Enemistado con figuras emblemáticas de su partido, incluso con el actual gobernante al que ayudó hace cinco años, el opositor y vicepresidente Juan Carlos Varela es un miembro de la élite empresarial que apeló a lo social para alcanzar el poder en Panamá.
Varela, un ingeniero industrial de 50 años y empresario de la industria licorera, llegó a la presidencia en su segundo intento a través de su partido Panameñista, de centroderecha, y otrora aliado de la ex Mandataria Mireya Moscoso, quien gobernó entre 1999 y 2004.
El líder panameño claudicó a sus aspiraciones presidenciales cinco años atrás al sumarse a la fórmula del actual Mandatario Ricardo Martinelli a pocos meses de las elecciones generales de 2009. Este respaldo le permitió a Martinelli adjudicarse la presidencia con más de 60 por ciento de los votos.
Martinelli había prometido respaldar la candidatura presidencial de Varela en los comicios de 2014, pero éste rompió con la alianza de Gobierno en agosto de 2011 tras su destitución como Canciller y se convirtió en opositor, sin desligarse del cargo de vicepresidente.
Martinelli nunca le impidió a Varela asistir a las reuniones de gabinete, pero éste sólo acudió a las reuniones al principio y luego se ausentó, lo que le generó críticas.
«Varela se fue del Gobierno porque no quería trabajar y por razones personales. Es un ‘botellón’ (se le dice botella a gente que cobra sin trabajar). Cobra su sueldo como vicepresidente y no cumple con sus tareas asignadas», dijo Martinelli.
El Mandatario saliente terminó respaldando a un candidato de su partido Cambio Democrático, el ex Ministro de Vivienda José Domingo Arias, un político de escasa trayectoria y ficha política de Martinelli.
«Dejamos muchas obras que quedaron para el país y serví por 26 meses, luché contra la corrupción internamente en el Gobierno; me costó el puesto, pero camino con la frente en alto y voy a seguir con el presupuesto de inversión pública que se hizo en este Gobierno, pero lo voy a hacer con mucha más transparencia y prioridad en la parte humana», dijo Varela en una reciente entrevista.
Varela es considerado del mismo círculo empresarial de elite de Panamá al que pertenece Martinelli. Incluso, el gobernante ha dicho que Varela es socio comercial suyo y que ambos han compartido reuniones sociales en clubes y zonas exclusivas del país.
Sin embargo, el líder opositor ha intentado mostrarse como un empresario experimentado con vocación social y que busca el poder para servir a los intereses del pueblo.
Varela refutó que forme parte de una especie de nueva corriente de empresarios poderosos que buscan el poder para hacer negocios en este país centroamericano, famoso por su canal interoceánico.
«Si se dedican a hacer negocios son una plaga, pero si ponen la capacidad gerencial, sus conocimientos, su formación al servicio del pueblo se convierten en hombres de Estado, como pretendo llegar a serlo», señaló.
Algunos coinciden en que la principal característica de Varela es su interés por el tema social.
«Le gusta servir», dijo Roberto Eisenmann, presidente fundador del diario La Prensa y acérrimo crítico del Gobierno de Martinelli.
«Él dejó algunos programas en marcha en la administración, lo suyo es su vocación social».
Varela estuvo 26 meses en el Gobierno de Martinelli y se le acredita haber impulsado al menos tres de las iniciativas sociales y de subsidios más reconocidas de la administración saliente: el pago de 100 dólares a personas mayores de 70 años que no reciben jubilación alguna, la beca universal en las escuelas públicas y la transformación del popular barrio capitalino de Curundú en una zona de edificios residenciales con alcantarillado nuevo y canchas deportivas. Curundú era tierra de nadie, con un montón de casas de madera destartaladas y cultivo de la violencia pandillera.
Oriundo de la provincia de Herrera, en el centro del país, Varela nació en una familia de empresarios dedicada a la industria licorera. Estudió ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico de Georgia, Estados Unidos, y desde la década de 1980 fungió como directivo de la empresa de su familia.
De su familia nació también el interés por la política, ya que desde adolescente acompañaba a su padre Luis José en viajes para organizar un movimiento de panameñistas que respaldaba al caudillo Arnulfo Arias, de raíces nacionalistas y quien ocupó efímeramente la presidencia de Panamá en tres ocasiones. En 1968, Arias fue depuesto por los militares, con lo que se inició la era castrense que se prolongó hasta 1989.
Mireya Moscoso fue esposa de Arias y ganó la presidencia en 1999 después de perder en su primer intento cinco años antes. Concluido su período de gobierno de cinco años en 2004, comenzó a emerger con fuerza la figura de Varela.
Sin embargo, divisiones entre los arnulfistas llevó a la creación del partido Panameñista y a un alejamiento entre Moscoso y Varela. La ex Mandataria, que aún arrastra a masas de seguidores arnulfistas, le dio la espalda a Varela y respaldó al candidato del partido de Martinelli.
Pero a pesar de no contar con el apoyo de figuras como Moscoso y de haber estado prácticamente en la mayoría de las encuestas en el tercer lugar, Varela no quiso esta vez tirar la toalla. Ni siquiera lo detuvieron las revelaciones en la prensa de que recibió supuestamente cientos de miles de dólares de cuentas vinculadas a la hija de un amigo de la familia, que fue condenada por lavado de dinero en Estados Unidos.
Mantuvo su campaña enfocada en su promesa de congelar los precios de una veintena de productos básicos como medida para bajar la presión del alto costo de la vida, que según las encuestas es la principal queja de los panameños en un país con un fuerte crecimiento económico.
Pero críticos de su campaña dicen que esa es la única propuesta concreta que ha hecho.
«Varela no tiene programa (de Gobierno), todavía no lo ha dado a conocer, porque eso de congelar el precio de productos para controlar la canasta básica no es una política», dijo Marco Gandásegui, profesor de sociología en la estatal Universidad de Panamá e investigador del no gubernamental Centro de Estudios Latinoamericanos.
«No quiere decir que no haya una política (en esa propuesta), por supuesto que la hay, pero es la misma que viene desarrollando el país desde hace 20 años y que ha demostrado que no es viable, que nos ha llevado a un callejón sin salida».
Varela está casado con la comunicadora Lorena Castillo y tienen tres hijos: Gian Carlo, Adrián y Stefan.
Fuente: El Reforma