumirían bien su producto.

Sin embargo, un mes después se convirtió en un fracaso, a tal grado que tuvieron que sacar la ropa de los aparadores. De los 350 modelos concebidos, sólo se maquilaron 60 prendas, de las cuales ni la mitad se vendió.

La primera causa para el fracaso fue el precio, porque un algodón orgánico cuesta hasta lo doble que uno normal.

El primer es cultivado libre de agroquímicos e hilado y teñido sin sustancias tóxicas, lo que requiere más tiempo de cosecha y preparación. Mientras los campos de algodón convencional son unos de los más voraces consumidores de pesticidas y fertilizantes tóxicos.

“Veinticinco por ciento de los pesticidas y fertilizantes usados en el mundo son rociados en los campos de algodón convencional, a pesar de que estos campos sólo ocupan 3% de las tierras agrícolas de todo el mundo “, afirma Nallely Hernández.

La segunda causa de las escasas ventas de esa colección fue el diseño. Los estampados verdes con leyendas ecológicas y decorados sobres la naturaleza fueron poco atractivos para los jóvenes. Las líneas más exitosas y llamativas par Astral Freaks han abordado temas especiales y de milicia.

Luego de comprobar el rezago de las prendas sobre los aparadores, los dueños decidieron retirarlas del mercado y desde aquella primavera-verano no han vuelto a idear un proyecto similar, porque además de las pérdidas por la baja producción, conseguir el algodón orgánico era muy difícil: había que importarlo de Estados Unidos.

“Somos una marca que hace moda y a nuestros clientes, que en su mayoría son chavitos, no les preocupa de qué está hecha su ropa; lo más importante para ellos son la accesibilidad y el diseño”, reconoce Nallely.

Mildreth Ávalos, dueña de la tienda Ecological, coincide con la diseñadora. Desde hace casi dos meses abrió en Polanco un concepto de productos ecológicos, desde cosméticos, bicicletas, ropa y jeans con lemas en pro del ambiente.

“La tela de los jeans que vendo no es ecológica. Si intentara importar algodón orgánico, los precios se elevarían hasta las nubes y, como todo negocio, tengo que vender”, afirma.

Lo único que estuvo en sus manos fue reducir los procesos, mucho de éstos químicos, utilizados para decorar la mezclilla.

Mientras más intervenías están las fibras para crear texturas, colores, estampados, mayor es el impacto sobre el ambiente. En Ecological sólo se usan 15 etapas diferentes.

Durante los escasos 60 días que Mildreth ha estado detrás del mostrador ha podido ver que contadas son las personas que leen o se interesan por las etiquetas biodegradables con lemas en defensa del planeta. De hecho, cada vez que compran las prendas, ella es quien termina por mencionarles el contenido.