Es más que sabido que uno de los países que más violan los derechos humanos es China. De hecho, esta situación ha generado un número considerable de actos de protesta en organismos de la sociedad civil, defendiendo la idea de que los Juegos Olímpicos son una fiesta del espíritu humano y que no es posible llevar a cabo dicha festividad en un país donde se cometen tan flagrantes abusos.
Artistas plásticos y algunas organizaciones civiles han generado algunos trabajos de protesta; de entre ellos, debido a su sencilllez, connotación y profundidad, hemos querido mostrar éste, obra de Hayan Maani, donde el impacto es directo y toca centralmente los tres primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos humanos.
Podría parecer que estas acciones no involucran directamente a las empresas y su responsabilidad social, sin embargo, situaciones como las de Omega, muestran claramente lo contrario; los patrocinios en esta ocasión definitivamente estarán intimamente ligados a la percepción mundial y a las acciones que seguramente varias ONG’s lleguen a emprender.
Curiosamente, algunas de las marcas ligadas al evento pertenecen a empresas que actualmente manejan fuertes programas de responsabilidad social, como Coca-Cola, GE y McDonald’s, entre otras.
Indudablemente un juego de estrategias donde se pondrán a prueba filosofías, acciones mediáticas y estrategias de posicionamiento.
Los Derechos Humanos y los Juegos Olímpicos de Beijing se han convertido en un interesantísimo foro de discusión con diversas aristas, una de ellas es sin duda la que involucra a las empresas patrocinadoras y su labor de Responsabilidad Social con la que desean verse unidas, sin abandonar su presencia e imagen en la bomba mediática que significan los J.O.
El problema está dado, la estrategia será sin duda, navegar lo más discretamente posible para salir lo menos dañado que se pueda en la coyuntura y esperar a que amaine la tormenta para gozar otros cuatro años de calma.
La lección para las empresas al final quizás sea, incrementar su participación en causas de Responsabilidad Social preparando su inevitable confrontación ante eventos de trascendencia mundial en los que inevitablemente querrán ver su marca reflejada.
Tienes razón, Armando. El patrocinio de estos juegos se ha vuelto un verdadero reto para las marcas, quienes se bambolean en el exposure mediático y su afinidad con la Responsabilidad Social. Un tema que será digno de comentar cuando la justa olímpica llegue por fin.